En 2019, Elon Musk aseguró que Tesla tendría un millón de taxis autónomos en la carretera al año siguiente. El Tesla Cybercab ha llegado cinco años después, pero el magnate sudafricano ha mantenido la idea inicial: durante su presentación señaló que los producirá en masa.
Apunta a otra promesa que no cumplirá Musk, o parece complicado que lo haga: estos taxis autónomos, sin volante ni pedales, necesitan el permiso de la NHTSA (la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras por sus siglas en inglés). No tiene pinta de que lo vaya a conseguir.
Nadie ha conseguido licencias para taxis sin volante ni pedales
Tesla pretende que los robotaxis sean su producto estrella en un futuro cercano, junto a los robots operados por inteligencia artificial cuyas capacidades falseó durante la presentación del Cybercab. Un objetivo muy ambicioso que dejaría en segundo plano los coches eléctricos y que, en el caso de los taxis autónomos, se topa de frente con la regulación norteamericana.
Y es que para que estos taxis sin volante ni pedales puedan circular necesitan el visto bueno de la NHTSA. Licencia que Tesla no ha solicitado aún, según afirma Automotive News tras consultar a la DGT estadounidense. Pero es que aunque lo consiguiera, lo que se antoja difícil, pondría muchos menos en las calles que las cifras pretendidas por Musk.
Sólo para llevar paquetes, nunca para personas. Actualmente, dos firmas han conseguido prestar servicio con taxis autónomos en algunas ciudades de EEUU: Waymo (perteneciente a Alphabet-Google) y Cruise, de General Motors. En ambos casos estos robotaxis son coches eléctricos adaptados para ser autónomos, pero sí tienen mandos de conducción. Conducen solos, pero también puede hacerlo un conductor.
Estas dos empresas, previamente, también mostraron una suerte de shuttles que no tenían ni volante ni pedales. Ninguno ha visto la luz. En 2022, General Motors solicitó a la NHTSA que su Cruise Origin pudiera circular: dos años y medio aún no la había conseguido, así que este julio acabó por cancelar el proyecto.
Con esto en la mano, y a menos de que Tesla incluya mandos convencionales en el Cybercab, todo indica que será muy complicado que Tesla consiga el permiso del organismo de seguridad. Por lo que parece, la firma no tiene intención de que así sea: al menos así lo habrían confirmado cargos de la marca durante la presentación.
Hoy por hoy, la NHTSA únicamente ha concedido una solicitud a un vehículo de esta características: el de la startup Nuro para sus pequeñas furgonetas autónomas de reparto, que no transportan personas si no paquetes.
Por otro lado, la NHTSA ha permitido desplegar a Waymo y Cruise flotas mucho más reducidas que la que pretende Musk: sólo 2.500 vehículos al año. "A menos que el Congreso aumente este límite, como lo habrían hecho varios proyectos de ley fallidos, las exenciones no son una vía viable para un fabricante de producción en masa", señala Bryant Walker Smith, profesor de derecho de la Universidad de Carolina del Sur y experto en vehículos autónomos, a Automotive News.
Esto siempre hablando de regulación estatal: en algunos estados Tesla igualmente necesitará permisos específicos, como es el caso de California. Precisamente donde prestan servicio, o lo han hecho, los robotaxis de Waymo y Cruise. Concretamente San Francisco. Tampoco hay constancia de que la marca haya iniciado trámites para obtener la licencia en California para sus Cybercab.
"Creo que la cuestión más importante son los permisos estatales", explica Mary Cummings, ex asesora de la NHTSA. "Hasta que Tesla proporcione al estado los datos de las pruebas, estarán muy lejos de obtener los permisos necesarios en California".
Precisamente una de las críticas que más ha recibido Tesla tras la presentación de este robotaxi es que no se aclarara nada en relación al marco regulatorio que permitirá a sus coches autónomos circular, prestar servicio o incluso alquilarlos.
Un sistema de conducción autónoma aún en pañales. A esto se añade la poca información que detalló de la tecnología autónoma del Tesla Cybercab: ni de su hardware ni de qué tipo de sensores o cámaras lo harán posible. Cuando precisamente esto es esencial para obtener dicha licencia y demostrar ante la NHTSA que es segura para los usuarios, así como para peatones y otros vehículos.
Tesla lleva además años prometiendo una conducción autónoma total que nunca llega: su Autopilot FSD sigue siendo de nivel de automatización SAE 2, que obliga incluso a llevar las manos al volante, cosa que no ocurre con el Drive Pilot de Mercedes o el Blue Cruise de Ford.
Este sistema está además bajo lupa de la NHTSA por provocar accidentes mortales o otros incidentes. Y no ayuda que esta tecnología ahora prescinda de los radares y fíe todo a las cámaras. El sistema de los shuttle sin mandos de Cruise y Waymo se basaban tanto en cámaras como en radares LiDAR y sensores y a pesar de ello no obtuvieron la licencia del organismo de seguridad.
Teniendo todo esto en cuenta no parece que estos robotaxis vayan a llegar al mercado en 2026 o en 2027 a más tardar, tal y como planea Tesla. Y menos en masa. Más aún si cabe con la hoja de ruta dibujada: Musk pretende que los particulares también puedan adquirirlos para alquilar trayectos como si de una mezcla de Airbnb y Uber se tratara.
Por no mencionar que los propios robotaxis de Waymo y Cruise, que ya llevan pasajeros y obtuvieron la licencia, también han protagonizado no pocos incidentes por lo que están siendo investigados por la NHTSA. En el caso de los de General Motors tuvieron que dejar de operar a finales del año pasado.