Bosch propone que las plazas de los aparcamientos públicos interactúen con los conductores que buscan dónde estacionar su coche. Los cómodos sistemas de luces verdes y rojas para indicar si las plazas están libres u ocupadas pueden tener los días contados y pasaremos a localizar las plazas libres con el móvil o la conexión a internet de nuestro coche.
Unos sensores instalados en las plazas de aparcamiento serán capaces de detectar si hay un vehículo estacionado o no en ellas y transmitirán esa información a un servidor que da soporte a una web y a una app desde la que los usuarios podrán ver las plazas disponibles y ser guiados hasta ellas. Esto se estima que reduciría en un 30% el tráfico en los garajes que no tienen ningún sistema de localización buscando sitio para aparcar, lo que conlleva menos consumo y emisiones.
¿Tiene más ventajas?
Claro, para empezar el coste de instalación es menor que el de las luces verdes y rojas porque sólo es necesario instalar los sensores, que transmiten sin cable y son autónomos. Las baterías tienen una duración de siete años y el encargado del mantenimiento del aparcamiento puede controlar cómodamente el estado de la carga de cada sensor.
Esto es un paso más para la conducción autónoma como los coches eléctricos que se van de paseo para recargarse. Hoy somos nosotros los que buscaremos esa plaza y conduciremos hasta ella guiados por un navegador, pero cuando la conducción autónoma sea una realidad, será el coche mismo el que busque y nos lleve hasta allí.
El control de la ocupación del garaje es total, se aprovecha hasta la última plaza y además los encargados de éste pueden ver estadísticas a tiempo real y también elaborar sus informes. Además a los usuarios les evita estar dando vueltas por el garaje en busca de las plazas vacías porque saben dónde están. Lo que yo me pregunto es... ¿Habrá pique por llegar a esas plazas?