Si preguntamos aleatoriamente a una cuantiosa muestra de población, al preguntarles sobre qué les crea cierto rechazo acerca de los coches eléctricos un porcentaje muy alto nos contestaría que los dilatados tiempos de recarga.
No les faltaría razón y por eso los fabricantes de vehículos están involucrados en la creación de modos de recarga más rápidos como supercargadores, cargas de alta potencia por inducción sin cables o, como en el caso que está desarrollando NIO, la instalación de puestos de cambio de baterías que ya es realidad.
Más de 1.000 estaciones de sustitución para 2020
Después de haber presentado el NIO ES8 como rival directo del Tesla Model X y de haber arrasado con su superdeportivo eléctrico el NIO EP9 incluso en Nürburgring, la firma china está llevando a cabo un proceso de expansión de una idea poco convencional.
Si los tiempos de recarga son un problema, entonces los eliminamos. En la Fórmula E donde NIO también está presente se cambian los coches a mitad de carrera (a partir de 2019 ya no), en el NIO EP9 desarrollaron un conjunto de baterías extraíbles y este mismo planteamiento lo quieren trasladar a los vehículos de calle con puestos de sustitución automatizada.
Tras haberlo presentado como una idea de futuro hace aproximadamente un año, NIO ha instalado la primera de sus estaciones de recarga, y lo ha hecho precisamente al lado de un supercargador de Tesla. Una estación que quiere ser la primera de 1.100 estaciones planeadas para 2020 que darán servicio a los casi 3.500 NIO ES8 que la firma ha vendido desde que se iniciase su producción y venta este verano.
El sistema comienza alineando el coche y asegurándolo en un punto exacto. A partir de ahí el banco de trabajo automatizado es capaz de retirar la batería agotada del suelo del vehículo y sustituirla por otra completamente cargada en un proceso de aproximadamente tres minutos.
Obviamente para conseguir este fin hay que recurrir a una compleja planificación a largo plazo con el diseño de baterías expresamente desarrolladas para este fin y una instalación ex profeso sobre el vehículo, incluyendo maquinaria y herramienta específica así como los métodos de conexión y transferencia de energía.
Estas estaciones de sustitución se suman a la red de recarga publica china y a las iniciativas privadas de sus propios clientes. Los ES8 pueden cargarse de forma tradicional pero estos emplazamientos automatizados de sustitución ofrecen la posibilidad de pasar de una batería descargada a una con el 100% de su capacidad en menos de lo que se tarda en repostar un coche de combustión interna.
Ahora bien, esta iniciativa de battery swapping no es nueva. Sin ir más lejos Tesla se planteó un sistema similar que acabaron por abandonar, algo que también ocurrió con Renault e incluso con Mercedes-Benz.
Entre los factores que abocaron estos planteamientos al desastre las marcas se encontraron con los altos costes logísticos y de planificación que requerían estos sistemas, la posibilidad de accidentes eléctricos por malas conexiones, además del coste añadido que supone tener un mayor número de baterías en circulación y el impacto económico que finalmente se traslada al cliente de manera obligatoria, ya sea con baterías en propiedad o en alquiler.
Si el formato de negocio de NIO se está asemejando bastante al de Tesla, la marca china ha visto en el sistema de baterías de alquiler de Renault un gran aliado para reducir el coste de compra de cada vehículo eléctrico pero que a cambio requiere una cuota mensual para pagar tanto el alquiler y uso de la batería como el acceso a la red de puestos de sustitución de paquetes.
Puede que no sea un formato que no acabe de convencer a muchos o que el pago mensual resulte incómodo, pero al fin y al cabo esta opción se trata ni más ni menos que otra alternativa que acerca el uso de los coches eléctricos al de los coches de combustión tradicionales. Algo que siempre es positivo para el desarrollo de la industria.