El último capítulo en materia de ofensivas industriales patrocinado por la DGT no va ni de radares (aunque Pegasus también tiene lo suyo) ni de drogas o alcoholemias (aunque ya sabemos que los controles se montan en cualquier lugar, momento y circunstancia). El último capítulo tiene que ver con el estado de los vehículos, y más concretamente con la ITV.
Sobre si la ITV garantiza o no el buen estado de los vehículos, se pueden abrir mil debates; pero lo que cuenta para la DGT es que la mitad del parque de vehículos tiene 10 años o más (sí, la crisis, la falta de financiación, los impuestos y todo lo que podamos decir, exacto). Así que andan removiendo el tema y enviarán cartas de aviso a los 2.462 propietarios de vehículos detectados recientemente con la ITV por pasar, con un aviso sobre sanciones para quienes no acudan a la inspección.
A los propietarios de vehículos que no hayan pasado la inspección en su momento se les dará un plazo de unos días y, si no cumplen, se les sancionará por infracción grave, lo que comportará una multa de 200 euros.
Para aquellos propietarios cuyos vehículos fueron detectados con la ITV desfavorable en el último control, realizado en marzo, se anuncia una multa de 500 euros por infracción muy grave si no han llevado el vehículo a pasar nuevamente la inspección.
Quizá este último punto sea el más llamativo. Vale que cuando a uno le dan el desfavorable en la ITV tiene un plazo inferior a dos meses para subsanar los problemas y volver a pasar la inspección. Y si ese plazo pasa, a uno le pueden dar de baja el vehículo. Pero, si no circula con él por el motivo que sea, ¿a qué viene la sanción de 500 euros? ¿Cómo se justifica?
Este es uno de esos temas en los que cuando hablamos de seguridad y lo mezclamos con el color del dinero, acaba saliendo una amalgama extraña. Lo cual no quita para que uno piense que una inspección vehicular periodica realizada en condiciones es necesaria por pura seguridad vial.
Fuente | DGT