No, el reposacabezas del asiento del coche no es un elemento de confort, sino que se integra entre los elementos de seguridad pasiva del vehículo, como es el caso del cinturón de seguridad o el airbag.
Y como bien recuerda la DGT, su correcta colocación es esencial para evitar o minimizar lo máximo posible lesiones cervicales, derivadas del efecto látigo en caso de alcance: lo que se conoce como latigazo cervical.
Qué es un reposacabezas y qué tipos hay
Este cojín que se ubica en la parte superior del asiento no es para que apoyemos la cabeza mientras conducimos. De hecho nunca se debe hacer porque perderá su efecto de protegernos de una lesión cervical.
Se trata por tanto de un elemento de seguridad pasiva obligatorio desde hace varias décadas y que debe estar homologado, cumpliendo una serie de características en cuanto a forma, materiales, tamaño o anclajes.
Los reposacabezas a día de hoy pueden ser de dos tipos:
- Pasivos: son los más habituales, y van o bien integrados en la estructura del asiento, pudiendo regularse, o bien forman una sola pieza con el asiento, como por ejemplo en lo de tipo deportivo o bucket. Si se colocan correctamente (en el caso de los regulables), harán su cometido correctamente.
- Activos o inteligentes: más modernos y menos numerosos (modelos de Volvo o BMW lo equipan por ejemplo). En su caso se activan automáticamente ante una colisión, normalmente un alcance trasero, sujetando la cabeza. Lo hacen mediante una placa de presión que se sitúa en el respaldo y un sistema de muelles, que hacen que el reposacabezas se mueva automáticamente hacia arriba y hacia delante, protegiendo la cabeza y el movimiento del cuello.
Cómo debe ir colocado y ajustado
El reposacabezas estará cumpliendo su función si detiene el movimiento de la cabeza sin causar daño en caso de choque.
Por ejemplo en un impacto por detrás (alcance la cabeza se moverá hacia atrás y hacia delante y en un choque frontal se desplaza primero hacia abajo y luego hacia atrás. En ambos casos el cuello hace una hiperflexión y una hiperextensión.
Y para minimizar estos movimientos, que con un impacto se producen de manera violenta, el reposacabezas ha de estar bien colocado en todas las plazas o, si no, no servirá de nada:
- Distancia con la cabeza: debe estar a unos 4,0 cm de la cabeza, dejando por tanto esta holgura entre la misma y dicho cojín.
- Altura: tiene que regularse de manera que el centro de gravedad de la cabeza (es decir la altura de los ojos) coincida con la parte resistente del reposacabezas. Es decir que el borde superior de este elemento debe estar entre el la parte superior de la cabeza y la altura de los ojos.
- Asegurado: cuando lo regulamos, debemos comprobar que queda bloqueado en esa posición. Lo que se aprecia cuando escuchamos un "clic" que indica que ha quedado ajustado y fijo en la misma, como ocurre con el asiento.
- Respaldo: para conseguir esos 4,0 cm de separación con la cabeza ayuda la inclinación del respaldo del asiento, que nunca debería ser superior a 25 grados.
- Cinturón abrochado: para que el reposacabezas amortigue el movimiento de la cabeza en caso de choque, también es vital que vayamos correctamente sujetos con el cinturón. De hecho, hacer uso de este elemento es obligatorio en todas las plazas (salvo profesionales en ciudad) y no llevarlo abrochado conlleva multa de 200 euros y la resta de cuatro puntos del carnet.
Dejar el reposacabezas en su posición más baja puede agravar las lesiones cervicales, ya que no acogerá la cabeza, deteniendo su oscilación tras el impacto. Según el RACC, el 98 % de las lesiones cervicales, son causadas por accidentes de tráfico.
Qué es el latigazo cervical
Cuando se produce un alcance trasero, la cabeza realiza un fuerte movimiento de vaivén del cuello que puede llegar a ocasionar graves lesiones en las vértebras cervicales.
Es lo que se conoce como latigazo cervical y puede producirse a velocidades superiores a 10 km/h, siendo por tanto muy frecuente en caso de que impacten contra nuestro coche por detrás. No obstante, en el caso de choques frontales o laterales, el hacer del reposacabezas bien colocado también minimiza daños.
Entre las lesiones que puede producir el latigazo vertical encontramos rigidez y dolor de cuello (menores), pero también más graves como pequeñas hemorragias internas, hernias discales, rotura de ligamentos, o incluso problemas neurológicos graves y tetraplejias.
Si bien este efecto es más acusado en los asientos delanteros, en las traseras también se produce. Es por ello que el reposacabezas debe ajustarse correctamente en función de la altura del ocupante también en la bancada posterior, especialmente si se trata de personas de avanzada edad, con más problemas musculares u óseos.