En 2012, Tesla lanzó al mercado el Model S. Uno de sus elementos más llamativos era su pantalla táctil central de 17 pulgadas, en la que se controlaba casi todo, desde el climatizador hasta el GPS. En 2017, Tesla va un poco más lejos con el Model 3 y elimina ya cualquier tipo de botón y hasta el cuadro de instrumentos. De repente, todas las marcas llenan sus coches de pantallas táctiles eliminando botones.
Pero está tendencia podría haber tocado techo. Ya que no son pocas las marcas que están dando marcha atrás, como Hyundai que no eliminará los botones físicos más utilizados porque sencillamente es lo que prefieren los clientes.
En el fondo, no es algo práctico llegando incluso a ser molesto
La genialidad de Tesla consistió en hacer creer a todo el mundo, clientes e industria, que controlarlo todo desde una pantalla táctil era mucho más moderno y eficaz que los antiguos botones físicos, cuando en realidad siempre ha sido un truco para bajar el coste del coche. Es una manera para la marca de ahorrarse una cantidad ingente de dinero al eliminar todos los botones físicos, sus mecanismos y módulos de control asociados, que además pueden fallar, y agruparlo todo en el software.
Es sencillamente brillante, pero en la práctica tiene sus límites. Si bien en un smartphone, una tablet o incluso un ordenador puede tener sentido, por permitir una mayor pantalla, no es el caso cuando uno está conduciendo.
Si conducimos, tenemos que estar pendientes de la carretera, no de apuntar en la pantalla al icono que buscamos, para no darle a subir el volumen en lugar de bajar la temperatura, o buscar en qué menú está la dirección del flujo del aire acondicionado. Cambiar la temperatura en una pantalla táctil suele requerir más toques y más tiempo que girar un simple mando físico, el cual además, podemos dar con él en el salpicadero sin prácticamente apartar la mirada de la carretera.
Hyundai también quiso proponer pantallas táctiles a lo Tesla, como todas las marcas, a menudo reemplazando los botones que históricamente habían controlado características como el aire acondicionado y la radio.
Sin embargo, con motivo del lanzamiento del actual Hyundai Kona, la marca coreana se comprometió a mantener los botones y diales físicos en sus vehículos en un futuro próximo. Su gama actual, que incluye el Hyundai Ioniq 5, cuenta con más controles analógicos.
Este cambio de rumbo no se debe únicamente a motivos de seguridad o rentabilidad, explican desde Hyundai. En gran medida, es algo que a los clientes estadounidenses les resultaba molesto. “Cuando hicimos las pruebas con nuestro grupo de control, nos dimos cuenta de que la gente se estresa, se molesta y se enfada cuando quiere controlar algo en un momento dado y no puede hacerlo”, explica Ha Hak-soo, Vicepresidente de Hyundai Design North America.
Además de irritante, tenerlo todo en una pantalla es también más peligroso. Y es que sencillamente se tarda más en encontrar lo que uno busca. Y en ese tiempo que pasamos mirando la pantalla el coche sigue avanzando cientos de metros en autopista, o ya estamos encima del semáforo o del paso de peatones en la ciudad.
Hyundai no es la única marca que no apuesta por las pantallas táctiles como elemento central del diseño interior. Mazda tira de sentido común limitando el uso de pantallas táctiles porque son potencialmente peligrosas, mientras que para DS, una pantalla táctil no es un elemento suficientemente distintivo como para ser la pieza central en un interior de lujo. Incluso en Bugatti no quieren pantallas táctiles, porque sencillamente es algo que en un futuro se verá como anticuado, mientras que un interior analógico puede ser atemporal, como un reloj.
Sin embargo, todo esto puede cambiar a medida que avance la tecnología de asistencia al conductor y la conducción autónoma. En el futuro, “la sensación de relajación al volante será cada vez mayor, y el diseño interior tendrá que proporcionar un mayor confort”, asegura Ha.
Para él, a medida que los conductores tengan que concentrarse menos en la carretera y levantar los pies de los pedales, los interiores volverán a rediseñarse para adaptarse a esos cambios. Podrían entonces ser más depurados y controlar funciones básicas con una pantalla ya no será un problema.