Tras las intensas olas de calor que asolaron agosto todo el país, septiembre ha comenzado con el paso de una Depresión Aislada a Niveles Altos (DANA) por la Península que además de lluvias torrenciales y viento, ha dejado a su paso numerosos daños materiales, carreteras cortadas y lamentablemente al menos una víctima mortal y dos desaparecidos.
Tal y como avisa la Agencia Estatal de Meteorología las fuertes lluvias comenzarán a remitir hoy, aunque cinco comunidades autónomas siguen en alerta amarilla: Madrid, Castilla y León, Castilla-La Mancha, País Vasco y La Rioja.
Ante estas circunstancias, la DGT recomienda consultar las previsiones del tiempo y el estado de las carreteras antes de coger el coche, evitar desplazamientos innecesarios y extremar las precauciones. Repasamos las claves para conducir con seguridad con lluvia y qué hacer si nos sorprende un torrente de agua o una inundación al volante
Lluvias torrenciales y viento: dos compañeros de viaje extremadamente peligrosos
Sobre todo durante la jornada del pasado domingo, las fuertes y copiosas lluvias que se han desplazado de sureste a noreste del país han interrumpido el tráfico en varias carreteras de Tarragona, Teruel, Castellón, Toledo y las afueras de la Comunidad de Madrid (A-5 y A-42 entre ellas) y ha interrumpido el servicio en varias líneas de tren.
Además de los peligrosos efectos del viento al volante, hemos de tener en cuenta que, según Tráfico, con lluvia el riesgo de sufrir un accidente puede aumentar hasta un 70 %, pues entre otras cosas la visibilidad se reduce drásticamente. Asimismo, los neumáticos presentan menor adherencia ante el asfalto mojado, lo que nos lleva al riego de sufrir el peligroso aquaplaning.
Así, ante previsión de fuertes lluvias como las que ha traído la DANA a toda España lo primero es evitar hacer cualquier tipo de desplazamiento en coche que no sea imprescindible. Además, esencial tener siempre nuestro coche preparado, para que elementos como las luces, el parabrisas y los limpias funcionen adecuadamente.
No podemos olvidar prestar atención a los neumáticos: cerciorarse de forma periódica de su buen estado siempre es imprescindible para circular con seguridad. Más con lluvia, pues si no tienen la presión adecuada o están más desgastados de lo que deberían, desalojarán peor el agua, aumentando el riesgo de aquaplaning.
Entre los factores que producen aquaplaning o incrementan su riesgo principalmente son cuatro: la cantidad de agua de la calzada, la velocidad a la que se circula, la profundidad del surco del neumático y/o una presión inadecuada del mismo. Por tanto, con lluvia siempre debemos seguir tres máximas: suavidad al volante, mantener una velocidad reducida y mayor distancia de seguridad de la habitual.
También debemos tener presente que el asfalto no siempre desaloja correctamente el agua, o bien si hay irregularidades en el firme se pueden formar charcos o balsas. Por este motivo, lo adecuado es ir muy atento a la carretera y evitar zonas que presenten agua acumulada, pues el riesgo de sufrir cualquier percance aumenta de forma exponencial.
Pero, ¿y si nos sorprende una riada al volante? Como apunta la DGT, las lluvias torrenciales pueden convertir un cauce que habitualmente está seco en un peligroso torrente que anegue la calzada. Por tanto, hay que actuar rápido, pero con determinación.
Evitar ponernos en riesgo y evaluar la situación es clave: si la corriente es fuerte el agua podría haber socavado el fondo, por lo que evitaremos en todo momento entrar en las zonas que estén inundadas, ya que estas podrían estar mucho más profundas de lo habitual, o de lo que aparentan a simple vista.
Aunque factores como el propio peso del vehículo, la fuerza y la velocidad de la corriente o la inclinación del terreno (entre otros) influirán, siempre hemos de tener presente que, por norma general, si el agua supera la altura de la mitad de las ruedas, el coche será arrastrado por el agua sin control.
No queda otra que salir por todos los medios del vehículo cuanto antes (o por la ventanilla o por la puerta) y subir al techo para ser más visibles y accesibles de cara al rescate. Pero como siempre, mejor prevenir que curar: en caso de que estés conduciendo y te encuentres la calzada anegada, llama al 112 para alertar a las autoridades del problema. Después, da la vuelta con precaución y busca una ruta alternativa para llegar a tu destino.