En 2017 llegó el último de los BMW Serie 5, una berlina señorial aunque de aspecto dinámico y muy avanzada técnicamente a la que mientras llegaba el siempre espectacular BMW M5 se unió una variante deportiva y diésel.
Es el BMW M550d xDrive Touring, una bestia de tracción total, seis cilindros y cuatro turbos que es tan discreta como contundente. Un coche que además en esta unidad se combina a la perfección con la carrocería familiar convirtiéndose en un coche para todo que tiene una facilidad extraordinaria para sacar sonrisas.
BMW M550d xDrive Touring: músculo sin estridencias
Porque sí, hay coches que juegan a ese peligroso juego de la ambigüedad y en el caso de este familiar el resultado es brillante: un coche premium con un chasis bien afilado, un motor omnipresente y una carrocería realmente práctica. Pero empecemos por el principio, hablando sobre qué es lo que nos encontramos a primera vista, desde fuera.
Hay que reconocerlo: el BMW M550d xDrive Touring no es un coche que destaque especialmente. La planta del Serie 5 se mantiene casi inalterada, mostrándose como un familiar con poca diferenciación con respecto a cualquier otro modelo de la gama más allá de unos cuantos detalles que bien podrían ser un paquete estético opcional... pero no.
La variante diésel más deportiva del Serie 5 incluye un frontal con un paragolpes de rasgos marcados pero sobrio, faros con tecnología LED y la pareja de riñones tradicional que en cierto modo y comparándolos cono otros modelos de la marca nos empiezan a parecer hasta clásicos.
Por detrás más de lo mismo: dejando al margen la pareja de salidas de escape de forma poligonal no hay grandes cambios. Ni un difusor exagerado, ni alerones, ni grandes canalizaciones de aire. Todo muy discreto salvo por las llantas de 20 pulgadas (opcionales, las más grandes que puede equipar) que sí muestran un poco de músculo sin llegar a resultar excesivas ni mucho menos.
Es más, en BMW han confiado en que sea la propia silueta del coche la que se encargue de enfatizar el dinamismo, porque es cierto que esta carrocería Touring tiene un flow envidiable. El largo capó en la parte delantero unido a las líneas tensas del lateral (sólo rotas por los airblades tras los pasos de rueda delanteros) y la suave línea descendente del techo que acaba en un pilar D tendido y dando cabida a la curva Hofmeister son suficientes para equilibrar la balanza entre deportividad y discreción.
Por cierto, una discreción que se realza con una serie de elementos acabados en negro como las barras del techo, los marcos de las ventanillas o las salidas de escape. Sólo destaca el aspecto metálico utilizado en los cercos de las tomas de aire delanteras y los Airblades laterales.
Interior de calidad aunque poco diferenciado
Haciendo uso de la llave sin llave de BMW que más bien es como un smartphone pasamos al interior del BMW M550d xDrive Touring. El oscuro color azul Mediterrananblau del exterior contrasta rápidamente con un interior protagonizado por la tapicería Nappa Elfenweiss de color claro que nos invita a pasar. Este acabado en combinación con las superficies de aspecto metálico crea un ambiente que refuerza la sensación de espacio.
Pero no es sólo una sensación, es que en realidad por dentro este M550d xDrive Touring es un coche realmente espacioso y acogedor. El puesto de conducción es amplio y los asientos delanteros con regulación eléctrica y memorias hacen que nos sintamos realmente cómodos. Son bastante mullidos pero firmes, y podemos regularlos para conseguir un buen apoyo lateral.
La posición de los asientos es bastante baja, sobre todo si la comparamos con el universo SUV. Esta posición nos ayuda a que pese a que con una altura de sólo 1.467 mm haya mucho espacio entre la cabeza y el techo para una persona de estatura normal. Transversalmente también se siente espacioso y sólo echaríamos en falta una consola sobre el túnel de transmisión más estrecha, aunque es cierto que al ser también tirando a bajita no es algo realmente criticable.
En la parte trasera nos encontramos con tres plazas útiles, aunque la central como de costumbre no es para tirar cohetes. Las dos plazas laterales sí que nos resultaron especialmente satisfactorias al tener una forma cóncava con el asiento inclinado hacia atrás que genera una postura confortable y con apoyo gracias al encajonamiento del cuerpo. Además se añade un espacio longitudinal para las piernas excelente.
Volviendo a la parte delantera, el salpicadero del M550d xDrive se mantiene fiel a las líneas clásicas de la marca, con esas formas en uve propias de la firma alemana y unas superficies bien combinadas. De serie viene con una moldura superior de aspecto metálico y algunas piezas en negro piano. Una combinación que no nos acabó de convencer por no casar entre sí ni con el espíritu deportivo del coche. Nos faltó algo de pegada en el interior, una mayor diferenciación, dejando al margen que ya empieza a pesar el salto generacional entre el Serie 5 que ya data de 2017 y los modelos nuevos de la firma.
En la parte superior emerge una pantalla de 10,25 pulgadas de alta resolución para el sistema de infoentretenimiento. Es táctil, pero de nuevo el mando control iDrive nos resulta excelente por su rapidez, precisión y lo intuitivo de su manejo, y hace innecesario tocar la pantalla. Así nos ahorramos las incómodas huellas.
Tras el volante tenemos otra pantalla digital (opcional). Una instrumentación Virtual Cockpit que prescinde completamente de elementos físicos en favor de los virtuales y que como ya hemos visto en otros muchos modelos de la marca es sobria pero efectiva. Su legibilidad es perfecta y la información varía en función del modo de conducción, aunque quizá menos de lo que nos gustaría.
Tanto en el cuadro de mandos como en el Head-Up Display proyectado sobre el cristal pueden mostrarnos las indicaciones del navegador, y en ambos casos se hace de manera precisa. Como curiosidad, el HUD que se utiliza ahora en el Serie 5 puede ser un 70% más grande que antes y si crece más puede llegar a ser excesivo.
Un motor diésel soberbio pero contenido
Al arrancar el motor el M550d xDrive no suena ni como un diésel más ni mucho menos como un motor de gasolina. Su rumorosidad es perceptible pero no tiene ese traqueteo ni tono metálico de los diésel; se siente ronco y poderoso aunque bastante aplacado. Quizá para no dar pistas.
Cuando pensamos en un coche de carrocería familiar y diésel no solemos asociarlo con esa emoción que buscamos los petrolhead, pero en BMW se la han jugado con un propulsor que nos ha dejado con muy buen sabor de boca.
Bajo el largo capó del M550d xDrive se esconde un bloque de aluminio (tanto bloque como culata) de 2.993 centímetros cúbicos sobrealimentado, pero no de cualquier manera. En este caso el motor recibe la asistencia de un total de cuatro turbos y la pátina de deportividad que tan bien sabe implementar M Performance.
La tecnología TwinPower Turbo de este propulsor se estrenó en el BMW 750d xDrive, y se ha utilizado con otro propósito ahora. Los cuatro turbos que fuerzan a este motor no trabajan al unísono, sino que lo hacen en diferentes etapas. En etapas de baja presión son dos los turbos que soplan mientras que en alta presión (altas revoluciones) son la otra pareja de turbos de geometría variable los que se encargan de exprimir al máximo la capacidad del motor.
El resultado es un comportamiento muy lleno y lineal en la parte baja, ya que es capaz de sacar pronto el máximo de la fuerza disponible, pero con una estirada emocionante a medida que la potencia va alcanzando su punto álgido.
En total son 400 CV de potencia máxima y 760 Nm de par motor, una burrada de fuerza que se transmite de manera efectiva al asfalto haciendo uso de la tracción integral inteligente. Dicho en otras palabras: después de hacer un uso tranquilo, pisar al máximo el acelerador y sentir cómo acelera el M550d xDrive es realmente sorprendente.
Lo mejor de todo es que estas sensaciones se mantienen no sólo en aceleración, también en recuperaciones a cualquier régimen y, lo que es mejor de todo, con un sonido que da gusto escuchar y que se realza ligeramente en el modo Sport. Eso sí, no recurre a la generación de ruido artificial como sí hace el Audi S6; suena a diésel, pero bonito.
Así que, sí, el M550d xDrive es un coche que corre, y mucho, pero ¿sabe girar? Pues también. Al llegar los tramos retorcidos este familiar alemán hace gala de un chasis que también ha sido retocado por la división deportiva de Múnich, pero con sorpresas.
Esta unidad en concreto estaba equipada con el chasis M adaptativo Professional. Se trata de una combinación entre suspensión M adaptativa, sistema de estabilización del balanceo y dirección activa integral. Estos elementos juntos consiguen un comportamiento preciso y ágil a partes iguales. Se desenvuelve de forma alegre en tramos virados y pisa con fuerza, aunque su peso por encima de las 2 toneladas se nota en los giros más cerrados.
La versión más ligera del BMW Serie 5 Touring para la báscula en 1.735 kg, pero es que este M550d va bastante más lejos, superando la barrera de las dos toneladas, con 2.030 kg. Este peso se percibe no tanto en las curvas gracias a la buena puesta a punto del chasis como a la hora de acelerar o frenar, se percibe cierto lastre y nos deja con el deseo de saber que sus sensaciones serían aún mejores con un poco de dieta.
Se ayuda que a baja velocidad las ruedas del eje posterior giran en sentido opuesto que las delanteras para realzar la capacidad de giro y a alta velocidad lo hacen en el mismo sentido para aportar una mayor estabilidad. Esto, unido a la suspensión adaptativa hacen que el M550d xDrive sea un coche para todo, aunque sí echamos en falta que conduciendo rápido las suspensiones fueran algo más duras y menos confortables.
La caja de cambios automática Steptronic de ocho relaciones es una vieja conocida en muchos de los modelos de BMW, pero para el M550d xDrive recibe una puesta a punto específica. En los modos menos aspiracionales se comporta con suavidad y acentuando el confort de marcha, pero la cosa cambia en el modo Sport.
Buscando sensaciones, la transmisión se vuelve más directa y permite aprovechar todo el régimen disponible en el seis cilindros, aunque sigue sin ser todo lo rápida o precisa que nos gustaría al buscar una aceleración súbita a la salida de las curvas o preparando un adelantamiento. Para eso tenemos el modo manual con levas, cuyo funcionamiento es preciso, rápido y obediente.
A nivel de equipamiento y ayudas a la conducción es cierto que el M550d xDrive puede estar muy bien equipado, aunque prácticamente siempre asociado a paquetes opcionales. Así pues, si no recurrimos pasamos por caja no contará con asistente de mantenimiento de carril ni regulador de velocidad inteligente, elementos que bien podrían incluirse con lo que cuesta.
Un diésel familiar más allá de los 100.000 euros
Y con esto llegamos a hablar del consumo, y si nos permitís el spoiler: es sorprendente. De un coche de este tamaño, peso, potencia y sensaciones nos esperábamos que las cifras estuvieran en torno a los 10 litros a los 100 km de media, pero la realidad fue muy diferente.
En el primer tramo que recorrimos en modo Eco Pro y conduciendo con suavidad por algo de ciudad y mucha autopista el ordenador arrojó una media que llegó a ser inferior a los 6 litros a los 100 km. La cosa cambia cuando ponemos los modos más divertidos y buscamos extraer todo el potencial del propulsor, pero finalmente el consumo medio se situó en 7,3 litros a los 100 km haciendo recorridos de todo tipo y sin ser especialmente recatados sobre el pedal derecho. Un consumo sensiblemente inferior al del Audi S6.
Las comparaciones son odiosas pero enfrentando al BMW contra el rival de los cuatro aros, el Audi S6 ganaría en cuanto a ser más asequible, un habitáculo más sofisticado y con mejor insonorización, pero el de Múnich vence por goleada en cuanto a carácter general, comportamiento dinámico y sobre todo en lo referente a un motor que puede ponerte los pelos de punta (de hecho no serían rivales directos, porque el homólogo de BMW sería el 540d xDrive Touring).
A nivel de practicidad hay que aplaudir a BMW. En una carrocería virtualmente igual que la del Audi S6 (4.954 mm del de los cuatro aros frente a 4.962 mm del BMW), el M550d xDrive Touring tiene un maletero 20 litros superior, con un total de 570 litros. Cuenta con doble fondo, formas muy aprovechables y los asientos se pueden abatir desde la parte trasera del maletero. El portón tiene apertura eléctrica y sin manos.
En definitiva, el BMW M550d xDrive Touring es en nuestra opinión todo un sleeper. Uno de esos coches que pasan desapercibidos por fuera que sorprenden por unas cualidades dinámicas inesperadas, sobre todo a ojos poco avezados que puedan pensar que este coche no es más que un Serie 5 Touring más con un paquete estético M.
Es cierto que no es un coche asequible, pero quien se lo pueda permitir seguro que acaba satisfecho con una adquisición que le servirá tanto para cargar hasta arriba el maletero con la compra del mes como para salir a hacer curvas un fin de semana y disfrutar de la carretera.
Con todo el arsenal que el BMW M550d despliega de serie se convierte en un coche que es mucho más de lo que parece, pero también tiene un precio superior a lo que podríamos esperar. Su precio de tarifa son 105.720 euros (más de 132.000 euros para la unidad probada bien cargado de equipamiento opcional), una cifra que se sitúa a poco más de 30.000 euros de un BMW M5, pero al fin y al cabo este M550d también es eso, un coche de la familia M.
BMW M550d 2020 - Valoración
.9
A favor
- Motor contundente
- Confort de marcha
- Aspecto discreto
- Comportamiento dinámico
En contra
- Precio elevado
- Poca diferenciación estética
- Interior poco pasional
- Algunas carencias de equipamiento
BMW M550d 2020 - Ficha técnica
Versión probada | M550d | |||
Cilindrada | 2.993 cm³ | Tipo de tracción | Total | |
Bloque motor | Seis cilindros en línea cuatro turbos | Combustible | Diésel | |
Potencia | 400 CV a 4.400 rpm | Capacidad del depósito | 66 litros | |
Par motor | 760 Nm a 2.000 - 3.000 rpm | Consumo urbano | N/D l/100 km | |
Masa en vacío | 2.030 kg | Consumo extraurbano | N/D l/100 km | |
Velocidad máxima | 250 km/h | Consumo combinado | 7,3 l/100 km | |
Aceleración 0-100 km/h | 4,6 segundos | Capacidad maletero | 570 litros | |
Transmisión | Automática de ocho velocidades | Precio | Desde 105.720 euros |
El coche para esta prueba ha sido prestado por BMW. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.
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