Puedes llamarme loco si quieres, pero si te ofrecen probar un coche del que solo hay 300 unidades y que supera los 100.000 euros, allá que tenemos que ir.
Hace no demasiado probamos al Audi RS 3, y ahora se nos ha presentado la oportunidad de probar el Audi RS 3 performance edition. Un coche que tiene la exclusividad como seña de identidad y que servirá como despedida a una de las mecánicas más gloriosas del mercado.
Audi RS 3 performance edition: 1 de 300
Verano de 2021. Audi lanza la última generación del Audi RS 3. Un compacto deportivo icónico en el que han puesto toda la carne en el asador. No solo quiere ser un coche rápido sino también un coche para el recuerdo. El último valedor de la estirpe de los motores de cinco cilindros.
Sabiendo que las normas anticontaminación lo ponen cada vez más difícil, en Ingolstadt decidieron que el fin de fiesta de la familia RS 3 tendría que ser especial. El reto era hacer especial un coche ya de por sí muy difícil de ver. Al fin y al cabo es un compacto con un precio que ronda los 80.000 euros.
Fácil: más equipamiento, unos ligeros cambios estéticos y ¡boom! Así nace el Audi RS 3 performance edition. Un deportivo en formato compacto con una potencia descomunal, a la altura de su precio, y solo destinado para unos pocos porque la tirada mundial para este aparato es de tan solo 300 unidades para Europa, de las que tan solo 10 llegarán a España.
¿Cómo podemos diferenciar al RS 3 performance edition del RS 3 'normalito'? Pues no por demasiado, a decir verdad. El Audi RS 3 es un coche que se ve brutal en parado y al que no le hacen demasiada justicia las fotos. Es ancho, de líneas duras y con un frontal imponente. La zaga más de lo mismo con esa presencia rotunda.
No hay un logo exterior que identifique al RS 3 performance edition, pero sí algunos cambios sutiles. Todos los emblemas exteriores así como la parrilla o los marcos de las ventanillas están acabados en negro brillo (opcional en el RS 3), como la enorme parrilla delantera. Mismo tratamiento para el difusor trasero con las grandes salidas de escape ovaladas (medio falsas) típicas de la familia RS.
Sí son nuevas las llantas de 19 pulgadas de radios cruzados que al igual que en el RS 3 esconden una peculiaridad: los neumáticos delanteros son más anchos que los traseros. Así a bote pronto no sabría decirte otro coche en el que esto pase, pero para el compacto deportivo de Audi tenemos unos zapatos de 245 mm en el tren trasero y ¡265 mm! en el delantero.
En su interior hay unas pinzas de freno pintadas en azul. Un color que sí es especial porque es el que va a teñir los diferentes rasgos identificativos del modelo. De eso hablaremos un poco más luego.
Para acabar con el exterior hay otro detalle adicional: en el lado izquierdo la iluminación LED proyecta la secuencia "300" que hace no hace referencia a los espartanos, sino a las unidades de esta edición especial y a su velocidad máxima.
Interior con pocos cambios pero suficientes
Pasando al interior, el habitáculo respeta las mismas líneas de los Audi A3 y RS 3 que ya conocíamos con mucha línea recta, superficies en varios planos con mucha influencia de la arquitectura moderna, inserciones de fibra de carbono y... sí, negro piano en una consola central de aspecto limpio y simple con un selector de cambio by-wire diminuto.
Pero también hay cambios. Algunos son estéticos como el punto superior del volante, las costuras y los cinturones en azul, o la inscripción "1 of 300" en el salpicadero, pero otros son funcionales como los asientos de tipo baquet Sabelt con estructura de fibra de carbono.
Tienen un corte muy deportivo con una sujección excelente que me ha gustado mucho por cómo envuelven y retienen el cuerpo sin llegar a resultar incómodos. A cambio pierden la regulación eléctrica pero no es algo que tenga que preocupar especialmente a quien se pueda permitir este coche.
El volante es un aro irregular marca de la casa, con un achatamiento en la parte inferior y sus laterales adyacentes que puede resultar raro en algunas maniobras pero que junto al tapizado de Alcantara (de serie) le da un toque muy racing.
Por supuesto que es multifunción y sus mandos preceden a las funciones de un cuadro de mandos completamente digital con una de las visualizaciones más limpias y sobrias del mercado. De las que más me gustan sin duda. En esta edición se incorpora una visualización especial para los modos RS que no aporta gran cosa más allá que un cambio de gráficas.
La pantalla táctil central sigue la misma pauta. Es un interfaz rápido, limpio e intuitivo, sin parafernalias innecesarias y con muy buena respuesta. Lo único que se ha cambiado en esta versión es la posibilidad de incorporar un fondo que simula la fibra de carbono como alternativa al negro sólido. Muy sobrio todo y un toque un poco más deportivo.
La habitabilidad es buena, hay espacio de sobra para cuatro ocupantes aunque quizá no para su equipaje porque el maletero era uno de los puntos menos fuertes del RS 3: unos discretos 285 litros para dejar sitio al diferencial trasero y a la batería.
También me parece mejorable la calidad de los plásticos de las plazas traseras notablemente distintos a los delanteros, así como el tacto de los botones del volante o del elevalunas en los que se siente un feeling más plasticos que en la serie A4.
Alabados sean los cinco cilindros
Debajo del capó también hay cambios, aunque posiblemente no los necesitase. El Audi RS 3 ya ofrece 400 CV, que son más que suficientes para divertirse a lo bruto en cualquier condición, pero no tendría mucho sentido lanzar una versión tan especial ofreciendo exactamente la misma potencia. Algo que sí ocurre con los RS 4 competition plus, por ejemplo).
La solución ha sido aumentar la presión de soplado del turbo en 0,1 bares pasando de 1,3 a 1,4 para conseguir 7 CV extra. Así el Audi RS 3 performance plus lleva su motor 2.5 litros TFSI de cinco cilindros en línea hasta los 407 CV y los mismos 500 Nm de par motor.
Este cambio también varía ligeramente la entrega con un rango de potencia máxima que abarca de las 5.700 a las 7.000 rpm, empezando 100 rpm más arriba que el RS 3 (5.600 rpm). A cambio el par motor gana en abanico pasando de 2.250-5.600 rpm a 2.250-5.750 rpm. Aguanta girando a pleno rendimiento algo más, convirtiéndolo en un motor un pelín más elástico y vivo.
En cifras puras puede parecer que no hay un gran cambio más allá de la velocidad máxima (300 km/h por los 290 km/h del RS 3 con paquete RS plus). El cronómetro dice que el 0-100 km/h es clavado con unos buenísimos 3,8 segundos. No es lo mismo cómo nos los transmite.
El bloque de cinco cilindros es de lo mejorcito en cuanto a sensaciones que nos podemos encontrar. Tiene un toque áspero y metálico en su funcionamiento que nos transporta a una época más analógica de la automoción. El empuje es bruto y sin filtros con los modos RS activados y las ayudas al mínimo y se convierte en una mecánica adictiva.
Si a esto le añadimos que la línea de escape con las mariposas activas se ha modificado para darle más sonoridad al bloque nos encontramos con un coche que quiere sacarnos el gamberro que todos llevamos dentro. El sonido que se mete en el habitáculo es vibrante. Emociona.
¿Se notan realmente los 7 CV extra? Pues mira, sin tener los dos coches al mismo tiempo para comparar es dificilísimo saberlo. Quizá sea más un reclamo comercial pero detrás del volante es un motor tan soberbio y tan pleno, con tanta respuesta al pie derecho que lo de menos es qué potencia pone en la ficha técnica.
La puesta en escena del motor se complementa con algunos cambios en el chasis. La suspensión adaptativa opcional del RS 3 es de serie en este performance edition pero se introducen algunos cambios para que tenga una pisada más firme.
Entre curvas se siente un coche ágil y vivo de reacciones. Me ha gustado especialmente la capacidad que tiene para redondear las curvas a golpe de gas una vez que hemos metido el coche con un toque de dirección. La estabilidad es soberbia y mantiene la trayectoria con una consistencia brutal.
Algo en lo que tiene mucho que decir el sistema de tracción integral quattro y el diferencial trasero dotado de dos embragues (uno por transmisión, bautizado como Torque Splitter) y que puede llegar a repartir un 100% del par en la rueda exterior. Amén de la posibilidad de reparto de hasta un 50-50 entre los ejes delantero y trasero.
El repartidor de par trasero está pensado para que el comportamiento de la zaga sea neutral digiriendo el sobreviraje así como mitigar el subviraje. Eso podría convertirlo en un coche insulso, pero qué va. Como buen RS sabe buscar la emoción de su conductor, transmite y deja que el conductor juegue manteniendo una dosis de seguridad altísima.
Me ha parecido un coche muy confiable y con un punto gamberro. Aunque sea un tracción total se comporta con matices de trasera, con ganas de pasarlo bien.
Lo mejor para experimentarlo es apretar el botón RS para acceder a los modos RS Individual y RS Performance disponibles. Modos que optimizan la respuesta del gas, la gestión del motor, la dureza de los amortiguadores, la respuesta del cambio y el reparto de par, además de llevar al mínimo las ayudas del control de tracción y estabilidad.
La caja de cambios tiene que ser obligatoriamente la S-tronic automática de doble embrague con siete velocidades. Me ha parecido una transmisión muy consistente que funciona suave si se lo pedimos o con reacciones más violentas a la hora de meternos en harina.
Los cambios son algo lentos de reacciones en los modos automáticos aunque se ha afinado la electrónica para esta edición especial, pero muy rápidos y precisos en modo manual. Además no salta de marcha al llegar a la línea roja, así que la leva de subir marchas es plenamente funcional y no de adorno.
Es como si fuera una especie de coche deportivo para todos, pero con el que hay que tener ojo porque llegas muy rápido a las curvas y el ritmo puede ser endiablado.
Por suerte sabe ir bien rápido, y también sabe frenar duro. El equipo de freno está compuesto por material casi de un coche de carreras: discos carbocerámicos de 380 mm de diámetro modidos por pinzas de seis pistones delante y de 310 mm en el trasero.
El tacto es directo y preciso, con mucha capacidad de dosificación y la posibilidad de exprimirlo como si nos estuvieran persiguiendo sin que el rendimiento decaiga. Mucha diversión, mucha seguridad.
Tan preparado está para pasarlo bien este coche que incluye el modo RS Torque Rear que lleva todo el par a una sola de las ruedas traseras para que te marques una sesión de drifting. Si tienes oportunidad de probarlo, que sea solo en un entorno controlado y 100% seguro.
¿Merece la pena el Audi RS 3 performance edition?
Después de habernos emocionado durante días con este Audi RS 3 performance edition me ha parecido un coche que no por ser exclusivo es incómodo en el día a día. Me ha parecido un coche civilizado y que conducido con tacto puede bajar fácilmente los 8 litros cada 100 km.
La cifra final obviamente no ha sido esa, sino más alta: 10,1 litros cada 100 km que, oye, tampoco está nada mal para un coche de más de 400 CV y con un carácter muy marcado.
El precio del Audi RS 3 ronda los 103.000 euros. Y decimos que ronda porque no hay un precio como tal. La marca aseguró que cada uno de los 10 afortunados (y adinerados) clientes de este compacto tendrían que pagar una cifra en torno a ese precio.
Si tienes el dinero suficiente para pagarlo no creo que te importe demasiado unos pocos euros más o menos, y si estás tieso como yo tampoco creo que nos resultara muy relevante.
En cualquier caso este Audi RS 3 performance edition es un coche para el que no hay competencia directa, al menos no en cuanto a exclusividad por su cortísima tirada y por su representatividad como un coche que es el canto de cisne de una de las mecánicas más soberbias que han parido las mentes de los ingenieros de automoción en la historia.
Sí hay rival en cuanto a cifras puras y no es otro que el Mercedes-AMG A 45 S 4MATIC+, un coche que es más potente (421 CV), tiene un cilindro menos (cuatro), otro planteamiento de tracción integral y un precio ligeramente más caro que el Audi RS 3 a secas (87.811 euros).
Pero aquí hay algo más en juego que las cifras puras y frías. Algo que Audi sabe capitalizar muy bien, así que estamos seguros que no le han faltado novias al RS 3 performance edition.
Audi RS 3 performance edition 2023 - Valoración
7,4
A favor
- Motor con alma
- Chasis juguetón
- Exclusividad
- Sonido emocionante
En contra
- Precio elevadísimo
- Maletero pequeño
- Inserciones de negro piano
- Calidad de algunos plásticos
Se nos van los mejores. Esta puede que sea la última vez que podamos probar, escuchar y sentir uno de los motores más viscerales de la historia: el 2.5 TFSI turbo de cinco cilindros.
Esta maravilla mecánica encarnada en el Audi RS 3 performance edition es la despedida a una historia larga y gloriosa que ha tenido a los deportivos de Audi como protagonista y heredera de sus logros en el mundo de los rallies. Los vamos a echar de menos.
Esta edición casi irracional del RS 3 y que poquísimos van a poder ya no tener, sino presenciar, es uno de esos modelos que nos devuelven la fe en los coches pasionales. Coches que merecen la pena, siempre y cuando tengas los bolsillos lo suficientemente llenos para permitírtelos.
Audi RS 3 performance edition 2023 - Ficha técnica
Audi RS 3 Performance |
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Motor térmico |
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TIPO |
Gasolina. Cinco cilindros en línea turboalimentado |
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CILINDRADA |
2.480 cc |
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POTENCIA MÁXIMA |
407 CV a 5.700 - 7.000 rpm |
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PAR MÁXIMO |
500 Nm a 2.250 - 5.750 rpm |
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TRANSMISIÓN |
Automático de doble embrague con siete velocidades |
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TRACCIÓN |
Total |
etiqueta |
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C |
dimensiones |
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LARGO |
4.389 mm |
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ANCHO |
1.851 mm |
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ALTO |
1.436 mm |
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BATALLA |
2.631 mm |
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PESO |
1.515 kg |
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CAPACIDAD MALETERO |
282 litros |
Prestaciones y consumos |
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0-100 KM/H |
3,8 segundos |
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VELOCIDAD MÁXIMA |
300 km/h |
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CONSUMO HOMOLOGADO |
9 l/100 km |
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CONSUMO MEDIO PRUEBA |
10,2 l/100 km |
precio |
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103.000 euros |
El coche para esta prueba ha sido prestado por Audi. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.