Seguimos nuestro especial sobre mantenimiento del coche con un tema que trae miga, ¿dónde llevarlo a que lo arreglen o revisen? Distingamos tres tipos de talleres: los oficiales/autorizados, los independientes y el taller hágalo usted mismo /conocidos. En cada caso hay que evaluar las ventajas y los inconvenientes.
El reciente cambio legislativo que trajo el Reglamento 1400/2002 supuso un gran alivio para el comprador, que ya no tenía que casarse con el servicio técnico oficial para mantener la garantía del coche (eso sí, la garantía de dos años, la mínima). Eso abrió mucho negocio a pequeños talleres y a las grandes superficies de mecánica rápida que todos conocemos.
Ahora vamos a ver qué características tendremos en los tres casos. También depende mucho de qué coche tengamos, pero tranquilos, que lo analizaremos pormenorizadamente. Lo importante es que el coche lo mire alguien, a ser posible alguien competente, no que uno se espere a que se rompa.
Talleres oficiales o autorizados
Cualquier fabricante que venda en España ha de proporcionarnos un servicio postventa, en el que se incluye el mantenimiento preventivo y correctivo, reparaciones, accesorios, chapa y pintura, ampliaciones de garantía, seguros y demás servicios.
El principal problema es el precio, porque suelen cobrar más que cualquier taller independiente en mano de obra, y seguramente en piezas, ya que suelen usar las originales y no de terceros. También sufren unos costes más altos en cualquier sentido: local, formación de los operarios, máquinas, sueldos, etc.
Ahora bien, se supone que estamos pagando un servicio diferenciado. Hace décadas, no había tanta variedad de modelos de coche en España como hay ahora. Primero es que no se vendían tantos modelos, y segundo es que no había tantas unidades acumuladas de generaciones anteriores. Por entonces, el taller independiente era la elección casi ideal, cualquiera arreglaba coches.
Pero dicen que el que mucho abarca, poco aprieta, y ahora hay demasiado que abarcar. En un servicio técnico oficial se presupone que cuentan con un conocimiento preciso de los coches que han vendido, y si no hay ningún mecánico capacitado para ello, se le ha de formar aunque solo sea para un cliente (o eso debe pasar en una marca seria).
Un taller independiente no puede garantizarnos ese nivel de especialización, sencillamente es imposible. Habrá coches que no sepan ni abrir sin consultar documentación. También puede pasar que con modelos viejos haya mecánicos oficiales que no los conozcan, y que algún independiente sí haya tocado alguno como ese.
Por otra parte, en el servicio oficial cuentan con las máquinas y utillería más adaptada a la gama con la que trabajan, y que cada vez que sale un modelo nuevo, sus mecánicos tienen que empollárselo y aprenderlo para trabajar con él, justo cuando salen al mercado.
Y ya que pagamos más, es deseable que ofrezcan más garantía en sus operaciones. Hay marcas que superan en meses y en kilómetros sus trabajos, muy por encima del mínimo legal (tres meses ó 2.000 km, ver RD 1457/1986 del 10 de enero). También tenemos que exigir mejor diagnóstico y menos “palos de ciego”.
Por ejemplo, si el taller oficial diagnostica la avería en una hora y la repara en dos, será más económico que si un taller independiente se tira cuatro-cinco horas para resolver el mismo problema. Para una buena cura debe haber un buen diagnóstico, y eso está ligado al conocimiento del coche y a las diagnosis.
Recomiendo a cualquier usuario de servicio oficial que muestre cualquier disconformidad, y persiga una solución satisfactoria. Puede que le hayan hecho una chapuza o le hayan querido estafar, porque a veces ni estos profesionales se libran. Y si eso no funciona, hoja de reclamaciones y a denunciar a Consumo.
Los talleres independientes
Estos profesionales pueden cuidar de nuestro coche dentro de los dos primeros años de garantía legal sin ningún problema, basta con que rellenen el libro de revisiones y lo sellen. Cualquier reclamación sobre un problema de garantía ha de hacerse al mismo taller, salvo que se trate de algo que no tiene nada que ver con el trabajo realizado.
Encontraremos de todo, desde profesionales como la copa de un pino, honrados y de buenos precios, hasta caraduras, estafadores y chapuzas. Por eso este gremio tira mucho de la confianza y de relaciones con sus clientes. De ahí la expresión taller de confianza. También metemos aquí a gente como First Stop, Norauto, Tiendas Aurgi, Vulco, etc.
Si nuestro coche es muy conocido y se ha vendido bien, enhorabuena, es muy probable que lo sepan tratar igual de bien o más que el servicio oficial. Ahora bien, si tenemos algo más rarito o delicado, quizás no es una buena idea. Por ejemplo, en el caso de los híbridos, no todos los mecánicos han dado cursos sobre baterías y alto voltaje.
Sus tarifas son muy competitivas, sobre todo en mano de obra. Quizás sus monos no estén tan limpios, ni usen guantes de látex, ni tengan instalaciones con música chill out y cafeteras exprés, pero pueden hacer un servicio mecánico de calidad. En algunos talleres cobran la mitad o la tercera parte que el servicio oficial.
También nos harán ahorrar en repuestos, ya que pueden utilizar recambios de terceras marcas que cumplan todas las especificaciones originales del fabricante y cuesten menos. Si no cumplen esas especificaciones, el ahorro puede salir caro y la marca puede lavarse las manos —con razón— porque no son sus piezas ni sus especificaciones.
En modelos conocidos y corrientes el ahorro será muy elevado, desde luego. Ahora bien, no pueden competir con los servicios técnicos en muchos aspectos. Por ejemplo, no pueden tener la utillería y máquinas ideales para todos los coches del mercado, ni tener una formación tan especializada, será mucho más general.
Para operaciones como un cambio de ruedas, un cambio de aceite, revisión de antes de ir de vacaciones… tampoco necesitan un conocimiento exhaustivo de un coche, sino conocimientos generales. Ahora bien, si hay fallos electrónicos complejos, o el motor tiene una anomalía difícil de detectar, puede que nos salga el ahorro por la culata.
Ojo, si el fabricante de nuestro coche nos da una garantía superior a la legal, o nos regala el mantenimiento, no podemos acudir a talleres independientes. Por encima de la garantía legal, pueden poner esa condición sin ningún problema para las revisiones. Un cambio de neumáticos en Talleres Pepe no invalidaría la garantía extendida, pero mejor mirar la letra pequeña.
En cuanto a las cadenas de mecánica rápida, lo mismo. Pueden dar más garantía que un taller independiente e incluso mejorar el precio. En sus revisiones pueden hacer hasta la diagnosis del coche mediante OBD, ahora bien, a veces la marca tiene una máquina que detecta muchísimas más cosas, y aunque la marca está obligada a venderla si se la piden, no tienen por qué tenerla.
El estándar OBD sale a finales de los años 90 y permite comunicarse con la centralita y obtener un diagnóstico. También ocurre, que a través del mismo conector, la máquina oficial es capaz de detectar cosas que una máquina estándar nunca encontraría. También pasa al revés, a veces ni el servicio técnico sabe qué le pasa a un coche (o se hacen los suecos).
Las sucesivas reformas legales pretenden que el consumidor tenga una auténtica libertad de elección y sea un mercado liberalizado. Hay veces en las que pagamos más sin tener ninguna mejora cualitativa ni cuantitativa. Para algunas marcas, hay más negocio en la postventa que en la misma venta de coches.
Para modelos muy antiguos, hay talleres independientes especializados que darán a nuestro coche mejor trato aún que la propia marca, porque si ya han tirado los libros de taller y hay mecánicos más jóvenes que el coche, poco van a poder hacer. El fabricante no está obligado a dar un servicio a un coche toda la eternidad.
Otra opción es tirar de nuestros propios conocimientos o de conocidos, que seguramente nos saldrá mucho más barato (aunque en el tema de garantías decididamente es otra cosa). Hay quien le hace el mantenimiento a su coche, pero todo todo. Si pasa cualquier cosa, el fabricante se lavará las manos, a menos que se lo haga un profesional a su coche.
Hay operaciones que no tienen más misterio, como reemplazar bombillas fundidas, pero los coches modernos no están pensados para que cualquiera les meta mano. Algunos, de hecho, requieren un manual solo para quitar plásticos y protecciones estéticas, incluso para la menor tontería. Pero hay otras operaciones que son más delicadas.
Lo referente a la seguridad activa y pasiva, como dirección, suspensión, frenos, cinturones de seguridad… debe estar supervisado por profesionales, porque nos puede ir la vida en ello. No es lo mismo llamar a la grúa que a la funeraria. Se puede ahorrar, pero siempre y cuando usemos la cabeza.
Lo normal es acudir al servicio oficial durante el periodo de garantía, luego ellos mismos constatan que los clientes se espantan por los precios y las reparaciones. Con la reforma legal, solo es obligatorio el servicio oficial en casos de garantías por encima de la Ley (mejorándola, no saltándosela).
En cualquier caso, siempre hay que exigir un presupuesto detallado y que nos lo expliquen. Tenemos derecho a saber cuánto va a costar, aunque sea de forma orientativa, y luego no llevarnos ninguna sorpresa desagradable. Una avería de 300 euros se puede convertir en una de 2.000, pero siempre y cuando nos avisen.
Muy importante, siempre hay que pedir factura, si no, no se puede reclamar. Pagar al mecánico en negro (defraudar el IVA) nos deja desnudos ante cualquier problema, eso hay que evitarlo siempre, además, que es un fraude por parte de los dos. Ante el servicio oficial, cero chanchullos, que para algo es el servicio oficial.
Fotografía | Robert Couse-Baker (V)
En Motorpasión | Especial mantenimiento del coche