En el 2004, dos hermanos que viajaban en un vehículo murieron al ser arrollados por otro conductor que se saltó un stop. Al ir a buscar el vehículo culpable, no había nadie en el asiento del conductor, sólo en el del pasajero, que afirmaba que el conductor se había dado a la fuga. Sin embargo los testigos del accidente afirmaban que el conductor se había pasado al asiento del pasajero.
Al final se confirmó la versión de los testigos, ya que los forenses probaron que un airbag deja una marca única en la ropa de una persona, al igual que una pistola deja una marca única en la bala, y que la ropa del sospechoso había sido impactada por el airbag del conductor, no del pasajero.
Vía | autoblog.com