Ni siquiera Fernando Alonso está del todo convencido de que esto del Dakar vaya a salir bien. El español duda, y por eso no termina de confirmar de manera oficial que vaya a estar en el Dakar 2020. Prefiere prepararse para la cita sin la presión añadida de saber que, vaya como vaya, tendrá que personarse en Arabia Saudí el 5 de enero. Prefiere guardarse la carta de una retirada a tiempo.
No hay que equivocarse. Dudar en estos casos no solo no es síntoma de debilidad, sino que es una condición sine qua non para un pionero como Fernando Alonso. El asturiano una ocasión más se propone enfrentarse a lo desconocido, pero por primera vez lo más sensato sería apostar en su contra. Y es que Alonso tiene delante a su monstruo más fiero.
Todo será nuevo para Fernando Alonso en el Dakar
Puede parecer que la aventura que va a comenzar Fernando Alonso solo es un paso más en la carrera de un piloto. Pero lo cierto es que la única similitud entre lo que ha hecho hasta ahora Alonso y lo que enfrentará en el Dakar es que pilotará un cacharro con cuatro ruedas y un volante. Por lo demás, el cambio que encara Alonso es tan grande como si de repente comenzase a correr en moto.
Fernando Alonso tendrá que adaptarse a absolutamente todo en su nueva aventura. Todo será distinto, desde el coche hasta la superficie, desde el modelo de competición hasta la compañía dentro del vehículo. Prácticamente se podría decir que el piloto español, a los 38 años, va a iniciar su andadura en un deporte nuevo.
El primer punto de conflicto será el propio coche. Alonso ha pilotado en toda su carrera vehículos muy diferentes pero, a la vez, con una característica común que les une: todos eran monoplazas. Ahora Alonso tendrá que aprender también a ser rápido con los todoterrenos del Dakar. Para ello ya lleva tiempo probando el Hilux de Toyota.
Pero este será el menor de los problemas. Derivado de él viene uno que puede ser más conflictivo. El Hilux no es un monoplaza, y por lo tanto cabe otra persona. En este caso el que cabe es Marc Coma, que hará las veces de copiloto de Fernando Alonso con casi total seguridad. Otra experiencia totalmente nueva para el asturiano, tener un copiloto al lado que te da órdenes y al que atender.
El papel del copiloto es absolutamente crucial en el Dakar y convierte la cosa en una labor de equipo. Para más inri, Marc Coma también es un completo novato en la misión. Sí, ha ganado cinco veces el Dakar y ha estado en la organización, pero nunca ha hecho la prueba en coche, nunca ha sido copiloto y nunca ha competido, como el resto, en Arabia Saudí.
Precisamente en lo que más influye el copiloto es en otro de los apartados que serán completamente nuevo para Alonso: la navegación. En el Dakar no perderse importa incluso más que ser rápido. Se acabó correr en un circuito cerrado que te memorizas en tres vueltas, ahora, como mucho, tienes un road book que te va cantando el copiloto y del que te tienes que fiar.
Y, de verdad, que la navegación lo es todo en el Dakar. Ir rápido te puede dar segundos, e incluso minutos, en ciertas etapas. Pero la navegación directamente te da cuartos de hora, medias horas o incluso horas enteras. Y en el desierto no hay carteles que te sirvan de referencia para frenar, como mucho una piedra o un arbusto.
🔥🔥🔥 @alo_oficial comienza las pruebas con el Toyota #Hilux en Namibia, dos años y medio después de unirse al equipo Toyota GAZOO Racing tiene por delante el mayor desafío de su carrera: aprenderlo todo desde cero en la nueva disciplina de los rally-raid. pic.twitter.com/9dx6iDCihp
— Toyota España (@Toyota_Esp) August 20, 2019
De hecho, por tener que adaptarse, Alonso tendrá que hacerlo hasta a un nuevo estilo de competición. Hasta ahora las carreras del asturiano, desde el karting hasta el WEC, tenían un patrón común: todos los coches salen juntos y el que primero llegue a meta gana. En el Dakar no habrá cuerpo a cuerpo con los rivales, Alonso estará solo contra el desierto y el reloj.
Por último, está la cuestión de la superficie. Quizá, junto a la navegación, la más complicada de todas. Fernando Alonso tendrá que aprender a ir rápido sobre tierra igual que lo ha sido en asfalto. Otro salto al vacío para un piloto que en karting, Fórmula 1, Indycar y WEC siempre había corrido con monoplaza y en un circuito cerrado de asfalto.
Adaptarse a la tierra ya será complicado para Alonso, pero a buen seguro lo conseguirá como lo hicieron otros pilotos de Fórmula 1 recientes como Kimi Raikkonen o Robert Kubica. Pero el quiz de la cuestión, el verdadero enemigo de Alonso en el Dakar será otro tipo de superficie: la arena. Las dunas y el polvo, habrá que ver cuanto de esto aporta Arabia Saudí, serán la reválida definitiva.
La competencia será feroz en una etapa rica de talentos en el Dakar
Y es que en esta cuestión hay un mar de fondo que se intuye pero no se dice. Fernando Alonso no va al Dakar a divertirse, como hace Jesús Calleja. Alonso va allí a ganar. Y para eso irá al volante de uno de los mejores coches de la competición, el Toyota Hilux, campeón, sin ir más lejos, de la edición del rally en 2019.
Eso no quiere decir que Alonso tenga que ganar en 2020. Esa hazaña prácticamente le elevaría al puesto más alto en el Olimpo histórico de los pilotos de coches. Seguramente, lo normal viendo precedentes es que a Alonso le costase, como mínimo, cinco años empezar a ser un candidato serio a la victoria. Por eso hay que tomar esto como lo que es: un proyecto tan a largo plazo que podría ocupar el resto de la carrera deportiva del asturiano.
Sirva como modelo Sébastien Loeb. El más grande piloto del WRC de todos los tiempos desembarcó en el Dakar en 2016 con muchas menos cosas a las que adaptarse. Cuatro años después todavía no ha ganado, aunque ni mucho menos su andadura está siendo un fracaso: lleva dos podios en cuatro año y en 2017 se quedó a cinco minutos de ganar.
Llegados a este punto no conviene perder algo de vista: la competencia. Actualmente en la categoría de coches corren cinco campeones del Dakar: Carlos Sainz, Stéphane Peterhansel, Nani Roma, Nasser Al-Attiyah y Giniel De Villiers, a los que hay que añadir Cyril Despres, que lo hizo en moto, y el propio Loeb, que es un candidato firme. Una jauría muy curtida contra la que ahora Alonso tendrá que competir.