Tener vehículo privado implica una serie de costes, y entre estos se encuentra evidentemente, el mantenimiento. De hecho, desde mi punto de vista, es un factor que hay que tener en cuenta a la hora de elegir nuestro vehículo.
Tenemos aquí una paradoja bastante curiosa. Buscamos vehículos que consuman la menor cantidad de combustible posible, con una visión a largo plazo digna de envidiar, pero en la mayoría de las ocasiones no nos informamos del coste de revisiones y reparaciones, que como vamos a ver ahora, no es, en absoluto, despreciable.
De hecho, según un estudio realizado por Consumer Eroski, desde 2005 el precio medio de la mano de obra se sitúa en 46 euros, lo que supone un incremento del 44%, ahí es nada.
El estudio refleja además las diferencias que hay entre ciudades, ya que en algunos casos, el precio se llega a triplicar (60 euros en San Sebastian frente a los 17 de Córdoba). Os diré que tengo un conocido que se hace 600 km para pasarle la revisión a su coche, y visto esto, voy a tener que volver a considerarle cuerdo.
Si además comparamos a los talleres oficiales frente a los de mecánica rápida, la diferencia es importante. Los primeros tienen un coste medio de la mano de obra de 55 euros (una subida del 46% desde 2005) y los segundos de 40 euros (un 35% más en el mismo periodo).
Nuestro coches cada vez incorporan más tecnología que exige mano de obra cualificada por un lado, y piezas más caras por el otro, pero esta subida de precios no va en consonancia con la modernización del parque automovilístico ni con el nivel de precios.
Si a esto le sumamos las malas prácticas a las que nos enfrentamos en más de un taller (estoy siendo benévolo con la proporción), como consumidores debemos ejercer nuestro mayor capacidad de penalización: elegir aquellos talleres en los que recibamos un mejor servicio a un precio más competitivo.
Vía | El Mundo
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