Elon Musk apoya abiertamente al republicano Donald Trump en su nueva carrera por la Casa Blanca: un candidato que ha prometido acabar con la dictadura del coche eléctrico y los subsidios que los favorecen.
Pero en este discurso hay una tremenda contradicción: Tesla se ha beneficiado durante toda su existencia de ayudas y regulaciones pro coches eléctricos. Una postura más alineada con el programa demócrata. Y de hecho lo sigue haciendo aunque su discurso vaya en otra dirección.
"Elon está en contra de los subsidios mientras Tesla los devora como Godzilla"
Musk ha entrevistado esta madrugada (en horario español) a Trump en Twitter, su red social. De los eléctricos han hablado poco: Trump ha elogiado a Musk por Tesla y su "increíble" coche eléctrico" y poco más. El de Nueva York también ha recordado que los coches eléctricos se alimentan hoy por hoy de energía generada por combustibles fósiles.
Los cero emisiones son un punto de conflicto entre ambos multimillonarios, pero este reciente idilio mutuo lo ha suavizado. Trump ha pasado de batallar contra los coches eléctricos a estar a su favor porque el bueno de Elon le "ha dado un gran apoyo".
Musk directamente dice una cosa y hace otra: ha llegado hasta a tuitear que habría que eliminar las ayudas gubernamentales para el coche eléctrico. Incentivos de los que Tesla lleva décadas beneficiándose. Musk defiende el libre mercado y por tanto las políticas estatales intervencionistas, pero a su vez se aprovecha del Estado si hablamos de llevarse dinero gratuitamente o de firmar beneficios.
Tenemos varios ejemplos de estos vaivenes Tesla mediante, que siguen muy presentes. En febrero de este año la marca instó al gobierno de Biden a permitir políticas de emisiones más estrictas en California. Es su principal mercado en EE.UU. "No habría habido Tesla sin los organismos reguladores de California", señaló Gavin Newsom, gobernador de California hace un par de años según recoge Reuters.
También la marca ha presionado para que se prohíban los gasolina desde 2035, algo a lo que se opone frontalmente Trump y con lo que EEUU nunca ha dado el paso a diferencia de Europa. Mucho antes, se mostró contrario a un proyecto de ley de Biden que contemplaba ayudas para con los cero emisiones, tanto a empresas como a consumidores. Tesla no necesita subsidios, era el argumento. Cuando esta normativa se aprobó, la elogió sin tapujos.
"Elon tiende a decir que está en contra de los subsidios mientras Tesla los devora como un Godzilla hambriento", señala Mike Murphy según Automotive News, un estratega republicano que dirige el EV Politics Project, un grupo que busca apoyo bipartidista para los vehículos eléctricos.
No le falta razón: según Reuters, los registros públicos demuestran que desde que se fundara Tesla se ha beneficiado de ayudas estatales en pro de los cero emisiones. Ejemplo de ello es su planta en Fremont (California) que se levantó con un préstamo de 465 millones de dólares del Departamento de Energía de Estados Unidos. Lo devolvió tres años después, eso sí.
Más de 9.000 millones de dólares en créditos de carbono
Otra de las medidas gubernamentales que ha ayudado mucho a Tesla, y de lo que se sigue beneficiando, son los créditos regulatorios, también conocidos como créditos de carbono o de derechos de emisiones.
Las marcas que no cumplen el objetivo de emisiones medias de CO₂ por no vender suficientes eléctricos o electrificados recurren a estos créditos para salvar multas millonarias: se los compran a marcas que sí los cumplen para poder alcanzar dichos objetivos a golpe de talonario.
Para Tesla es un negocio redondo: lleva 15 años forrándose gracias a estos créditos, recaudando más de 9.000 millones de dólares. Sólo en 2023 se llevó casi 1.800 millones de dólares con la venta de estos créditos de carbono y en el último trimestre ha firmado los 890 millones de dólares de ingresos gracias a ellos.
General Motors ha comprado estos créditos a Tesla, como también lo hizo la ya desaparecida Fiat Chrysler Automobiles (FCA), ahora Stellantis. En 2019 pagó a la marca de Musk para que los Tesla vendidos en Europa contabilizasen como ventas de FCA y así reducir sus emisiones medias. Stellantis ha seguido haciéndolo después.
A estos créditos los ayuda la imposición de límites cada vez más estrictos. Y para sorpresa de nadie la marca de Musk los ha venido exigiendo. La última vez lo hizo hace no mucho, en verano del año pasado: Tesla presionó al Ejecutivo para que estableciera límites más exigentes.
Trump, por tradición, se ha posicionado en contra de estas exigencias que atentan frontalmente contra la industria. En general ha sido el mantra en lo que toca al automóvil, lo que mantiene en esta campaña pese a las últimas matizaciones. Acabar con la "estafa verde" para salvar a la industria de "la destrucción total".
Y lejos queda ese Musk que se largó de los paneles asesores de la Casa Blanca cuando Trump abandonó los Acuerdos de París. No hay que olvidar que no siempre apoyó al republicano y, de hecho, hizo lo propio con Biden. Todo se torció cuando Biden no invitó a Tesla a una reunión sobre coches eléctricos.