Carlos Tavares tiene muchos frentes de batalla abiertos: contra la amenaza del satus quo de las marcas europeas por parte de China con los coches eléctricos, pero también con el gobierno italiano.
Ante la posibilidad de que la china Chery levante su primera fábrica europea en Italia, el CEO de Stellantis ha amenazado con cerrar las plantas de sus marcas italianas: Fiat, Alfa Romeo y Maserati. Como trasfondo, la guerra que mantiene con el ejecutivo de Meloni.
Por primera vez en la historia, un Alfa Romeo no se va a fabricar en Italia
"Si alguien quiere introducir competencia china, sería responsable de las decisiones impopulares que podrían tener que tomarse", ha señalado esta semana Tavares refiriéndose a la administración italiana. Lo hizo en un evento en Turín en la presentación de la nueva línea de transmisiones electrificadas de doble embrague (eDCT) para híbridos y PHEV que acogerá la fábrica de Mirafiori.
Ante la posibilidad de que el gobierno italiano de luz verde a Chery para que implante su factoría europea en Italia, ha señalado que "quizá no necesitemos tantas plantas como las que tenemos ahora. Estamos preparados para la batalla, pero en una batalla hay bajas".
La carrera por escoger destino europeo por parte de Chery está entre España e Italia, pero parece que nuestro país ha tomado la delantera. Tras meses de largas negociaciones, apunta a que será en la Zona Franca (la antigua Nissan Barcelona) donde ensamble sus coches eléctricos para el Viejo Continente. Pero a falta del acuerdo final, la amenaza de Tavares ahí queda.
Aunque el portugués da bandazos con sus declaraciones, porque también ha señalado que la intención de Stellantis es quedarse en Italia, tildando esta posible diáspora en suelo italiano de fake news. Entre los planes del conglomerado franco italiano está la producción del Fiat Panda hasta 2030 en el sur de Italia o sus planes para concebir baterías más asequibles para el Fiat 500.
Además, Stellantis va y viene con China según le conviene: ha adquirido el 21 % de Leapmotor y la intención es que sean sus plantas las que acojan en Europa a los coches eléctricos de esta firma de la república popular.
"Un automóvil llamado Milano no se puede producir en Polonia". Es ilegal. Pero también es cierto que Tavares ya ha empezado a hacer movimientos que van en la dirección de esta amenaza. La decisión de Stellantis de llevarse la producción del recién presentado Alfa Romeo Milano a Polonia ha sido vista como un asunto de estado por el gobierno transalpino.
"Un automóvil llamado Milano no se puede producir en Polonia. Está prohibido por la ley italiana", ha señalado Adolfo Urso, ministro de Industria de Italia, según recoge The Telegraph. Hace referencia a una normativa vigente desde 2003 que impide vender productos con nombre italiano que no se fabriquen en el país.
"Esta ley estipula que no se pueden dar denominaciones que induzcan a error a los consumidores. Por tanto, un coche llamado Milano debe producirse en Italia", apunta. Previamente, la primera ministra italiana Giorgia Meloni también criticó este movimiento de Stellantis: "Si quieres vender un automóvil [anunciándolo] como una joya italiana, ese automóvil debe fabricarse en Italia".
Sea como fuere, la decisión es firme: el Alfa Romeo Milano se ensamblará en la factoría polaca de Tychy. Lo que significa que, por primera vez en la historia desde la fundación de la marca turinesa, un Alfa Romeo no se concebirá en Italia.
No será el único, en los planes de Stellantis está que esta planta de Polonia asimismo de salida al Fiat 600 y al Jeep Avenger. Igualmente está en el aire qué ocurrirá con la resucitada Lancia y dónde se fabricarán los nuevos modelos. Lancia es menos simbólica para Italia por nombre, pero el Ypsilon es uno de los coches más vendidos por tradición en su mercado nacional.
La razón de este movimiento es la rentabilidad. Fabricar en Polonia es más barato y eso es lo que ha permitido, según Tavares, que este Alfa Romeo Milano arranque en unos 30.000 euros en sus opciones térmicas y no en los 40.000 euros. "Eso limitaría su potencial en el mercado". En pos de esta rentabilidad también está en los planes de eliminar 3.700 puestos de trabajo en Italia, lo que choca de frente contra el proteccionismo del ejecutivo italiano.
De nuevo aquí entraría en juego la amenaza china, con modelos más baratos y que están arrastrando a las firmas tradicionales a una dura guerra de precios. No queda otra si quieren seguir vivas, pero los márgenes son los que son. En definitiva no morir ante la hegemonía China y evitar el famoso "un baño de sangre" al que ya aludido Tavares en varias ocasiones.
