Bonn, Essen, Reutlingen, Mannheim y Herrenberg son las cinco ciudades alemanas que experimentarán lo que implica disfrutar del transporte público de forma gratuita. Se trata de un proyecto piloto que si sale bien, podrían adoptar, voluntariamente, más ciudades con el objetivo de cumplir con los estándares medioambientales impuestos por la Comisión Europea y reducir el uso del transporte privado.
Pero esta medida no debe ser vista como un alivio para los fabricantes de la industria automotriz, pues tal y como ha declarado un portavoz del gobierno, debe seguir invirtiendo en las modificaciones de los vehículos diésel que ya circulan por las carreteras.
Una forma de reducir emisiones, pero no la única
"Estamos considerando que el transporte público sea gratuito para reducir el número de automóviles privados", han propuesto tres ministros alemanes a la Comisión Europea. "Combatir eficazmente la contaminación del aire sin más demoras innecesarias es de la más alta prioridad para Alemania", agregaron.
El transgresor proyecto se aprobará como muy tarde a finales de este año, tal y como informa The Guardian, e incluirá restricciones a las emisiones de flotas de vehículos como taxis y autobuses, así como la implantación de zonas de bajas emisiones.
Pero que el transporte público sea gratis no quita que la industria deba seguir buscando la manera de hacer motores diésel más limpios, o al menos es lo que ha declarado el portavoz del Ministerio de Medio Ambiente, Stefan Gabriel Haufe. El portavoz ha querido dejar claro que esta medida no persigue aliviar la responsabilidad de los fabricantes a la hora de fabricar motores más limpios, y de reparar los que han sido manipulados.
Alemania y otros ocho miembros de la Unión Europea, incluidos España, Francia e Italia, superaron el plazo del 30 de enero para cumplir con los límites de la Unión Europea para el dióxido de nitrógeno y las micropartículas contaminantes.
Para contribuir a una industria devastada por los recurrentes escándalos y fraudes, gigantes como BMW, Daimler o Volkswagen, invertirán unos 250 millones de euros en un fondo de miles de millones para mejorar el transporte local en Alemania.
En el aire quedan cuestiones sobre cómo se financiará este proyecto y de qué forma cubrirán la demanda de autobuses 'limpios' cuando todo el mundo decida hacer uso del transporte público gratuito. El plan se enfrenta a posibles masificaciones del transporte público, aumento del personal contratado y de la flota de vehículos, además del juego político implícito.
Como pudimos comprobar, el discurso de la canciller alemana Angela Merkel se adapta según las circunstancias, y no duda en apuntar inquisitivamente a la industria del motor y defender a los consumidores cuando se acercan las elecciones, esgrimiendo la contaminación como arma política.
También es bueno tener en mente que no todo es culpa del diésel, pues a medida que los fabricantes tienen que extraer más energía de cada gota de combustible y reducir las emisiones de CO₂ aparecen otros productos en los gases de los motores de gasolina. Hasta ahora, los diésel eran los motores que más NOx y subproductos generaban en la combustión, pero los motores de gasolina modernos son verdaderas máquinas de producir "subproductos" muy dañinos.