Cuando queremos tomar la medida del avance del coche eléctrico, miramos a los resultados de Tesla. Cuando se trata de conocer cómo va la industria del motor europea, miramos a Alemania. Y no le está yendo demasiado bien según los números del primer semestre del año. En parte por la desaparición de las ayudas al coche eléctrico, que ha frenado su demanda, y por la competencia china.
Al frente de una temporada de ganancias calificada como "decepcionante" encontramos a Volkswagen y a Mercedes-Benz. "La industria automovilística se está hundiendo cada vez más en la crisis", sentencian desde el instituto de investigación alemán IFO.
China, sobrecapacidad de producción y altos costes forman un amargo cóctel
Según el IFO, la capacidad de la industria ha caído a alrededor del 78 %, nueve puntos porcentuales por debajo del promedio a largo plazo, ya que los fabricantes de automóviles como Volkswagen reducen la producción en fábricas con costos elevados. Y no esperan una mejora en los próximos meses. Según datos recogidos por Autonews Europe, las expectativas de negocio de la industria automovilística alemana se deterioraron en julio hasta los -18,3 puntos, frente a los -9,5 puntos del mes anterior tras unos resultados financieros muy tibios.
Las ventas de Volkswagen han caído un 11 % en los primeros seis meses del año, y las de Porsche casi un 20 %. Los márgenes de beneficios del consorcio alemán están cayendo por los costes de reestructuración y confían en los próximos lanzamientos para alcanzar sus objetivos.
También las ventas de Audi se han resentido un 17 %, y las de Mercedes un 12 % en la primera mitad de 2024. De hecho, Volkswagen ha advertido recientemente que podría cerrar la planta de Bruselas de su marca de lujo Audi debido a una fuerte caída en la demanda de coches eléctricos de alta gama, finalizando la producción del Audi Q8 e-tron.
BMW ha experimentado una caída del 9 % en sus beneficios en el segundo trimestre debido a la disminución de las ventas en China, un mercado afectado por una grave crisis inmobiliaria. Y lo mismo para Volkswagen: que cayó casi un 20% interanual ya que los fabricantes nacionales de vehículos eléctricos como BYD siguen lanzando coches eléctricos de mayor autonomía y menor precio. La empresa atribuyó la caída a un "entorno altamente competitivo".
Y hay más de esta desaceleración en la esfera del motor occidental. La sobrecapacidad de producción y los retrasos en las entregas se está notando en grandes grupos como Stellantis, que enfrenta meses de retrasos en modelos clave como el Citroën e-C3 o el e-3008 debido a la demora en las comprobaciones finales del software para su uso en la producción en masa o falta de componentes. Y sus ganancias netas del primer semestre se han reducido a la mitad, entre planes de recortes de plantilla.
Veremos si los fabricantes tradicionales logran capear el temporal antes de que sus cuentas queden realmente resentidas.