La pandemia de Covid-19 paralizó el mundo. Con los desplazamientos en mínimo por tierra mar y aire y el parón de la industria y la economía, esta crisis resultó en la mayor disminución de emisiones globales de la historia.
Es una de las principales conclusiones a las que ha llegado la Agencia Internacional de Energía (IEA por sus siglas en inglés) en un informe que analiza las emisiones de CO₂ en 2020 y cómo repuntaron con la vuelta a la 'normalidad'.
Los coches eléctricos no sucumbieron a la hecatombe
Mientras que la pandemia definió las tendencias de energía y emisiones en 2020 reduciendo el consumo de combustibles fósiles durante gran parte del año, explica la IEA, las energías renovables y los vehículos eléctricos se mantuvieron en mayor medida a flote.
Recordemos que en abril de 2020 el barril de crudo West Texas cotizó por primera vez en su historia en negativo y las reservas de petróleo que nadie demandaba flotaban en enormes buques en medio del mar, como si de una película de ciencia ficción se tratara.
De hecho, en el mes de abril el consumo de gasolina en España bajó hasta niveles de 1973.
Así, en términos absolutos, la disminución de las emisiones de CO₂ fue de casi 2.000 millones de toneladas en 2020. Para hacernos una idea de lo que implica esta cifra, España emitió en 2019 314.900 toneladas de CO₂.
En este escenario la demanda de energía primaria cayó casi un 4 % en 2020 mientras que las emisiones globales de CO₂ relacionadas con la energía cayeron un 5,8 %, según los últimos datos estadísticos publicados por la agencia.
La demanda de combustibles fósiles fue la más afectada el año pasado, especialmente el petróleo, que disminuyó un 8,6 % en la que ya es su mayor caída, y el carbón, que cayó un 4 %.
La caída de la actividad del transporte por carretera representó el 50 % de la disminución de la demanda mundial de petróleo, y la bajada en el sector de la aviación supuso alrededor del 35 %.
Así, solo las restricciones terrestres contribuyeron a que se dejaran de emitir 1.100 millones de toneladas de CO₂ a la atmósfera.
El impacto de la pandemia en las ventas mundiales de automóviles también hizo que cayeran cerca de un 15 %. Sin embargo, los coches eléctricos sobrevivieron y sus ventas crecieron más del 40 %, lo que equivale a más de 3 millones de unidades.
Pero este 'alivio' para el planeta no duró mucho, y a partir de la segunda mitad de 2020 las emisiones comenzaron a repuntar con la recuperación de la actividad económica.
En diciembre de 2020, las emisiones globales fueron un 2 % más altas que en el mismo mes del año anterior, con China a la cabeza.
Desde la IEA advierten de que sin medidas y planes de los gobiernos orientados hacia la sostenibilidad se producirá un repunte de las emisiones sin parangón, y encumbra al coche eléctrico y las energías renovales como solución al problema.
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