Desde que Francia abrió la veda al retrofit hace ya un par de años y regularizó las adaptaciones o conversiones de coches con motor térmico en eléctricos, cada vez son más las empresas que se animan a iniciar su actividad en el país galo, prácticamente todas dentro del marco de la asociación AIRe.
Una de las últimas en unirse a este proyecto ha sido Transition-One, una start-up que promete reconvertir utilitarios de combustión como el Fiat 500, el Renault Twingo (de segunda generación) o el Volkswagen Polo (de cuarta) a eléctricos, por precios que prometen ser muy competitivos.
Retrofit asequible y pensado para la ciudad
En Francia, hay unos 40 millones de vehículos, y en los mejores años se venden unos dos millones al año. Gracias a que se están tomando cada vez más medidas para reducir las emisiones de CO₂ en el país, las empresas dedicadas al retrofit no dejan de aumentar. A medida que lo hacen, se van especializando en diferentes tipos de vehículos.
Algunas de las más conocidas en nuestro país vecino son Retrofuture (enfocada en los clásicos) o Phoenix Mobility (que se dedica sobre todo a los vehículos comerciales), incluso Noil, que se dedica a la conversión de motos.
También llevan a cabo esta práctica algunos fabricantes como es el caso de MINI o de la francesa Renault.
En el caso de la start-up gala Transition-One, busca posicionarse como "la mejor opción en torno a la reconversión de vehículos eminentemente utilitarios para su uso diario en un entorno urbano".
Pero no se cierran a este tipo de coche. La lista completa de modelos que convierten incluye: Fiat 500, Renault Twingo de segunda generación, Mini Cooper, Renault Clio de tercera generación, Volkswagen Polo de cuarta y también varias versiones del Renault Kangoo.
Para lograr que sean conversiones muy interesantes para el día a día, el equipo ha trabajado "en un enfoque de tamaño correcto de la batería" que se adapta a las necesidades diarias de autonomía para la mayoría de usuarios, según los estudios de mercado que han llevado a cabo.
Por tanto, las conversiones que se llevan a cabo en Transition-One se basan en una solución que se compone, principalmente, de un motor eléctrico de 53 kW (72 CV) y 78 Nm de par máximo y baterías de 15 a 30 kWh de capacidad que puedan recargarse por completo en unas cinco horas en enchufes convencionales.
Con este motor, los vehículos reconvertidos a eléctricos por la empresa podrán alcanzar una velocidad máxima limitada 110 km/h. Son prestaciones más que suficientes para moverse por ciudad pero quizá se queden algo justas fuera de este entorno.
Según datos de la empresa “el trabajo solo dura unas cuatro horas y cuesta entre 8.000 euros para un coche urbano y 15.000 euros para una berlina” (incluyendo las ayudas públicas).
Pero la empresa cree que podrá “ofrecer la conversión por un precio de entre 7.000 y 8.000 euros en aproximadamente dos o tres años” y su objetivo es que la conversión completa “no cueste más de 5.500 euros dentro de cinco años” sin ayudas.
Actualmente, y gracias a las subvenciones creadas para tal fin, a un particular en Francia la factura de un retrofit puede costarle hasta 5.000 euros menos, dependiendo de las diversas bonificaciones en vigor en las distintas ciudades y regiones.
Transition-One
La letra pequeña dice que estas ayudas se dan siempre que se cumplan unas condiciones económicas concretas como la de no superar una renta anual de 13.400 euros. Para aquellos que se pasen del umbral, la ayuda se reducirá hasta los 2.500 euros.
Más allá, curiosamente no hay requisitos legales muy complicados para recibir estas ayudas. Los más importantes son: residir en Francia, que el retrofit se haga en coches de combustión con más cinco años, que se lleve a cabo en un taller (con su correspondiente certificado), pedir la subvención antes que la conversión cumpla un año y respetar la condición de no vender el coche hasta pasados seis meses de su conversión o hasta que haya recorrido 6.000 km.
También es posible comprar vehículos de segunda mano ya transformados. Sin embargo, la ley francesa no permite que ‘los aficionados al bricolaje’ transformen por sí mismos los vehículos.
En Francia, las ventas de vehículos enchufables vieron crecer la cuota de mercado en un 50 % el pasado mes de enero. Pero como en España, por el momento los electrificados no acaban de despegar.
Con más de 1.500 millones de vehículos en circulación en todo el mundo, convertir parte de esta flota en eléctrica con un método asequible y sostenible, podría ser una alternativa viable para catalizar la adopción de vehículos eléctricos.
El fundador de Transition-One, Aymeric Libeau, calcula que “se emiten siete toneladas de CO₂ para fabricar un vehículo del mismo segmento que un Renault ZOE nuevo”, mientras que “la conversión de un Renault Clio solo emite dos toneladas, por lo que se evitan cinco toneladas cuando se elige una conversión en lugar de un coche nuevo".
Además, Libeau también remarca de cara al usuario “que un vehículo diésel adaptado puede ahorrar a su propietario unos 335 euros al año”.
Esta start-up busca optimizar la cadena de suministro para poder abastecerse de la mayoría de componentes a nivel local. Asimismo, todos sus inversores son de origen local.
“Tenemos previsto utilizar el mismo modelo en todo el mundo a medida que nos vayamos expandiendo”, dice Libeau, que además de tener a África en su punto de mira como mercado potencial, quiere implantar un modelo de franquicia y asegura que “ya cuentan con más de mil socios potenciales” para ello.
El hecho de que centren su actividad en unos pocos modelos, les permite centrar el tiro en optimizar sus "kits de conversión" de acuerdo con los diferentes requisitos de homologación según mercado para ajustar costes.
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