Uno de los inconvenientes de las baterías en que añaden un peso extra que acaba penalizando la autonomía y la eficiencia. Algo que se agrava en el caso de los barcos, que tienen que enfrentarse a las mareas y las corrientes oceánicas.
Aquí es donde entran los barcos voladores. Se trata de embarcaciones que se deslizan sobre la superficie del agua y por las que cada vez apuestan más empresas, como la sueca Candela. Sus hidroalas prometen una reducción del consumo de energía del 80 % y el fin de los mareos en barco, y no es la única.
¿También el adiós a los mareos?
Candela se acerca ahora a su objetivo de sustituir las embarcaciones con motor de combustión por embarcaciones eléctricas eficientes tanto en la industria de la navegación recreativa como en la comercial.
La compañía quiere lograr ese objetivo utilizando un diseño innovador con hidroalas controladas por ordenador que ayudan a sus barcos a volar sobre la superficie del agua. Estas, aseguran, permiten que los barcos utilicen un 80% menos de energía que barcos tradicionales que cubren la misma ruta.
El Candela P-12 se anuncia como el primer ferry eléctrico 'volador' del mundo y promete reducir las emisiones durante su vida útil en un impresionante 97,5% en comparación con los buques diésel, al tiempo que reduce los costos de los operadores a la mitad. Además presume de ser el doble de rápido que sus contrapartes de combustión. Según la compañía, "lo que hace que los hidroplanos sean tan efectivos es la drástica reducción de la resistencia. Un casco de planeo típico tiene una relación de elevación a arrastre de 4 a 1, mientras que en el Candela C-8 es de 20 a 1".
¿Cómo? Gracias a tres alas de fibra de carbono debajo del casco. Una vez en el aire, el sistema de control de vuelo digital del P-12 ajusta los ángulos de las láminas basándose en varios sensores, lo que garantiza un viaje más fluido sin las molestias de los movimientos que provocan mareos, comunes en los barcos regulares.
Tiene una autonomía de hasta 50 millas náuticas (unos 92 km), capacidad para 30 personas y una velocidad máxima de 30 nudos en 16 segundos. Su producción en serie se inició a finales de 2023 y este año se incorporará al sistema de transporte público de Estocolmo. "El P-12 ha obtenido una exención de velocidad en la ciudad, reduciendo los tiempos de viaje de 55 minutos a solo 25 minutos", explica Candela. ¿Su precio? A partir de 1,7 millones de euros.
Artemis Technologies, una empresa con sede en Belfast, ha recibido un buen chute de capital para llevar al mercado internacional sus barcos eléctricos voladores. Su portfolio está formado por cinco modelos y todos presumen de ser energéticamente eficientes, ofrecer un viaje sin turbulencias y ser absolutamente silenciosos.
El EF-12, por ejemplo, alcanza una velocidad máxima de 31 nudos, una autonomía de 55 millas náuticas (unos 100 km) a una velocidad de crucero de 25 nudos y sitio para 8 pasajeros, incluyendo a la tripulación. Tiene una longitud de 12 metros y un peso de 2,7 toneladas gracias a la fibra de carbono. La solución de esta compañía pasa por reducir la resistencia cuando el sistema levanta la embarcación fuera del agua, prometiendo más velocidad y una reducción del 70% en los costos de energía.
También una start-up francesa llamada Jetcycle ha visto el nicho de mercado en los barcos voladores y se dedica al diseño y fabricación de hidroalas, y tiene en su portfolio una 'moto agua' voladora llamada JetCycle que se desliza sobre la superficie del agua a una velocidad de hasta 5 nudos. Una vez que despegue, alcanzará una velocidad de crucero de 8 nudos y una velocidad máxima de 10 nudos para pasar un buen rato.
La lista de empresas que están apostando por barcos voladores cada vez es mayor, y aunque se trata de una tecnología emergente y algo cara, tiene buenas papeletas para electrificar el transporte marítimo.