Europa comienza a posicionarse contra la energía nuclear, mientras mantiene en parte el gas y el carbón

Cinco Estados miembros de la UE, liderados por Alemania, se han posicionado en contra de la energía nuclear al pedir que deje de formar parte de los fondos europeos dedicados a energías limpias.

Así lo refleja la carta firmada por los ministros de Medio Ambiente y Energía de España, Austria, Dinamarca, Alemania y Luxemburgo y dirigida a la Comisión Europea. "La energía nuclear [...] es una tecnología de alto riesgo, la energía eólica no lo es. Esta diferencia fundamental hay que tenerla en cuenta", han zanjado.

La energía nuclear no es segura, dicen los países firmantes

La carta se ha enviado tras el informe sobre la energía nuclear del organismo científico interno de la Comisión Europea, el Centro Común de Investigación, que daría luz verde a un posible renacimiento nuclear en Europa bajo subvenciones comunitarias destinadas a energías sostenibles.

En este escenario, el objetivo del llamamiento de estos cinco países es instar al Ejecutivo comunitario a mantener fuera de las finanzas verdes de la UE la energía nuclear, ya que, según los firmantes, "es incompatible con el principio de 'no causar daño significativo' del Reglamento de Taxonomía".

Dicho reglamento fue aprobado en 2020 con el fin de establecer un marco para facilitar las inversiones sostenibles (y movilizar las inversiones privadas), de forma que la UE pueda ser climáticamente neutra de aquí a 2050.

Esto significa que los cinco países firmantes han decidido alejar a los inversores de proyectos y actividades relacionadas con la energía nuclear, ya que consideran que la evaluación de la Comisión Europea sobre la seguridad de las instalaciones nucleares es errónea:

"Nos desconcertó saber que, en opinión del Centro Común de Investigación, no había indicios de que la tecnología de alto riesgo, que es la energía nuclear, sea más dañina para la salud humana y el medio ambiente que otras formas de generación de energía, como la energía eólica y solar", han expresado los ministros en la carta.

Además han señalado la imposibilidad de eliminar de forma permanente los residuos nucleares, o de almacenarlos de forma segura en ningún lugar.

Mientras tanto, el carbón está viviendo un auge en Europa -sobre todo en países como Alemania, España y la República Checa- para satisfacer la enorme demanda de electricidad que hay tras el fin del confinamiento y ante la escasez de gas natural.

España, con Merkel

Fuente: Ministerio de Industria.

La carta también ha sido firmada por las vicepresidentas del Gobierno español, Teresa Ribera y Nadia Calviño, que abogan por desincentivar las centrales nucleares como fuente de energía de bajas emisiones.

Actualmente hay cinco centrales nucleares en funcionamiento en España desde 1983, pero un anteproyecto de ley aprobado recientemente planea reducir la retribución a las plantas de generación eléctrica anteriores a 2005 que no emiten CO2, lo que supondrá un varapalo para el sector nuclear.

El plan es que se produzca un cierre progresivo de estas centrales de aquí a 2035.

España está apostando muy fuerte por el hidrógeno, un vector energético que solo tiene sentido a nivel ecológico si se produce a partir de energías renovables (es el llamado hidrógeno verde).

De lo contrario, se obtiene a partir del reformado del gas natural, un proceso que emite grandes cantidades de CO2 a la atmósfera.

Por ello, las eléctricas y empresas gasistas están tratando de atraer fondos públicos para desarrollar grandes electrolizadores que generen ese hidrógeno verde, que permitirá que salgan a flote en un escenario de neutralidad climática.

Cómo le va a Francia apostando por la energía nuclear

Fuente: electricityMap.

Si nos ponemos a consultar cuál es el impacto climático de producir electricidad en Europa, solo un país destaca de forma positiva debido a su apuesta por la nuclear: Francia.

Su energía eléctrica es actualmente un 97 % baja en emisiones, con solo 36 gCO₂eq/kWh en cuanto a intensidad de carbono. Y es que la energía nuclear supone el 77 % del consumo de electricidad de Francia, aunque el objetivo del Gobierno galo es reducir el porcentaje al 50 % para 2035.

Cifras alejadas de las de España, que, a pesar de tener un mayor porcentaje de renovables en el mix, produce 162 gCO₂eq/kWh.

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