El coche eléctrico es una de las soluciones de movilidad más ecológicas que hay en términos de emisiones cero. Y sin embargo, la producción de las baterías que los propulsan suponen un problema ecológico. Esa mayor emisión de CO₂ (y algo más) se verá compensada cuando el coche fabricado supere un determinado kilometraje.
Es algo que ya se sabe y varios estudios apuntan en esa dirección, como este de la propia Volvo. Los resultados difieren de uno a otro en cuanto al kilometraje necesario. Volvo habla de algo más de 70.000 km, mientras otros hablan de hasta 130.000 km, dependiendo del modelo de coche y del mix energético usado para recargar el coche.
El estudio publicado por Ashley Nunes y Lucas Woodley, ambos de Harvard, no pretende demostrar otra vez ese hecho, en la que sólo hay discrepancias en la cantidad de kilómetros a recorrer, sino que analiza si hacemos bien en sólo incentivar la compra de coches eléctricos nuevos.
Si no haces muchos kilómetros, mejor usa un coche gasolina
Analizaron el caso de Estados Unidos, pero a grosso modo, la situación es similar en casi todos los países: se incentiva esencialmente la compra de un coche eléctrico nuevo. Modelos que suelen ser entre 10.000 y 12.000 euros más caros que un modelo gasolina equivalente.
Para Luca Woodley:
“Las subvenciones estadounidenses no sólo van a parar a los más pudientes, ya que en 2022 los nuevos vehículos eléctricos seguirán costando casi 12.000 dólares más por vehículo que los impulsados por combustibles fósiles, sino que resulta que los créditos fiscales (hasta 7.500 dólares en 2023) pueden incentivar a los compradores equivocados. Muchos se ven abocados a aumentar su huella de carbono”.
Y además sostiene que en ocasiones es preferible incluso no comprar un coche eléctrico:
"Si eres una persona que conduce bastante, es probable que te convenga un vehículo eléctrico. Por el contrario, si eres alguien que conduce poco y el vehículo va a estar casi siempre en el garaje, puede que, en contra de la intuición, te convenga más tener un vehículo de gasolina".
En un momento en el que el coche eléctrico parece ser la panacea, el estudio de Nunes y Woodley va a contracorriente. En realidad, todo depende de los kilómetros recorridos. Para que un coche eléctrico aporte una reducción efectiva de las emisiones de CO₂, debe recorrer entre 48.000 y 110.000 km, dependiendo del modelo, explican los autores.
Según otro estudio, en Estados Unidos un eléctrico resulta ecológico una vez que ha recorrido más de 55.000 millas, unos 89.000 km. Resumiendo, cuánto más grande sea su batería y el mix energético contenga menos renovables y nucleares, más kilómetros deberá recorrer el coche a lo largo de su vida útil para que tenga un impacto positivo en las emisiones de CO₂.
Hay que incentivar también la compra de coches eléctricos usados
El problema para los autores del estudio es que quienes han comprado un caro coche eléctrico, beneficiándose de varias ayudas e incentivos, lo venden antes de haber efectuado esos 89.000 km. Es entonces sobre el comprador de un coche eléctrico de segunda mano que recae la “responsabilidad” de seguir haciendo kilómetros con el coche. Pero ese comprador, casi nunca tiene derecho a incentivos o ayudas.
Nunes y Woodley publicaron también un memorándum político en el que recomendaban incentivar la venta de coches eléctricos de segunda mano, algo que la administración Biden ha finalmente hecho.
En España, por ejemplo, el Plan MOVES III también contempla ayudas para la compra de coches usados, pero sólo en el caso de modelos seminuevos, con menos de un año de antigüedad. No es exactamente el tipo de coche en el que uno piensa cuando hablamos de coches de segunda mano. Es una medida destinada a aliviar los concesionarios de su importante stock de coches automatriculados.
El problema añadido es que, salvo contadas excepciones como pueden ser los Tesla, un coche eléctrico se deprecia mucho más rápido que un coche con motor térmico. Actualmente, se estima que, de media, un eléctrico pierde su valor hasta un 50% más rápido que un coche gasolina y hasta un 20% más rápido que con un diésel. Y si se deprecian más rápido es que hay poca demanda, de ahí la importancia de implantar ayudas para la compra de coches eléctricos de segunda mano.
Al final, de todo esto se desprende algo muy simple y al mismo tiempo llamativo: a menos que un coche eléctrico tenga una vida útil más allá de los 100.000 km, el cambio a una coche eléctrico no habrá supuesto realmente una reducción de nuestra huella de carbono.
De ahí que las iniciativas de reacondicionamiento de los coches usados eléctricos, como la que está poniendo en marcha el grupo Renault o el grupo Stellantis, sean especialmente relevantes y abren un nuevo abanico de posibilidades al prolongar la vida útil de los coches eléctricos y sobre todo de sus baterías.