El coche eléctrico está consiguiendo lo que el coche de combustión no pudo: captar a los jóvenes de la Gen Z

Se tiende a pensar que los Gen Z o generación Z, es decir, los más jóvenes de la población no están interesados en los coches. De hecho, prefieren pedir un Uber a sacarse el carnet.

Sin embargo, como con cada estudio de marketing hay otro que dice lo contrario, los Gen Z sí estarían ahora interesados en los coches, pero sólo si son eléctricos y si se les habla de ecología.

Según el último informe trimestral de AdAge realizado por la agencia Harris Poll, una publicación especializada en marketing, cinco marcas de automóviles se sitúan entre las 20 marcas que más reconocimiento están ganando entre la Generación Z.

La encuesta, realizada entre consumidores estadounidenses de 18 a 24 años, clasifica las marcas en función de cuánto ha cambiado la percepción que tienen de ellas los integrantes de la Generación Z de un trimestre a otro.

BMW ocupa el cuarto lugar en la clasificación general, es el más alto alcanzado por una marca de automóviles en este estudio. Para saciar la curiosidad, el primer puesto recae en los supermercados Aldi, seguidos de la WNBA y la marca de helados Blue Bunny.

Las marcas que mejor imagen tienen con los Gen Z son las que les hablan de sus intereses, por mucho que no guste a quien tenga más de 30 años. Entre esos intereses está la ecología.

Así, BMW, que anunció en octubre que invertiría 1.700 millones de dólares en la fabricación de vehículos eléctricos en Estados Unidos, separa muy bien vía los canales de difusión su comunicación dirigida a los Gen Z y a su público tradicional.

A veces, no acierta en la forma, como con el ‘OK, Boomer’, pero en BMW saben que el público general, el mainstream, de mañana no está interesado en las prestaciones de un BMW M2 o un M5, sino en los coches eléctricos y los servicios conectados.

Por ejemplo, BMW también se ha centrado en llegar a las comunidades de jugadores. En octubre, anunció un acuerdo con la plataforma de juegos AirConsole, como lo han hecho Sony y Honda, para integrar juegos en las pantallas de infoentretenimiento de sus vehículos.

Es una carrera de fondo

De momento, esa percepción no se traduce en ventas de forma inmediata, por supuesto. La idea es cultivar su imagen de marca para cuando los Gen Z puedan acceder a la compra, un renting o a la suscripción de un coche opten por un BMW.

Es también la estrategia seguida por Volvo, quinta marca de este ranking de mayor reconocimiento entre los Gen Z, que hasta poco nunca había comunicado para las capas más jóvenes de la población. Desde hace décadas Volvo nos habla sobre todo de seguridad y de familia, pero saben que esos aspectos no son interesantes para la Generación Z.

Jim Rowan, consejero delegado de Volvo Cars, describió sus planes de utilizar la propiedad por suscripción a corto plazo y las compras en línea para atraer a los consumidores.

"La generación Z es nuestro próximo mercado", dijo Rowan. "Ahora mismo no hablamos con la Generación Z, la marca nunca se ha dirigido realmente a ese grupo demográfico más joven, pero vamos en esa dirección".

Por ejemplo, en septiembre, Volvo consiguió que el YouTuber Andrew Huang creara una canción con ruidos de coches como parte del marketing de su híbrido enchufable XC60.

Subaru, Cadillac y MINI son también de las marcas que más reconocimiento están logrando entre la Generación Z. Siempre gracias a campañas orientadas con temas de filantropía o ecologismo, con el coche eléctrico como excusa y tema central de fondo.

Al parecer, la Generación Z sólo estaría interesada en los coches eléctricos, según una encuesta realizada por la plataforma estadounidense de seguros de automóviles Jerry. Los coches eléctricos son vistos como algo cool por la generación tecnológica nativa.

Lo ven como una extensión natural de toda la tecnología que les rodee, además de algo radicalmente diferente de los automóviles de sus progenitores y, por tanto, como algo del pasado.

Ellos y los millennials son las generaciones más interesadas en la compra de coches eléctricos, citando la preocupación por el clima y el aumento de los precios de la gasolina como razones adicionales, aparte del factor novedad y tecnológico.

El problema es que si bien los menores de 40 años son los que más desean un eléctrico, son también los que menos se lo pueden permitir. Si bien a largo plazo, el ahorro en combustible puede ayudar a compensar el sobrecoste de un eléctrico, la realidad es que suelen ser coches entre 12.000 y 18.000 euros más caros que un modelo equivalente en gasolina.

Los mayores costes de desarrollo, menores ventas de coches de gasolina y el sobreprecio de las baterías hacen que sigan siendo coches caros para la mayoría.

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