La temporada 2022 es una de las más esperadas en los últimos años de la Fórmula 1. El cambio de reglamento técnico que va a traer de vuelta el efecto suelo a los monoplazas podría dar un giro radical a la parrilla de la Fórmula 1. Y es que las nuevas normas siempre suelen traer muchas alegrías para algunos y drama en mayúsculas para otros.
Antes de que empiece la pretemporada en Montmeló, que arrancará hoy mismo, y para alimentar las esperanzas de los que les gustaría ver un cambio en el statu quo de la parrilla de la Fórmula 1, vamos a repasar cinco casos bastante recientes de equipos gigantes que se fueron al traste por un cambio de reglamento.
Los días de gloria de Williams acabaron con los neumáticos estriados
1998 fue el principio del fin para Williams. En los siete años anteriores el equipo de Grove había acumulado cinco mundiales de constructores y dos subcampeonatos, pero desde entonces no han vuelto a cosechar un título. En gran medida la responsabilidad fue de un cambio reglamentario que afectó a los neumáticos, y que reinó hasta 2009.
La FIA decidió que los neumáticos de la Fórmula 1 dejasen de ser lisos para hacerlos estriados. El objetivo era reducir la velocidad de paso por curva en unos años en los que la muerte de Ayrton Senna aún estaba dolorosamente reciente. En 1997 Jacques Villeneuve ganó el título de pilotos y Williams el de marcas con gomas lisas, pero para 1998 desaparecieron del mapa.
McLaren y Ferrari se jugaron el mundial con éxito final para Mika Hakkinen, mientras que Williams se tuvo que conformar con la tercera posición de constructores, a casi 120 puntos de los campeones y sin ganar ni una sola carrera en todo el año. De hecho, tan solo lograron tres podios, tres terceros puestos, como equipo.
Al menos Williams pudo salvar la tercera posición con Jordan y Benetton, que se quedaron a cuatro y cinco puntos respectivamente. Pero desde entonces Williams no ha vuelto a ganar un mundial. Es cierto que el paso atrás de Renault como motorista del equipo y la marcha del histórico patrocinador Rothmans hizo que todo convergiese en aquel 1998.
Los neumáticos Bridgestone de Ferrari no aguantaban una carrera en 2005
Y seguimos con neumáticos. El siglo XXI comenzó con un dominio abrumador de Ferrari que hizo pentacampeón a Michael Schumacher, y con una FIA desesperada tratando de igualar la contienda. En 2005 se sacaron de la manga una de las normativas mas estrafalarias que se recuerdan: se podía repostar, pero los neumáticos debían durar toda la carrera.
Lo que se buscaba era frenar el dominio de Ferrari, que estaba muy basado en la superioridad de Bridgestone. Y vaya si lo consiguieron. Ferrari, el equipo que había ganado los cinco últimos mundiales de pilotos y de constructores, tan solo ganó una carrera en 2005, el infame Gran Premio de Estados Unidos en Indianápolis en el que corrieron prácticamente solos.
McLaren y Renault, ambos con neumáticos Michelin, pelearon por un mundial que terminó ganando Fernando Alonso, con Ferrari a casi 100 puntos de los campeones y acosados por Toyota en la tercera plaza. El varapalo de Ferrari fue tan grande que la FIA volvió a la normativa anterior de neumáticos para 2006, y Ferrari volvió a estar arriba.
Curiosamente, entre 2005 y 2006, además de volver atrás en la norma de gomas, hubo otra cambio importante: los motores pasaron de ser V10 a ser V8. Renault se mantuvo delante y volvió a ganar el mundial con Alonso, pero mientras Ferrari resurgió, más por los neumáticos que por el motor, McLaren-Mercedes se hundió hasta no ganar ni una carrera en 2006.
Sin Michelin, se acabaron los éxitos de Renault
Los neumáticos son la única parte del coche que está en contacto con el suelo, así que cualquier cambio en ellos es tan o más importante que en cualquier otra zona del monoplaza. Es bueno tener esto en cuenta porque en 2022, además de la aerodinámica, también han cambiado las gomas. Ahora son de 18 pulgadas.
Sí, la Fórmula 1 tuvo modificaciones referentes a los neumáticos de forma consecutiva en 2005, 2006 y 2007. Esta última sirvió para que Michelin abandonase la Fórmula 1 y Bridgestone se quedase como suministrador único. Hubo grandes perjudicados por la decisión, pero seguramente ninguno tanto como el equipo Renault.
Las dos marcas francesas habían establecido una simbiosis muy fuerte que les llevó a ganar los mundiales de 2005 y 2006, pero al separarse el rendimiento de Renault se desplomó. La marca del rombo tan solo hizo un podio en la temporada 2007, y fue de Heikki Kovalainen bajo la lluvia en Fuji.
Renault acabó tercera en constructores por la descalificación de McLaren, pero era un cuarto puesto real incluso detrás de BMW. Además, a la marca francesa se le juntaron dos pérdidas: en 2007 no solo se fue Michelin, sino que también se marchó Fernando Alonso. Cuando el asturiano volvió en 2008 seguían siendo poco competitivos, pero al menos ganó dos carreras.
2009: el pistoletazo de salida para la sequía de Ferrari y McLaren
Pero si hay un cambio de reglamento técnico recordado por el terremoto que causó en la Fórmula 1 ese fue el de 2009. Y fue bastante similar al de 2022. Se mantuvieron los mismos motores, pero cambió radicalmente la aerodinámica y también hubo una modificación importante en los neumáticos. En este caso, volvieron a ser lisos.
Fue el año de Brawn GP y el cambio de reglamento que utilizó Red Bull para llegar a la élite, pero también fueron las normas que hundieron a McLaren y Ferrari. Desde entonces, ninguno de los dos equipos han vuelto a ganar un mundial. ¿Se debió a que lucharon por el título hasta la última vuelta de 2008? Que tomen nota Mercedes y Red Bull.
2008 fue la temporada en la que Lewis Hamilton ganó el mundial pasando a Timo Glock en la última frenada de Interlagos, y el año en el que Ferrari y McLaren se dejaron todo lo que tenían en ganar aquel título mientras la competencia ya trabajaba en el nuevo reglamento técnico de 2009. Los datos son estremecedores.
En las 14 temporadas previas a 2009 McLaren ganó 59 carreras, tres mundiales de pilotos y uno de constructores, mientras que Ferrari venció 105 carreras, ganó seis mundiales de pilotos y ocho de constructores. En los 14 años posteriores, McLaren tiene 21 victorias y Ferrari 29. Ninguno ha vuelto a ganar un mundial.
La era híbrida penalizó la carencia de motorista único de Red Bull
El último gran cambio reglamentario de la Fórmula 1, con permiso del ensanchamiento de los neumáticos de 2017 que no cambió nada, fue la implantación de los motores híbridos allá por 2014. No fue solo mecánica, también la aerodinámica sufrió alteraciones aberrantes contra la estética. Pero el diseño ganador fue el teóricamente menor radical: Mercedes.
Los motores híbridos con turbo fueron la clave para que Mercedes estableciese la tiranía que ha arrastrado durante los últimos años, pero también sirvieron para tumbar la dinastía de Red Bull. El equipo de las bebidas energéticas siempre había tenido su fuerte en la aerodinámica de Adrian Newey y su punto débil en los motores de Renault.
Cuando tocó hacer un motor nuevo, las carencias de Renault se notaron. Red Bull, que había arrasado sin piedad en la temporada 2013 ganando con Sebastian Vettel las últimas nueve carreras de forma consecutiva, se quedó a casi 300 puntos de Mercedes en el mundial de constructores. Solo Daniel Ricciardo salvó la honra con tres victorias.
El equipo que había ganado los cuatros últimos títulos de pilotos y marcas, estuvo cerca hasta de perder el subcampeonato con Williams. En 2015 fue aún peor y Red Bull no ganó ninguna carrera, cayendo al cuarto puesto de constructores. Fueron siete años de sequía hasta que la magia de Max Verstappen obró el milagro en 2021.
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