Aunque no pueda parecer algo principal, la iluminación proporcionada por los faros de un turismo es un elemento de seguridad activa que debe tenerse muy en cuenta, ya que pasamos un gran número de horas viajando bajo la luz de la luna. Además, ni mucho menos todas las vías cuentan con una iluminación decente, y la mayoría de ellas ni siquiera están iluminadas.
Como ocurre con prácticamente todo en este sector, hay multitud de tipos de luces, unos mejores y otros peores, dependiendo del uso del vehículo pueden salir rentables o no, unos iluminan de una forma y otros de otra, unos gastan más y otros gastan menos.
Últimamente hablamos mucho de la iluminación por LED, y es precisamente en este tipo de faros donde nos queremos centrar y analizar sus ventajas respecto a los halógenos y a los faros de xenón.
Faros halógenos
Los faros halógenos son los más comunes pero consumen más e iluminan menos que los LED
Las lámparas halógenas son las más comunes en los coches que habitualmente vemos por las carreteras. Hasta hace muy pocos años, las excepciones a este tipo de alumbrado solo se daban en coches de alta gama o en los acabados de equipamiento más altos de turismos medios.
La bombilla cuenta en su interior con un filamento que alcanza altísimas temperaturas (alrededor de 2.500 grados) y que se pone incandescente; de ahí la emisión de la luz. La calidad lumínica y el rango de iluminación dependen mucho de la bombilla en sí y del diseño del faro.
Aunque es fácil que se fundan, sus ventajas principales son el muy económico precio de la bombilla y que la facilidad a la hora de su sustitución, ya que pueden ser cambiadas por uno mismo sin poseer conocimientos técnicos.
Sus dos puntos negativos principales son el mayor consumo energético y la inferior calidad a la hora de iluminar. Con el tiempo han avanzado y se han mejorado, pero parece que ya no queda mucho margen de mejora.
Faros de descarga de alta intensidad (xenón)
A finales de los años 90, la industria empezó a ofrecer la descarga de xenón como elemento opcional en vehículos de alta gama y en los acabados más altos de vehículos más generalistas, aunque casi siempre de manera opcional y tras pasar por caja desembolsando un extra económico.
A mediados de la primera década de este siglo, su uso se extendió y ya no hacía falta irse a vehículos muy lujosos para encontrar este faro de serie.
Los sistemas de xenón tienen una iluminación blanca de calidad, una buena duración y menores temperaturas, pero al mismo tiempo son más caros, tienen una compleja reparación y su haz de luz puede deslumbrar al resto de coches
Su principio de funcionamiento es similar al de un tubo fluorescente. En su interior cuentan con gases, uno de ellos es el gas xenón, y dos electrodos. Cuando se activan, se genera un arco voltaico a través del gas, lo que proporciona la iluminación.
Las ventajas de los sistemas de xenón respecto a las lámparas halógenas son su iluminación blanca y de mayor calidad, la mayor durabilidad, el menor uso de energía, las menores temperaturas durante su funcionamiento y el mayor haz luminoso que generan (entre un 25 y un 50 % más).
En cuanto a las desventajas del xenón debemos citar el mayor precio de adquisición y la complejidad a la hora de su reparación, duran más que las halógenas, pero también se funden con el tiempo siendo mucho más caras de sustituir y su haz de luz y su intensidad pueden deslumbrar al resto de vehículos.
Faros LED
En los faros LED la iluminación no llega de un solo LED, sino de varios grupos de estos
Actualmente, muchos son los turismos que están utilizando la iluminación mediante diodos LED. Además, también se utilizan mucho en los pilotos posteriores ya que pueden jugar un importante papel en materia de diseño con sus formas mientras se encuentran iluminados, como ya vimos en la prueba del Toyota Prius.
En estos faros, la iluminación no llega de un solo LED, sino de varios grupos de LED. Un diodo LED consume muy poca energía en relación con lo que ilumina, pero el problema es que su luminosidad es reducida. Esto conlleva precisamente a la utilización de varios grupos con varias unidades de diodos cada uno, lo que es una ventaja ya que puede permitir la desconexión de uno o varios grupos de un mismo faro mientras que el resto permanece encendido.
Obviamente, estos LED son bastante más potentes que los utilizados, por ejemplo, en la lucecita roja de un mando a distancia que se ilumina cuando pulsamos un botón. La única contrapartida de que sean tan potentes es que pueden generar altas temperaturas en las zonas cercanas, por lo que en algunos turismos se recurre a unos disipadores de temperatura.
El único inconveniente que puede presentar en un turismo la iluminación por LED es el precio de adquisición en comparación con las halógenas aunque, mirándolo desde otro punto de vista, la diferencia de precio con las lámparas de descarga es inapreciable.
¿Ventajas? Muchas
Los faros LED tienen una vida útil superior a la del coche, consumen poca energía, permiten un diseño más innovador y desarrollar sistemas electrónicos de iluminación más seguros
Destacando principalmente una vida útil superior a la del propio coche, bajo consumo de energía, más facilidad para los diseñadores a la hora de “moldear” tanto faros como pilotos traseros y cambiar el diseño del coche cuando están encendidos, desarrollar sistemas electrónicos que permitan circular por carretera siempre con las largas conectadas y que automáticamente se desactive solamente el módulo que ilumina la zona cercana a un coche cuando se aproxima y una luz blanca y nítida.
Además, desde el momento del encendido ofrecen todo su potencial.
Despidiéndonos del pasado
Las luces tradicionales halógenas están anticuadas y consumen mucha energía, y la iluminación por xenón cumple muy bien con su función; aunque ya están muy explotadas, conllevan mantenimiento y es caro, sumado a que no se espera que evolucionen más.
Por tanto, y como ya hemos visto, el LED recoge todas las ventajas del xenón con un menor consumo de energía y permitiendo muchas más funciones en favor de la seguridad y la estética siendo, además, de por vida.
La iluminación no es ninguna cuestión baladí y la seguridad tampoco. La diferencia en cuanto a la calidad de visión de unos faros halógenos respecto a unos de LED es muy grande, tanto por alcance, como por nitidez, como por fatiga visual cuando llevamos un par de horas conduciendo por la noche; por lo que son ideales para quien conduce habitualmente por carreteras con escasa iluminación.