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Nuestras sensaciones al volante del Toyota PROACE CITY VERSO

Nuestras sensaciones al volante del Toyota PROACE CITY VERSO
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Hay que reconocer que las furgonetas ya no son lo que eran. La evolución que han ido sufriendo con los años les ha llevado a dar un cambio drástico, refinando el funcionamiento hasta cotas nunca vistas y convirtiendo sus versiones homologadas como turismo en opciones muy a tener en cuenta. Sobre todo si lo que buscamos es espacio, comodidad y una versatilidad que difícilmente encontraremos en otros coches.

De hecho, mientras los SUV aplastan sin miramientos el “viejo” concepto de monovolumen, las furgonetas homologadas como turismo han tomado mayor popularidad entre los usuarios y ganan en adeptos y en matriculaciones.

La verdad es que resulta bastante sencillo constatar por las calles cómo la nueva generación de estos comerciales ligeros se hace más popular. Antes, lo normal era ver las furgonetas de los currantes, de arriba abajo todo el día con sus quehaceres laborales. Ahora, entre esas “furgos” también se cuelan las versiones de pasajeros, proliferando entre los papás a las puertas del colegio.

También entre los fanáticos del ocio al aire libre, dada su capacidad de carga y, en ocasiones, sus habilidades para circular por caminos poco adecuados para un vehículo. Son el coche para todo, menos para hacer una conducción deportiva, obviamente.

Es aquí donde entra el nuevo Toyota PROACE CITY VERSO, el nuevo comercial ligero de la firma japonesa que, además, se fabrica en España. Es un modelo que resulta de la colaboración que tiene Toyota con el grupo PSA y de donde también sale el Toyota PROACE.

Sin embargo, aunque sea un producto colaborativo, Toyota ha impreso su personalidad y las características típicas de sus coches a este comercial que no deja de sorprender cada vez que te pones a los mandos. Y no es que sea un vehículo espectacularmente dinámico o rápido, ni lo es ni lo pretende, pero sí resulta agradable de conducir en todo momento.

La primera impresión es buena, la segunda también

Toyota Proace City 6

Siempre se ha dicho que la primera impresión es la que cuenta y en el sector del automóvil es una regla que suele cumplirse en el 95 % de los casos. Si el coche no te entra por los ojos, no importa que sea el mejor de la categoría en cuanto a conducción, equipamiento o acabados. Hay algo que falla desde el principio y quedará relegado al último lugar de nuestra hipotética lista.

Ese es uno de los principales argumentos que juegan los SUV, su impronta y la sensación que tienen los usuarios al verlos. Por eso, los fabricantes suelen cuidar mucho los detalles, las combinaciones de colores, los diseños de llantas…

El diseño es importante, no cabe duda, y en la nueva generación de furgonetas se está cuidando ese apartado como nunca se ha hecho. Es un tema complicado, ya que un vehículo comercial debe ofrecer una buena capacidad de carga, unas formas aprovechables y una serie de requisitos que en ocasiones, chocan de frente con el diseño.

Por suerte, los creadores están sabiendo cómo combinar las necesidades de espacio con diseños que resultan atractivos y se alejan de las típicas furgonetas en cuanto a imagen y sensaciones tras el primer golpe de vista. Es lo que ocurre con el Toyota PROACE CITY VERSO, que se aleja bastante de las versiones comerciales y presenta una buena estampa que hace olvidar su procedencia industrial.

Toyota Proace City 8

Los comerciales ligeros han evolucionado notoriamente y ahora resultan coches muy interesantes por su versatilidad

La unidad que nos prestó Toyota, un PROACE CITY VERSO con el acabado Family Advance, llamaba la atención por sus llantas de 17 pulgadas en un tono a juego con la carrocería, por las barras cromadas del techo y por las lunetas traseras oscurecidas. No da la impresión de ser una furgoneta, y eso ayuda a que las ventas vayan bien. En efecto, porque los usuarios, en cuanto escuchan la palabra “furgoneta”, enseguida se ponen a la defensiva y se niegan en rotundo a interesarse siquiera por el modelo. Lo hemos comprobado y hemos obtenido las típicas frases: “¿Una furgoneta? ¡Qué dices!”.

Podemos afirmar que la primera impresión es buena; pero, además, la segunda también. Cuando abrimos la puerta y nos metimos dentro del PROACE CITY VERSO tampoco teníamos la sensación de estar en una furgoneta. Es cierto que la posición de conducción es próxima a la que puedes encontrar en cualquier comercial ligero. No obstante, hay muchos ajustes para encontrar la postura más cómoda, el volante está forrado en cuero, los asientos son muy cómodos, la pantalla del equipo multimedia ayuda a borrar la idea de furgoneta y el diseño, en general, está bastante logrado.

Destaca el enorme túnel central donde se coloca el selector del cambio. En nuestro caso, automático de ocho relaciones y gestionable desde un selector circular que se acompaña con levas tras el volante. ¿Te hubieras imaginado una configuración así para una furgoneta hace unos años?

Versatilidad y mucho espacio interior

Toyota Proace City 13

Lo mejor que tienen modelos como el Toyota PROACE CITY VERSO es que conservan todas las capacidades de carga de la versión comercial, o casi. Obviamente, la presencia de asientos traseros merma un poco la capacidad del maletero, en el caso de la unidad prestada por la marca, con chasis corto y cinco asientos. La capacidad del maletero varía entre los 597 y los 641 litros hasta la bandeja. Si ocupamos todo el espacio disponible hasta el techo, alcanzaremos los 983 litros.

Con todo, no solo es cuestión de espacio de carga, también importa el espacio para los pasajeros y las soluciones presentes en el habitáculo para guardar todo tipo de enseres. Por ejemplo, tras los asientos traseros, o mejor dicho, tras las cabezas de los ocupantes del asiento trasero, hay un cajón cuya tapa bascula sobre el techo y admite objetos de hasta 10 kilos. Se puede acceder a él tanto desde los asientos traseros como desde el portón, que, por cierto, permite abrir solo la luneta o todo el conjunto completo.

Entre los asientos delanteros también hay una zona de almacenamiento bastante interesante, que se cierra con dos tapas de tipo persiana. Dicho hueco es enorme, dos zonas bien delimitadas de las cuales, la más grande, acoge nuestro brazo hasta la altura del codo.

Toyota Proace City 10

El habitáculo es bastante luminoso y, aunque hay mucha chapa en los laterales de la carrocería, las ventanas no son pequeñas. La unidad que nos dejó Toyota España contaba con la opción del techo panorámico, que además incorpora una solución adicional para dejar objetos.

No hay acabados de lujo ni detalles espectaculares a la vista, pero una vez en marcha sorprende por los buenos ajustes que presenta. No hay ruidos parásitos y el aislamiento sonoro es elevado. Es cómodo, agradable de usar y fácil, muy fácil de conducir, porque el cambio automático funciona muy bien y de forma muy suave. Asimismo, las puertas traseras de apertura deslizante cuentan con elevalunas eléctrico.

En marcha destaca por la suavidad de respuesta

Una vez en marcha lo que más destaca por encima de todo es la suavidad de funcionamiento de todo el conjunto. La evolución de los comerciales ligeros es notoria y el refinamiento que han alcanzado no envidia a ningún turismo, es más, en algunos apartados incluso los supera. Si hubiera que elegir una palabra para definir el Toyota PROACE CITY VERSO sería “agradable”. Es la que más resuena en nuestra cabeza cada vez que pensamos en este modelo.

La posición de conducción es sencilla de encontrar, el asiento tiene bastantes reglajes (incluso en altura) y el volante también, aunque, como nos ocurre en otras ocasiones, nos gustaría mayor margen para regular en profundidad. Los pedales son típicamente “furgoneteros” por posición, pero tienen muy buen tacto y son sencillos de accionar, pudiendo gestionar bastante bien la presión que se ejerce sobre ellos.

Toyota Proace City 2

No merece la pena estirar el motor por encima de las 2.500 rpm. Entrega 300 Nm de par a 1.750 rpm y hasta las 2.500 rpm ofrece un funcionamiento muy suave

El motor, un cuatro cilindros turbodiésel con 1.5 litros de cubicaje, rinde 130 CV a 3.750 rpm y un par de 300 Nm a 1.750 rpm. Es un motor muy suave en la entrega de potencia y, pese a que está un poco falto de garra, si le pides que corra, corre lo suficiente como para que te retiren el carnet. Sin embargo, como mejor funciona este motor es a punta de gas, no tiene sentido superar las 2.500 rpm en ningún momento. Si gestionamos el motor entre las 1.500 y las 2.500 rpm tendremos todo el par disponible y un empuje suave y continuo en todo momento.

Además, el cambio es muy muy suave y cambia de relaciones sin que apenas se note nada. Si te fijas, podrás ver cómo cambia el sonido del motor, pero no hay tirones ni descenso en el empuje. Curioso es el indicador de marcha en la instrumentación, que informa sobre la relación engranada incluso en automático.

Permite un manejo secuencial desde la levas tras el volante, que van sujetas a la columna de la dirección y son fácilmente accionables. El caso es que lo usamos una vez para comprobar cómo funciona y cómo se manejan las levas, la configuración y el funcionamiento general del conjunto motor-cambio nos perecieron lo suficientemente satisfactorios como para dejarle todo el trabajo.

El chasis también proporciona una sensación bastante buena, eso sí, invita a circular con sosiego y sin prisa, que no quiere decir despacio. El Toyota PROACE CITY VERSO corre y te deja correr, la carrocería inclina bastante poco para tratarse del coche que es y para tener una altura de 1.880 milímetros. Los frenos son potentes y las suspensiones trabajan bien, pero el límite está más cerca que en otros coches, y no hace falta siquiera acercarse a ese límite para ver cómo el coche no está cómodo con lo que estás haciendo.

Practicar una conducción al ataque con un vehículo como este carece de sentido. En cambio, si lo tratas con mimo, acabarás circulando más rápido de lo que parece. Y lo mejor de todo, con consumos que rara vez superan los 4,5 litros a los 100 kilómetros “de ordenador”.

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