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Esta es la gran historia del automóvil a través de sus volantes

Esta es la gran historia del automóvil a través de sus volantes
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El volante es, con diferencia, el elemento que más nos conecta como conductores a nuestro vehículo. Es el que nos da el control, el que nos permite dirigir nuestro vehículo, el que más sensación de seguridad nos confiere a bordo de nuestro coche. Un elemento tan básico e imprescindible que podríamos pensar que apenas tenía que cambiar; pero en estos más de cien años de historia de la automoción las cosas han evolucionado, y mucho.

Materiales para mejorar el agarre y el confort

No es casual que hoy controlemos la dirección de nuestro coche con un volante. Podría haber sido con una palanca, como los aviones, pero cuando nace el automóvil el otro vehículo que el hombre podía manejar era únicamente el barco. Y aunque existían las barcas manejadas por "caña", el timón de rueda era el que se había acabado imponiendo por su mayor facilidad de uso. Algo similar ocurrió en la automoción: Como ha ocurrido con otras innovaciones, las carreras fueron el gran banco de pruebas, y tras el éxito del volante en la carrera París - Ruán de 1894, todos los fabricantes acabarían por incluirlo de serie antes de final del XIX.

Durante décadas, y aunque el automóvil ganaba más y más potencia, el volante como elemento del vehículo permaneció prácticamente inalterable. Algunos cambios estaban destinados a mejorar el agarre, ya que con la falta de dirección asistida incluso se hacía necesario el uso de guantes (motivo por el cual hoy contamos con una "guantera" en nuestros coches).

Pero la mayoría de los añadidos eran meramente estéticos, con el uso de materiales que buscaban una mayor sensación de lujo en el conductor. El primer automóvil Toyota, el Toyoda AA (sí, la empresa en sus orígenes se llamaba así) contaba con un gran volante de lujosa madera oscura con tres radios, con acabados cromados, que por supuesto se situaba a la derecha del vehículo (en Japón se conduce por la izquierda).

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Pero el uso de materiales alternativos serviría también para conseguir mejores prestaciones. El uso de forrados de cuero de serie para acentuar las capacidades deportivas en el Toyota Celica GT-S de 1982 (tercera generación) o de estructuras de magnesio para aligerar el peso del Toyota Supra de 1993 (cuarta generación).

Dirección asistida para no machacarnos los brazos

Con permiso del claxon y del airbag, el gran hito relacionado con el volante realmente no se produce en él. Pero con la llegada de la dirección asistida cambia radicalmente nuestra forma de manejarlo, y en general, de conducir. Ya había habido sistemas que ayudaban a girar el volante, hasta entonces una acción titánica cuando el coche estaba parado.

Pero no sería hasta la segunda mitad de siglo cuando empezaría a incluirse de forma comercial una dirección asistida de tipo hidráulico; previamente había sido desarrollado en el marco de la II Guerra Mundial para los grandes y pesados vehículos militares. En esta línea, en los 70 pudimos ver la dirección asistida en la versión estadounidense del Toyota Land Cruiser FJ40, el mítico todoterreno de la marca nipona.

Posteriormente llegaría la dirección electro-hidráulica o EHPS (Electro-Hydralic Powered Steering), que a finales de los 80 Toyota incluyó en el MR2 de segunda generación; se reducían así los problemas mecánicos asociados a la transmisión y operaba la bomba hidráulica solo cuando se necesitaba. Con la llegada a finales de siglo de la dirección asistida eléctrica o EPS (Electrical Powered Steering) se elimina definitivamente la bomba y se consigue así una instalación más ligera y sencilla. Toyota la incluye con el primer Prius en 1996 junto con otras novedades tecnológicas.

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Como pilotar una nave espacial

A medida que el automóvil se ha ido haciendo tecnológicamente más avanzado, el volante ha ido también ganando en complejidad. Como herramienta principal del conductor, aquella que siempre tenemos entre las manos, se ha convertido en el centro de nuestra conducción. Y ello lo ha llevado a ser también el centro de gran parte de las mejoras de ergonomía que se han llevado a cabo en los vehículos.

Ello responde a la cada vez mayor demanda del mercado de conseguir automóviles más confortables y seguros (en contraposición a las prestaciones deportivas). Por motivos de ergonomía, algunos controles que antes podían suponer una fuente de distracción, han pasado a estar ubicados en el volante, como los del equipo de música. Otros en cambio se incorporaron directamente, como los del control de crucero.

Modelos como el Toyota Land Cruiser ya incorporaron en los 80 y 90 una serie de interruptores en el volante que lo convertían en un auténtico centro de mandos. Hoy modelos como el Prius incorpora controles para movernos por el ordenador de a bordo, activar los diferentes sistemas de seguridad y realizar llamadas telefónicas. Todo ello ofreciendo una sensación casi de "ciencia-ficción".

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El fin del volante tal y como lo conocemos

¿Qué le depara el futuro a nuestro volante? Por lo pronto, ya están presentes los sistemas de reconocimiento de voz y la conectividad del coche con los asistentes virtuales de nuestros smartphones. Ello podría llevar a la larga a la sustitución de muchos de los controles más sencillos por un pequeño micrófono que recibiera nuestros comandos de voz. La comunicación oral con nuestro vehículo puede ser un importante punto de inflexión en materia de seguridad activa, en cuanto que ya no tendremos que soltar el volante ni desviar la mirada de la carretera para muchas funciones.

Otra tendencia es la de la cada vez mayor presencia de pantallas táctiles en el habitáculo. La pantalla de la consola central ha ido creciendo en tamaño y funciones hasta el punto de que muchos lo considere una potencial fuente de distracción y, por tanto, un problema de seguridad vial. Algunos fabricantes ya trabajan en incluir pantallas en el propio volante, quizás en un movimiento similar al que llevó hace unos años a incluir algunos de los controles de la consola al volante.

Pero todos estos avances están supeditados a la última gran revolución que está por venir: el coche autónomo. Muchos de los sistemas actuales de conducción asistida, como el Toyota Safety Sense, exigen de nosotros como conductores la atención total con las manos en el volante. De hecho Toyota apuesta por una conducción autónoma tipo ADAS (Advanced Driver Assistance Systems) orientada a hacernos conductores más fiables, pero no menos autónomos.

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Sin embargo, otros fabricantes están centrados en desarrollar sistemas de conducción autónoma en sus niveles más altos, y estiman que será una realidad en la próxima década. De hecho, se dice que los niños que nacen hoy ya no aprenderán a conducir. Sería el momento del mayor cambio sin duda que veremos en nuestro volante: desaparecer para siempre de nuestro vehículo y no volver jamás.

Imágenes | Toyota| Toyota| Toyota| Unsplash/Jessica Furtney | iStock/jacoblund

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