El Toyota Camry es uno de los modelos que actualmente se pueden encontrar en una de las competiciones americanas del motor por excelencia: la NASCAR. Y aunque guarda un parecido estético con el vehículo que se comercializa para la calle, internamente poco o nada tiene que ver con el original. ¿Pero qué ocurre si le damos la vuelta a la tortilla, es decir, cogemos el modelo comercial y lo potenciamos con un motor de la NASCAR? Pues que tenemos un auténtico deportivo.
RK Motors, en cooperación con Toyota, presentó en el SEMA Show de Las Vegas del 2010 un Toyota Camry muy especial ya que en su interior latía una bestia de propulsor: un 5.9 V8 carburado de 680 cv.
De tracción a propulsión
Sería una auténtica locura que con esa potencia, el tren de transmisión siguiese enviando la tracción a las ruedas delanteras. Por ello se cambió todo el tren para enviar los casi 700 cv a las ruedas traseras mediante una transmisión manual Tremec T-56 Magnum de seis velocidades.
El chasis también se ha reforzado, tanto internamente como con una jaula antivuelco. Si no, cuando se pisase el acelerador, literalmente el vehículo se retorcería. Las suspensiones también son completamente nuevas así como el equipo de frenos ya que con esa potencia es imprescindible tener algo que nos detenga con garantías. El escape hecho a mano con el silenciador Thrush tiene ahora su salida por uno de los laterales.
Por último y en cuanto al aspecto exterior, es muy llamativo: pintura bicolor blanca y roja, un body kit que ensancha todo el conjunto, nuevas llantas y un interior también retocado con nueva instrumentación, asientos tapizados, etc...
Este Toyota Camry con motor NASCAR será subastado próximamente aunque seguramente no será un vehículo para usar todos los días por la calle. ¿O sí? Al final, sigue siendo completamente funcional... pero con muy mala leche bajo el capó.