Sufrir un pinchazo es un problema que prácticamente a todos nos ha pasado. De no ser así, tenemos una alta probabilidad de que nos ocurra, por lo que es recomendable saber cómo actuar y las distintas formas de reparar esta avería. La “mejor situación” en la que nos podemos percatar de un pinchazo es al salir de casa e ir hacia el coche y ver la rueda desinflada. Nos obligará a perder unos minutos mientras sustituimos la rueda afectada por la de repuesto o utilizamos el kit repara-pinchazos, pero no estaremos “vendidos” en el arcén de una vía rápida.
Por otro lado, podemos sufrir lo que llamamos un pinchazo lento o bien un pinchazo repentino. El primero es cuando el neumático pierde presión lentamente, tanto que tal vez no nos demos cuenta de haber pinchado hasta el día siguiente. El segundo es mucho más peligroso, ya que la rueda pierde su presión en pocos segundos pudiendo provocar, incluso, que perdamos el control del vehículo si no reaccionamos a tiempo.
¿Cómo podemos reparar un pinchazo?
En un taller mecánico, la reparación de un pinchazo "normal y corriente" suele costar en torno a los 10 euros
Como consejo principal, la mejor forma de reparar un pinchazo es ir directamente a un taller mecánico. Si es un pinchazo “normal y corriente”, es decir, un caso en el que la goma no haya sufrido un reventón o se haya rajado, la reparación tendrá, habitualmente, un coste de en torno a los 10 euros. Es una operación sencilla que se realiza en pocos minutos. Además, en los talleres son expertos y tienen mucha práctica ya que, como decíamos en el primer párrafo, un pinchazo es algo que ocurre muy habitualmente y es el “pan nuestros de cada día” para ellos.
Por otro lado, si la avería del neumático ha sido un reventón o un corte importante, no existe una forma de reparación que garantice la seguridad necesaria. Directamente se cambia la cubierta y ojo, porque en la mayoría de los casos (a no ser que tengan muy poco uso y tiempo) debemos cambiar las dos del mismo eje y montar exactamente el mismo neumático, ya que sólo así podremos garantizar la misma adherencia y comportamiento en ambos lados del turismo.
La forma tradicional de reparar pinchazos mediante parches, similar a los utilizados en las cámaras de las ruedas de las bicicletas, cada vez se utiliza menos. Aunque el precio de los materiales es muy económico, es necesario separar el neumático de la llanta, lijar, limpiar, pegar y dejar secar unos minutos. Por lo que conlleva un buen número de minutos de mano de obra.
La reparación mediante parches ya no se utiliza tanto, actualmente se utilizan mucho en los talleres los repara-pinchazos de mecha, también conocidos como macarrón
Actualmente se utilizan mucho en los talleres los repara-pinchazos de mecha, también conocidos como macarrón. La mecha en sí es una tira de caucho bañada en cola, por lo que resulta bastante pegajosa al tacto. Esta es la forma más sencilla y barata de sellar un pequeño agujero en el neumático para una persona, aunque debemos tener cierta maña además de fuerza, y la más rápida, ya que no es necesario separar la goma de la llanta e incluso, en un elevador, se puede hacer sin quitar la rueda del vehículo.
Con un punzón rugoso agrandamos ligeramente el agujero. Este paso se realiza para facilitar la introducción de la mecha. Colocamos la mecha en un útil específico y la introducimos parcialmente dentro del agujero que anteriormente hemos agrandado. Después, sólo tenemos que tirar del útil hacia fuera y recortar prácticamente toda la parte de la mecha que ha quedado por fuera sin llegar a dejarlo a ras. Finalmente devolvemos la presión adecuada al neumático y unos minutos más tarde comprobamos que mantenga la estanqueidad.
Todos los vehículos están obligados a llevar una rueda de repuesto, un kit de reparación de pinchazos o neumáticos que puedan garantizar la circulación en caso de pérdida de presión. Estos últimos también son conocidos como neumáticos Run Flat, y llevan refuerzos en los flancos para garantizar una cierta estabilidad que, dependiendo del fabricante, pueden aguantar hasta unos 200 kilómetros aproximadamente a velocidades inferiores a 80 kilómetros por hora. La parte negativa es su precio elevado y la pérdida de confort de marcha al ser bastante más rígidos.
Todos los vehículos están obligados a llevar una rueda de repuesto, un kit de reparación de pinchazos o neumáticos que puedan garantizar la circulación en caso de pérdida de presión
Habitualmente, en los vehículos que prescinden de la rueda de repuesto, encontramos unos kits repara-pinchazos. Constan de un pequeño compresor de aire eléctrico y un bote que se acopla al propio compresor con un producto viscoso capaz de sellar la fuga si no es demasiado grande. Su uso es bastante sencillo. Basta con acoplar la manguera del compresor a la válvula de la rueda y esperar a que vuelva a obtener la presión necesaria, sin embargo, debemos acudir a un taller lo más rápido posible para reparar de una forma más efectiva y segura la avería.
En la actualidad, la mayoría de fabricantes, entre ellos Toyota, suele dar la opción al cliente de escoger entre un kit de reparación de pinchazos mediante un compresor eléctrico con el producto para sellar las fugas o bien la rueda de repuesto convencional.
¿Cómo podemos reducir la probabilidad de pinchar un neumático?
La posibilidad de sufrir un pinchazo siempre estará presente. Clavos, tornillos, cristales, rozar una acera o subirse a un bordillo bruscamente son sólo unos ejemplos de las causas más habituales por las que la presión de nuestros neumáticos se esfuma. Es una de esas cosas de la vida que si te tienen que tocar te van a tocar. Como un constipado en invierno; que por mucho que te abrigues, nadie te garantiza que no pases unos cuantos días sin separarte de los pañuelos.
Sin embargo, existen una serie de consejos básicos que, si bien no erradican del todo esa posibilidad, disminuyen el porcentaje de sufrirlo. Nos pueden ayudar a ahorrar el tiempo de sustituir el neumático o utilizar el kit repara-pinchazos, mancharnos las manos y la ropa y, sobre todo, el peligro de quedarnos en el arcén realizando esa labor. Además, y mirando por nuestro bolsillo, nos ahorramos alguna visita a nuestro queridísimo mecánico.
Vigila tus neumáticos
Aparte de mejorar la adherencia, unos neumáticos con un dibujo poco desgastado nos pueden evitar el pinchazo. Al tener una mayor profundidad, es más difícil que el elemento cortante atraviese la cubierta por completo. También, circular con unas presiones incorrectas, ya sea por falta o por exceso, hacen a una goma ser más vulnerable ante los elementos que podamos pisar durante la marcha.
Cuidado con lo que pisas
Si circulamos por superficies con un asfalto bastante deteriorado o directamente por un camino, es posible que los distintos baches tengan bastante filo, lo que puede cortar nuestro neumático. Igual ocurre con las piedras o restos de escombros. En caso de estar obligados a pasar por ahí, mejor será hacerlo muy lentamente y esquivando todos los elementos que podamos.
Accidentes y obras
En estos casos no podemos hacer nada salvo aminorar la velocidad y esquivar, en la medida de lo posible, las zonas sucias. Los accidentes suelen dejar pequeños trozos plásticos de los coches, cristales y tornillos de sujeción alrededor de la zona del impacto. Si es posible nos echaremos a un lado intentando evitar precisamente todos esos elementos, pero con mucha precaución. En el caso de las obras, evitar las zonas donde haya más polvo acumulado será nuestra mejor decisión.
Evita circular por el arcén
El arcén es siempre la parte más sucia de la calzada al ser la menos transitada. En esta zona es donde se acumulan un mayor número de chinas y posibles restos de coches que se hayan visto involucrados en un accidente o bien hayan sufrido una avería. Por eso mismo, es conveniente no acercarse demasiado a los extremos de la calzada.
Cuidado con las aceras y bordillos
Si no somos demasiado cuidadosos a la hora de aparcar, es habitual que rocemos los neumáticos (y/o las llantas) con el bordillo. Si lo hacemos lentamente, y solo rozamos con el neumático, no suele ocurrir nada, pero ojo, existe la posibilidad de pellizcar el perfil de la goma y romperlo. En el caso de que también rocemos la llanta, como mínimo, la habremos arañado. Si la velocidad es relativamente elevada, cruza los dedos y bájate del coche a comprobar los daños. Si todo sigue en su sitio, y ni el neumático ni la llanta presentan deformaciones aparentes, circularemos con precaución los siguientes kilómetros. Ambas partes pueden haber sufrido deformaciones que, a simple vista, no detectamos.