En septiembre de 2021 el prestigioso fabricante británico Rolls-Royce confirmó que estaba trabajando en su primer coche eléctrico: el Spectre.
Ahora, el sustituto del Rolls-Royce Wraith se prepara para su llegada al mercado con un intenso programa de pruebas que abarcará 2,5 millones de km en total, simulando una media de más de 400 años de uso para un Rolls-Royce, según la compañía.
La Riviera francesa y el histórico Autódromo de Miramas en la Provenza son sus próximas paradas.
El coche eléctrico y Rolls-Royce: coqueteando hace más de un siglo
Aunque Rolls-Royce es una de las marcas con más prestigio y tradición, no es ajena a los cambios que está viviendo la industria: hace más de un año ya anunció que en 2030 dejaría de vender coches con motor de combustión. Así, con el Spectre, los de Goodwood pasarán directamente de los V12 a los motores eléctricos puros, sin tocar los híbridos.
La razón ya la adelantó en 2017 el CEO de la marca, Müller-Otvös: "la tecnología eléctrica es el futuro, pero nuestros clientes no tolerarían el compromiso con la hibridación y tampoco imperfecciones.
La electrificación es el único modo de mirar hacia delante y para nosotros no hay pasos intermedios, porque llegará algún momento en el que no habrá motores de combustión de ningún tipo", afirmó ya entonces.
Aunque antes de la llegada del Spectre en los últimos años ya hemos conocido algunos concept cars como el Vision Next 100, lo cierto es que Rolls-Royce lleva coqueteando con la idea de fabricar coches eléctricos de lujo mucho más tiempo.
Y es que a Henry Royce, que era ingeniero, le fascinaba la electrificación. En su primera empresa “F. H. Royce and Company”, llegó a crear dinamos, e incluso motores para grúas eléctricas. Charles Rolls, por su parte, pudo probar un 'Columbia Electric Carriage' en abril de 1900 que le dejó bastante impresionado.
Entonces, hizo lo que ahora parece una profecía: "el coche eléctrico es perfectamente silencioso y limpio. No tiene olor ni vibraciones: debería ser muy útil cuando se puedan organizar estaciones de carga fijas".
Y pese a que las limitaciones de autonomía de las que hablaba Charles Rolls hace más de un siglo todavía no han quedado atrás, el abandono de los motores de combustión por parte de la marca responde más bien al endurecimiento de las directrices sobre emisiones.
Las pruebas con el Spectre dieron comienzo a principio de este año en un centro de Arjeplog (Suecia) situado a 55 km del Círculo Polar Ártico, y poco se sabe todavía en cuanto a características técnicas del primer eléctrico del eterno rival de Bentley, marca que también está preparando su ofensiva eléctrica particular.
Ni siquiera hemos podido ver su elegante silueta despojada del curioso camuflaje con el que le conocemos hasta ahora, aunque la marca ha revelado que el nuevo Spectre es “el Rolls-Royce más aerodinámico jamás creado”.
En este sentido, aunque se esperaba obtener un coeficiente de 0,26 Cx, tras las pruebas en el túnel de viento o la modelización digital el fabricante asegura que se ha logrado reducir a 0,25.
Otro dato confirmado sobre el Spectre es que su arquitectura de aluminio está reforzada con secciones de acero que buscan una excepcional rigidez torsional. Esto se combina con unas secciones de la carrocería de aluminio “que representan las mayores de cualquier Rolls-Royce hasta la fecha”, según la marca.
El panel lateral de una sola pieza que se extiende desde la parte delantera del pilar A hasta detrás de los faros traseros, “es la pieza de este tipo más grande jamás producida por Rolls-Royce”, con una longitud de casi cuatro metros. Del mismo modo las puertas sin pilares, de casi 1,5 m de longitud, son las más largas de la historia de Rolls-Royce.
El fabricante asegura que “la rigidez de su estructura se ha aumentado un 30 % en comparación con el resto de Rolls-Royce existentes”, como el coupé de dos puertas que le precede con el que compartirá no solo esa silueta tan característica, sino también las puertas de apertura inversa.
Además todo apunta a que usará el chasis modular de los últimos Rolls-Royce Phantom y Ghost, una arquitectura propia a Rolls-Royce y que no comparte con BMW.
Los prototipos se encuentran ya en la segunda fase de su desarrollo, lo que supone aproximadamente el 40 % del total del programa de pruebas. Para ultimar los detalles antes de su puesta a punto, en los últimos meses, los ingenieros de pruebas y desarrollo de la marca han pasado de llevar al Spectre al límite en las condiciones extremas del Ártico a un escrutinio más formal a la Riviera francesa.
Evocando a su sucesor espiritual, el Phantom Coupé, el Spectre será el primer coche de superlujo totalmente eléctrico cuya propuesta se centra en el turismo continental. Así, se recorrerán un total de 625.000 kilómetros en la Costa Azul francesa y sus alrededores comenzando por el histórico campo de pruebas del Autódromo de Miramas.
Este circuito, que en su día albergó el Gran Premio de 1926, es ahora una instalación de pruebas y desarrollo de última generación, que incorpora más de 60 km de rutas cerradas y 20 entornos de pista de pruebas que ofrecen un gran número de oportunidades de ensayo en sus 1.198 acres de superficie.
La segunda fase de pruebas en la región tiene lugar en la campiña provenzal que rodea el Autódromo.
A lo largo del programa de pruebas de la Riviera francesa, los ingenieros más experimentados de la marca están creando, entre otras cosas, “un control específico para cada una de las más de 25.000 funciones del Spectre”, incorporando variaciones de respuesta en función de factores como el clima, el comportamiento del conductor, el estado del vehículo y las condiciones de la carretera.
El objetivo es que el Spectre complete el programa de desarrollo más extenso de la historia de Rolls-Royce, según la compañía, que ascenderá a 2,5 millones de km de pruebas recorridos en todo el mundo. Aún quedan un millón de km más antes de que los ingenieros de la marca consideren que su misión ha finalizado.
Se espera que las primeras entregas a clientes del Spectre empiecen en el cuarto trimestre de 2023.