Si Chuck Norris tuviera que hacer una mudanza, elegiría una Citroën C15. De hecho, se rumorea que fue el mismísimo Chuck Norris quien, extrayéndose a pelo y sin anestesia una costilla de las muchas que tenía, dio vida a la más indestructible entre las furgonetas blancas habidas y por haber: la Citroën C15.
En realidad no sabemos si el actor metido a superhombre tuvo algo que ver con el nacimiento de la diosa de las furgonetas. Más bien se diría que la firma francesa necesitaba un producto tan popular como lo había sido la versión furgoneta del Citroën 2CV, después del discreto resultado que estaba dando el Citroën Acadiane, versión comercial del Dyane 6 que en 10 años de vida (1977-1987) apenas superó el cuarto de millón de unidades vendidas.
Un diseño robusto y moderno, basado en el Citroën Visa, un motor incombustible y la épica de quienes supieron sacarle partido consiguieron el resto con un modelo inicialmente concebido para el transporte de mercancías ligeras pero que acabó ganando ventanillas y asientos traseros, como le sucedió a su inspiradora. Diseñada inicialmente para cargar con 500 kg, pronto la C15 se atrevió con los 600 y los 800 kg de carga útil. "Se lo carga todo", rezaba uno de los eslóganes para un vehículo que tomó su denominación de los 1.500 kg de masa máxima con que se homologó.
El despegue de la factoría de Vigo
Fue esta una época en la que la llegada de la C15 a la factoría de Citroën en Vigo, donde se fabricó casi en exclusiva junto a un pequeño volumen servido desde Marruecos, coincidió con una verdadera revolución tecnológica que se dio en la planta apenas un año después de su 25º aniversario: la instalación de los primeros robots de soldadura en la factoría gallega.
El éxito continuado de la furgoneta eliminó los temores de que las máquinas acabaran con los puestos de trabajo. De hecho, el boom de la C15, sumado a la llegada de Peugeot, que desde 1977 fabricaba en Vigo el Peugeot 504 para sustituirlo más adelante por el Peugeot 505, supuso un importante empujón para las instalaciones viguesas.
Citroën C15: todo un acierto comercial
La Citroën C15 fue todo un acierto comercial. Un 38 % de la producción se destinó al mercado nacional, mientras que el 62 % restante fue a parar a Francia, Polonia, Reino Unido, Bélgica, Luxemburgo y Chile, como mercados principales. En sólo cinco años, la producción ya era de 111.502 unidades, fijando un pico para el que la planta de Vigo tuvo que instaurar por primera vez el turno de noche en la soldadura de carrocerías.
Durante los años que se mantuvo en cartel, la Citroën C15 hizo bueno el dicho que reza que si algo funciona es mejor no tocarlo. Conoció sólo tres variaciones a lo largo de su vida comercial, y siempre basadas en dos motores de gasolina (1.124 cc con 60 CV y 1.360 cc con 75 CV) y un solo diésel (1.769 cc con 60 CV). Sin turbo, con sólo dos válvulas por cilindro y con inyección indirecta.
De la Citroën C15 se vendieron 1.181.407 unidades a lo largo de 21 años de trayectoria, hasta su retirada en 2005. De las últimas tres unidades de la mítica C15 una se quedó en la factoría de PSA Peugeot-Citroën en Vigo, otra fue a parar al Ayuntamiento de la ciudad gallega, y una tercera viajó hasta el impresionante Conservatoire Citroën que la marca del doble chevrón tiene en Aulnay-sous-Bois (Francia), para sumarse a la colección oficial de clásicos Citroën.
En diciembre hará 10 años que nos dejó para siempre. Pero en el alma de cualquier apasionado por el Motor, el recuerdo de la Citroën C15 quedará fijado para siempre, imperturbable, indestructible, inenarrable, como tantas gestas que en todos estos años alcanzó y se le atribuyen la que fue diseñada para cargárselo todo.
Y de regalo... el Manual de empleo de la Citroën C15, en un zip de 2,3 MB del sitio oficial de Citroën.
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