En un informe publicado ayer por Tesla, la compañía ha querido echar un jarro de agua fría a las brasas que aún calientan la esfera de la tecnología autónoma. Así, ha anunciado que la producción del Tesla Model 3 se ha disparado durante los primeros meses del año, fabricando 2.020 unidades en una semana.
Y promete que en los próximos siete días producirán 2.000 Model S y Model X y otros 2.000 Model 3. "Lo que llevó a nuestro equipo cinco años para el Model S y X, ha supuesto solo nueve meses para el Model 3", ha declarado la compañía en tono triunfalista.
Tesla se pica con Ford
En lo que va de año, Tesla afirma haber establecido un récord de producción con un incremento del 40 % respecto al último trimestre de 2017. Se han producido 34.494 vehículos, de los cuales 24.728 fueron Model S y Model X y 9.766 Model 3.
Parece que han sido capaces de doblar la producción semanal del esperado 'low cost' y de superar los famosos cuellos de botella así como los parones para actualizar el equipo de Fremont. En tres meses esperan alcanzar las 5.000 unidades a la semana.
"Este es el crecimiento más rápido de cualquier compañía automotriz en la era moderna. Si este índice de crecimiento continúa, excederá incluso el de Ford y el Model T", afirma Tesla. Lo cierto es que durante la última semana de 2017 solo se fabricaron 793 unidades del Model 3; la diferencia es sustancial.
En cuanto a ventas, Bloomberg ya ha bautizado al Model 3 como el coche eléctrico más vendido en Estados Unidos: 8.180 unidades vendidas en los tres primeros meses del año. Por debajo se encuentran las 6.468 unidades del Toyota Prius y las 4.375 unidades del Chevrolet Bolt.
Como resultado de este empujón, la compañía de Palo Alto ha querido tranquilizar a los inversores declarando que "Tesla no requiere ningún aumento de capital ni endeudarse más este año, más allá de las formas de crédito habituales".
Tras una estrepitosa caída en bolsa de la que se está recuperando, los inversores comenzaron a preguntarse si Tesla será capaz de alcanzar sus objetivos de producción antes de quedarse sin dinero y de que las agencias de calificación terminen de hundir a la compañía con sus calificaciones basura.
