El departamento de investigación de Tesla especializado en baterías avanzadas acaba de publicar un estudio de lo más sorprendente y prometedor sobre una batería de nuevo desarrollo basada en el níquel que, en las condiciones adecuadas, podría durar 100 años.
Al mismo tiempo, y a la luz de los experimentos realizados, esta batería presenta ventajas sobre las actuales baterías de ferrofosfato de litio (LFP) en cuanto a la velocidad de carga y la densidad de energía, lo que en la práctica se traduce en una mayor autonomía con una batería más pequeña.
La química que podría cambiarlo todo
La empresa estadounidense fundó en 2016 el denominado "Tesla Advanced Battery Research", un importante centro de investigación que desde el principio trabaja en estrecha colaboración con el laboratorio de baterías del especialista Jeff Dahn en la prestigiosa Universidad de Dalhousie, en Halifax (Canadá).
Dahn está considerado uno de los pioneros de las baterías de iones de litio, pues lleva trabajando en esta tecnología prácticamente desde su invención. En la actualidad, sus investigaciones y las de las instalaciones de Tesla se centran en lograr cuanto antes aumentar la densidad energética, incrementar la durabilidad y reducir los costes de fabricación.
La cooperación entre las dos instituciones avanza a paso firme y ya ha dado lugar a varias patentes y documentos sobre el tema.
El último, con el título un tanto impronunciable, que en español sería "Li[Ni0.5Mn0.3Co0.2]O2 como alternativa superior al LiFePO4 para las células de iones de litio de bajo voltaje de larga duración", se acaba de publicar en el Journal of the Electrochemical Society, y es de lo más interesante de cara al futuro de los coches eléctricos.
El texto trata principalmente del desarrollo que están llevando a cabo de una batería basada en el níquel (NMC), que compite con las células de la batería LFP en términos de longevidad y que busca superar sus propiedades.
Con una batería de mayor densidad energética y de menor tamaño, los vehículos eléctricos podrán tener una mayor autonomía, al mismo tiempo que verán reducido su peso. Esto significa, entre otras cosas, que de prosperar en estas investigaciones, incluso los coches eléctricos más pequeños podrían alcanzar una mayor autonomía en el futuro.
Pero sin duda, si hay un punto del estudio que llama poderosamente la atención es que, según los resultados de los investigadores, una batería de este tipo podría alcanzar una vida útil de unos 100 años, siempre que su temperatura se mantenga controlada alrededor de los 25ºC.
Concretamente, el texto dice que "las células NMC, especialmente las equilibradas y cargadas a 3,8 V, tienen una mejor eficiencia culombiana, una menor caída de la capacidad y una mayor densidad energética en comparación con las células LFP, y se espera que alcancen una vida útil de casi un siglo a 25 grados Celsius".
Según los investigadores, esto también permite reducir las pérdidas de energía durante la carga y la descarga de la batería.
El artículo señala que las ventajas de estas prometedoras baterías "podrían aplicarse también a otras celdas como las que no tienen cobalto" (o que tienen un nivel muy bajo).
Además, como la química propuesta ofrece más alcance con menos celdas -lo cual sería clave entre otras cosas, para sortear la escasez de materias primas-, se traduciría en un menor coste de desarrollo, y por tanto, en un precio final más ajustado para los coches eléctricos.