Las comparaciones pueden ser odiosas, como cuando se relaciona el automóvil con la electrónica de consumo. Si se hubiese avanzado en los mismos órdenes de magnitud, tendríamos coches que romperían la barrera del sonido con un consumo inferior a 1 l/100 km por 1.000 euros, con el peso de un juguete.
Pongamos las cosas en su contexto. La electrónica de consumo se ha ido beneficiando de diversos avances a nivel de _hardware_ desde la invención del transistor, luego el microprocesador y la mejora de estos. Eso nos llevaría a hablar de la "Ley de Moore":https://www.xataka.com/tag/ley-de-moore, que relaciona la evolución técnica en número de transistores con el tiempo.
Por eso podemos disfrutar de hoy día de lo impensable en los años 80, que es acumular decenas de aparatos que superarían los 200 kg en unos cientos de gramos: el teléfono móvil moderno. Lo mismo aplica a ordenadores, tecnología de almacenamiento, estándares de vídeo, transmisión de datos, etc.
Sin embargo cuando hablamos del automóvil estamos sujetos a otros factores mucho más difíciles de controlar, donde el margen de mejora no es tan grande. Si lo fuera, se podría ir a Marte en un fin de semana, es decir, llegar el viernes e irnos el domingo, como el que se va al pueblo de al lado.
El automóvil ha evolucionado mucho. Primero fue un medio de transporte elitista, luego se democratizó, y después se convirtió en algo más que un medio de transporte gracias a los factores emocionales: diseño, deportividad, herencia histórica y un largo etcétera.
La evolución del automóvil está ligada a los propios avances de la tecnología, la legislación, la disponibilidad de recursos para ponerlos en marcha, los gustos, usos sociales... En los últimos años, el automóvil avanza a más velocidad de la que nunca antes se había visto, y en cualquier frente:
Ejemplos de avance del automóvil moderno
- Seguridad: las comparaciones NCAP de hace 15 años hacia atrás, noche y día
- Rendimiento: cada vez se saca más rendimiento a cada gota de combustible, y los motores son más potentes
- Conectividad: de la radio AM hemos llegado a Internet a bordo y hasta funciones con el coche aparcado y cerrado
- Construcción: habitáculos cada vez más rígidos pero sin aumentar peso, gracias a la mejora en materiales
- Conducción autónoma: una realidad cada día más cercana
- Sin petróleo: las alternativas al petróleo son una realidad hoy, y se avanza en múltiples tecnologías
- Ecología: el proceso de fabricación es más limpio, y las emisiones tóxicas han bajado de un modo impresionante
- Precio: comparando la misma cantidad de dinero que en épocas pasadas (ajustando inflación) recibimos más a cambio
- Ciclo de vida: es muy difícil ver modelos en el mercado que aguanten más de 10 años sin una remodelación completa de todas sus piezas (o casi todas)
¿Sigo?
Las tendencias del futuro
En primer lugar tenemos la conducción autónoma, un sueño largamente perseguido por el hombre, una máquina que nos lleve de A a B sin intervención humana, bajo las mismas condiciones de seguridad o por encima. Ya no será obligatorio conducir, sino voluntario. Habrá libertad incluso para quien no tenga licencia.
Hoy día estamos asistiendo al despertar de la conducción semiautónoma, que ya han permitido avances notables en seguridad activa al automatizar algunas funciones para el conductor, reduciendo su carga de trabajo al volante. Requieren intervención humana en última instancia.
El objetivo es llegar a la automatización total, sin que eso signifique el final de la conducción humana. Tenemos que aceptar este punto de vista: no todo el mundo conduce por placer, el resto conduce por necesidad, y si pudiese delegar en una máquina, seguramente quiera hacerlo si se le permite.
También se hacen avances notables en el campo de la propulsión alternativa, ya hay modelos en el mercado que no necesitan ni gasolina, ni gasóleo, ni otros derivados de recursos fósiles. Los eléctricos ya están en la calle y la pila de combustible de hidrógeno empezará su introducción en el mercado el próximo lustro.
Durante décadas, salvando un par de periodos históricos puntuales, el petróleo ha sido el combustible que ha movido al automóvil por todo el globo. La escasez presente y futura de este recurso ha obligado a diversificar las fuentes de energía, mientras se busca reducir el consumo todo lo que se pueda.
También hay que tener en cuenta el impacto que ha tenido la contaminación, principalmente atmosférica, que ha causado el parque móvil. Donde más se ha notado es en las grandes áreas urbanas y metropolitanas, donde vive la mayoría de la especie humana de la era contemporánea.
Más conectividad
La conectividad con el exterior es otro campo en el que se avanza a gran velocidad, permitiendo la comunicación entre vehículos (C2C) y con la infraestructura viaria (C2X) para reducir potenciales situaciones de riesgo, atascos o hasta semáforos en rojo.
No solo hablamos de Internet a bordo, con todo lo que eso implica, también conexión con el teléfono móvil, astro alrededor del cual orbitan nuestras vidas, y lo que tenemos en la nube, como redes sociales o vida digital en general. La personalización avanza, estéticamente y en otros aspectos. El coche puede ser una extensión de nuestra personalidad.
Otros márgenes de mejora son la interactividad hombre-máquina, de infinitas posibilidades: lectura del pensamiento, vigilancia de constantes vitales o atención a la carretera, reconocimiento de voz, identificación del conductor por parámetros biométricos... En este sentido se ha avanzado menos.
Avances por obligación, también
Después de haber disfrutado de una regulación relativamente poco estricta, al automóvil cada vez se le exige más desde las administraciones públicas, en materia de emisiones, de limpieza en su ciclo de vida, de seguridad en caso de accidente, de homologaciones, de tener tamaños determinados, etc.
La creciente presión fiscal en algunos países han producido deformaciones en el mercado. Por ejemplo, en Japón han florecido los _kei-car_ (fuera de ese país no los veremos casi nunca) o en Noruega los coches eléctricos son los amos de la carretera.
La amenaza de sanciones multimillonarias a los fabricantes han acelerado el desarrollo técnico para asegurar su cumplimiento, de lo que el consumidor se beneficia. Es una razón por la cual el ciclo de vida de los coches cada vez es menor, las comparaciones pueden ser escandalosas con modelos clásicos.
Los costes de desarrollo de los automóviles modernos son tales que se ha cambiado la forma de pensar en la industria. La baja rentabilidad ha enterrado a modelos carismáticos, se hacen apuestas más seguras y menos pasionales. Ahora un fabricante pequeño o mediano no puede meterse en según qué lodazales sin cobrar una fortuna a cambio.
Las inversiones que hacen fabricantes como Volkswagen, Toyota o General Motors son de una magnitud que se escapa al entendimiento del ciudadano medio. Para muchos un coche no es más que un cacho de metal con cristales, plásticos, motor, ruedas y poco más. ¿Cómo puede costar tanto algo tan "simple"? Antes se hacían coches hasta en el garaje. Hace 100 años, sí.
Pese a todo, sigue haciendo falta entre 1.000 y 1.500 kg de vehículo para transportar a cinco personas, todo esto de media, el rendimiento térmico de los motores de combustión interna rara vez pasa del 40%, los neumáticos se "beben" uno de cada cuatro depósitos y no se puede pasar de 120 a 0 km/h en menos de 25 metros.
Por lo antes expuesto, quien diga que el automóvil no evoluciona es que no ha reparado en todos los avances experimentados en muy poco tiempo. La explosión técnica empezó en los años 70-80, cuando se introdujo la electrónica, pero ha progresado brutalmente en el nuevo siglo, porque todo avanza.
Hasta la gente ha evolucionado. Se proponen alternativas al coche en propiedad, a viajar solos asumiendo todos los gastos, se conduce mucho mejor y más seguros. En muchos países desarrollados se producen más fallecimientos por suicidios que por accidentes de tráfico. Por ejemplo, el nuestro.
Tras haber sido los señores de la ciudad, poco a poco el peatón va ganando terreno. Ahora a muchos les sonará raro que se pudiese pasar bajo el acueducto de Segovia en coche como el que pasaba por cualquier otra calle, o que las grandes carreteras radiales pasasen por el centro de las poblaciones, con todo su tráfico.
Ciertas predicciones del siglo pasado vaticinaban coches voladores, algo que tardaremos mucho en ver, no ha pasado de ser un puñado de experimentos. Tampoco se ha alcanzado la siniestralidad cero, ni que la energía solar los mueva a todos, ni doblegar las leyes de la física.
La electrónica de consumo claramente juega en otra liga donde superar los límites establecidos es mucho más fácil. ¿Diríamos acaso que la aeronáutica no ha hecho nada en años? Los ingenieros se tirarían de los pelos de la cabeza con sugerirles algo parecido. Con el automóvil pasa lo mismo, no todo está a la vista o lo sabe el público general.
A lo largo de este siglo el automóvil se adaptará a muchos cambios por la superpoblación, escasez de petróleo o la propia mentalidad de la gente. Está más vivo que nunca, aunque haya perdido algo de su carácter romántico. Dicen que todo tiempo pasado fue mejor, pero yo no estoy de acuerdo... siempre.
Vídeo | "Youtube":https://www.youtube.com/watch?v=YvOP0RO1BRE