La guerra por ser el coche de producción más rápido sobre la faz de la Tierra está tomándose un Kit-Kat. El Bugatti Chiron, el Koenigsegg Agera RS y el Hennessey Venom F5 están esperando a que exista un neumático capaz de extraer todo su potencial mecánico.
El Bugatti Chiron nació con la sana y simple intención de ser más rápido aún que el Bugetti Veyron. El predecesor del Chiron en su versión Veyron 16.4 Super Sport marcó un hito al alcanzar los 431 km/h de velocidad punta, que fue posteriormente batido no por el Chiron, sino por la competencia directa: el Koenigsegg Agera RS con unos descomunales 447,18 km/h.
Michelin casi tiene listos los neumáticos de serie más rápidos del mundo
Para incrementar la velocidad máxima que un coche es capaz de alcanzar hay que tener en cuenta factores tan importantes como la aerodinámica o que la necesidad de potencia se multiplica exponencialmente, pero también hay que ser capaces de mantener la integridad de los neumáticos utilizados a velocidades poco convencionales.
En esta batalla por ser la primera marca en romper la barrera simbólica de las 300 millas por hora (482,8 km/h) no es más que una demostración de fuerza pero que comercialmente en un segmento de ultracoches prestacionales de lujo puede suponer un incremento considerable de ventas.
Eric Shcmedding (director de producto de Michelin para coches de serie) ha asegurado que "estamos llamando a la puerta de las 300 millas por hora" (482,8 km/h), en una clara alusión sobre que están cerca de presentar un modelo capaz de soportar las necesidades extremas de coches tan radicales. Para los que usamos el sistema métrico decimal la barrera se pone aún más lejos, en 500 km/h.
John Hennessey ha declarado recientemente a Bloomberg que su Venom F5 es capaz de superar esos 482,8 km/h (y llegar a 500 km/h) por el simple hecho de que pueden lograrlo y porque es importante para ellos como compañía pero también para sus clientes.
Lo que aún no ha hecho Hennessey es anunciar datos concretos sobre el F5; sólo sabemos que se fabricarán 24 unidades propulsadas por un motor V8 biturbo con 1.622 CV para un peso de 1.360 kg y un coeficiente aerodinámico de 0,33.
Mientras tanto, el Bugatti Chiron sigue sin poder dar rienda suelta a sus 1.500 CV y 1.600 Nm de par motor. La firma francesa está convencida de que su coche podría alcanzar los 500 km/h por fuerza bruta y rendimiento aerodinámico, pero no existen aún unas ruedas que puedan desafiar a las leyes de la física generadas por el Chiron, teniendo que conformarse con una limitación electrónica a 420 km/h.
Por su parte el Koenigsegg Agera RS parece dispuesto a aguarle la fiesta mientras pueda al Chiron gracias a una potencia inferior (1.176 CV) pero un peso notablemente inferior: 1.295 kg frente a 1.995 kg. De momento el sueco ya ha robado al Chiron el récord de 0-400-0 km/h en 36,44 segundos y no ha dudado en desafiar la resistencia de los neumáticos alcanzando los 447,18 km/h y convirtiéndose en el coche de producción más rápido del mundo. Al menos de momento.
Veremos qué pasa si finalmente el Devel Sixteen y sus escalofriantes 5.076 CV de su motor V16 se convierten en un coche de producción. Puede ser absurdamente rápido.