Pues bien, a las 7:40 de la mañana, Seguí, que conducía su propio coche, se topó con un control rutinario de alcoholemia de la Guardia Civil, que tras realizarle la correspondiente prueba informó a la conductora de que efectivamente, su tasa de alcohol era de 0,0.
No sabemos si el agente de la Guardia Civil se percató de quien era la conductora a la que le estaban haciendo el control de alcoholemia, pero por si acaso, Seguí se lo dejó claro, “me parece que usted no va a olvidar fácilmente este día, desde ayer soy su nueva jefa: enhorabuena, hace usted su trabajo perfectamente”.
En mi opinión, aunque haya sido pura casualidad, el hecho de que los ciudadanos percibamos que Seguí es una conductora más, que no se mueve en coche oficial, y que responde ante la Guardia Civil como cualquiera, le da más credibilidad y autoridad moral para imponer medidas que no siempre serán populares. Esperemos que esta anécdota sea el primer paso para recuperar una relación de confianza entre la DGT y una parte importante de los conductores.
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