Seguí explicó que “la mayor parte de las víctimas de tráfico no tenían la intención de ser perversos o descuidados” antes de chocar con su vehículo, y recordó asimismo que el error es inherente al ser humano, de manera que lo idóneo sería remediar la situación sin caer en culpabilidades.
En ese sentido, el paralelismo que trazó María Seguí con otro problema de salud pública, la tuberculosis en la España de nuestros abuelos y bisabuelos, es palmario. Antes había que hervir tres veces la leche para acabar con la bacteria de la tuberculosis, y en vez de culpar a las personas que contraían esa enfermedad por no haber hervido correctamente la leche, se desarrolló un proceso para que no tuvieran que hacerlo.
¿Serán palabras bonitas o habrá algo detrás? Nos mantendremos expectantes. Ya comentamos que uno de los problemas que deja la gestión de Navarro es una falta de credibilidad difícil de remontar. Le daremos un voto de confianza a María Seguí, pero se hará raro creer en esta nueva realidad.
En Motorpasión | Luces y sombras de la era Pere Navarro en la DGT