En ocasiones las cosas no son tan así como nos las cuentan o como nos las quieren contar. En un ejercicio de responsabilidad Michelin se ha liado la manta a la cabeza y se ha puesto en contra de los argumentos de la mayoría de la industria fabricante de neumáticos.
Durante años un gran número de recomendaciones nos han asediado aconsejando cambiar los neumáticos antes de terminar su vida útil alegando razones de seguridad. En vez de esperar a alcanzar el mínimo legal de 1,6 milímetros debíamos sustituir al llegar a los 3 mm para evitar una caída en el funcionamiento de nuestras ruedas. Pues bien, para Michelin eso es obsolescencia programada, y quiere erradicarlo.
Para demostrar sus premisas, Michelin nos convocó en sus impresionantes instalaciones situadas en la localidad de Ladoux, cerca de Lyon (Francia) para comprobar de primera mano y a lo largo de una serie de talleres que todo lo que nos han vendido durante este tiempo puede no ser tan verdad como nos prometían.
Lo cierto es que con el auge de los neumáticos low cost en ocasiones llegamos a primar el aspecto económico olvidándonos de que las ruedas son vitales para una conducción segura. En cierto modo el mensaje de Michelin a nivel de usuario es claro: aprovecha toda la vida útil de tus neumáticos, cámbialos con menor frecuencia y lo que te ahorras lo inviertes en unos un poco mejores. No escatimes porque esto sí que es por tu seguridad.
Taller 1, curvas sobre agua
El primero de los talleres consistía en un ejercicio muy simple y descriptivo al mismo tiempo. Sobre una pista circular cubierta por una capa de agua homogénea había que girar pegados al interior a una velocidad de cerca 60 km/h, primero con neumáticos de gama media muy gastados (casi en los testigos) y otros nuevos apenas usados de gama baja.
Los primeros aguantaron el tipo hasta 58 km/h con dignidad antes de dejar entrever los primeros deslizamientos, predecibles y controlables gracias al ESP. Los segundos en cambio a partir de 55 km/h empezaron a mostrar cierto nerviosismo y pérdidas súbitas de adherencia. La explicación según Michelín es que más allá de la profundidad del dibujo para la evacuación de agua, influye mucho en el comportamiento la estructura propia de la rueda, los compuestos utilizados y su calidad.
Todos a diario tomamos alguna rotonda, así que comprobar de primera mano la diferencia de agarre sobre mojado entre unos y otros es bastante ilustrativa para considerar la seguridad como un factor relevante a la hora de cambiar las ruedas del coche, tanto por tiempo como por presupuesto.
Taller 2, frenadas sobre mojado
En el segundo de los talleres íbamos a enfrentar de nuevo a dos tipos de neumáticos, gama media y gama baja, en ambos casos los dos gastados. El ejercicio consistía en frenadas de 80 a 20 km/h sobre superficie mojada y los resultados, de nuevo, fueron concluyentes.
Mientras que los de gama baja conseguían realizar la maniobra en una media de 60 metros, los gama media lo hacían en 55 metros de media, 5 metros a favor de unos neumáticos sólo un poco más caros pero que pueden representar la diferencia entre frenar en el sitio un día de lluvia o darle un besito al coche de delante.
Taller 3, frenadas sobre seco
Seguimos, y lo haremos hasta el final, con las pruebas de frenada. En el tercer taller se trataba de frenar de 100 a 0 km/h, en esta ocasión y por primera vez enfrentando con neumáticos Michelin CrossClimate+ (en el resto de pruebas las marcas estaban ocultos), gastados contra nuevos y sobre suelo seco.
En contra de lo que podríamos pensar en un inicio, el resultado fue de 36,3 metros para los usados contra 39,7 para los nuevos. ¿Cómo puede ser? Pues porque a medida que el neumático se desgasta nos ofrece su mejor cara, amoldándose al coche, aumentando la superficie de contacto lo que mejora la capacidad de frenada (igual que las de aceleración y agarre lateral).
Además y al desgastarse los bordes del dibujo del neumático, según Michelin, también se reduce la resistencia a la rodadura, se desperdicia menos energía en forma de calor y, finalmente, repercute en un menor consumo del vehículo. ¿Qué nos quieren decir con esto? Pues sencillamente, que no acortemos innecesariamente la vida de los neumáticos, porque cambiando las ruedas cuando les quedan 3 mm de banda de rodadura podemos estar desaprovechando 1,4 mm de vida no sólo perfectamente útil, sino de la mejor parte en la vida del neumático.
No todo es una cuestión de profundidad
Michelin hacía una interesante reflexión. Los neumáticos nuevos en la vida real son una quimera. Todas las ruedas en la vida real están más o menos gastadas, pero gastadas al fin y al cabo. Realizar las pruebas de certificación de los neumáticos cuando están nuevos es una forma de en cierto modo falsear la calidad de las ruedas.
La marca francesa aboga por que las pruebas para el etiquetado de cada modelo de neumático (que en su día nos vendieron como la panacea) se realicen con los neumáticos gastados para poder analizar su comportamiento a lo largo de su vida útil que al final es lo que les interesa a los conductores. Vamos, que quieren hacer un llamamiento a la responsabilidad de toda la industria, le pese a quien le pese.
¿Y por qué se han puesto a rebatir las creencias hasta ahora establecidas? Pues porque se han sentido en la obligación de decir unas cuantas verdades, o al menos lo que ellos entienden como verdades. Tan seguros están de su planteamiento que encargaron un estudio a una consultora externa (Ernst & Young) y sus conclusiones respaldan las premisas del fabricante.
Según sus cálculos, cambiar de neumáticos a falta de esos famosos 3 mm de dibujo, supondría de media el tener que comprar un neumático más cada dos años por coche y un gasto estimado de 6,9 millones de euros en toda Europa. Más allá del impacto en el bolsillo del consumidor final, que también lo tiene, a nivel medioambiental supone un 35% más de deshechos, 6.600.000 toneladas en emisiones de CO2, la deforestación de 5.700 hectáreas y un consumo energético para su producción de 32.800 gWh
Para dar mayor perspectiva, Michelin realizó de forma independiente un estudio de desgaste. Sin revelar la identidad de cada uno de los 24 neumáticos analizados se hicieron pruebas de frenada tanto con los neumáticos nuevos como desgastados homogéneamente en rodillos. Los resultados arrojaron que algunos neumáticos nuevos con un determinado nivel de etiquetado tenían un rendimiento casi similar a otros neumáticos al final de su vida.
Una construcción óptima del neumático, la calidad de los materiales empleados, la rigidez de la carcasa y los polímeros utilizados influyen más en el comportamiento que el dibujo externo. Ni siquiera hay una relación de causa efecto entre los neumáticos con dibujos entre 3 y 1,6 mm y un incremento de los accidentes de tráfico.
Como poco, toda la puesta en es cena de Michelin nos ha hecho plantearnos las cosas con ojos críticos y por otro, de paso, servir de recordatorio para que cuando vayas a cambiar las ruedas no mires tanto la cartera. Al final por ahorrarnos unos euros nos puede salir más caro de la cuenta.