Estas son las ocho ayudas a la conducción que serán obligatorias en los coches nuevos en 2022

A partir del año que viene, es decir de 2022, todos los coches de nueva fabricación deberán incorporar una serie de sistemas de asistencia a la conducción (Sistemas Avanzados de Asistencia a la Conducción o ADAS). En total son ocho las tecnologías que serán obligatorias.

Así lo ha dictado la Comisión Europea, que ha aprobado esta exigencia, con el objetivo de aumentar la seguridad de los ocupantes del vehículo, así como del resto de usuarios de la vía, estando enmarcada en su estrategia 'Visión Cero' que tiene como meta reducir por completo los siniestros viales con fallecidos en 2050.

Así, la obligatoriedad de estos sistemas se ha calendarizado en tres fases, siendo la primera la de 2022. Posteriormente entre 2024 y 2028, se sumarán otros asistentes. Muchos de los sistemas que pasan a ser obligatorios ya los incorporan un amplio grueso de coches nuevos, aunque dependiendo de la tecnología, no siempre de serie.

¿Qué sistemas ADAS y tecnologías pasan a ser obligatorias?

Como ocurrió hace años con el ABS o el ESP, y más tarde con la llamada automática de emergencia (e-call), varias avanzadas tecnologías de asistencia a la conducción (seguridad activa) deberán estar presentes sin excepción en los coches nuevos que se comercialicen en Europa, además de otros sistemas relacionados con la seguridad. Los repasamos, así como sus características.

Asistente de Velocidad Inteligente (ISA)

Según el Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte (ETSC) la velocidad excesiva es una de las principales causas de accidente. Así, este sistema, que combina el Control de Crucero Adaptativo (ACC) con el sistema de Reconocimiento de Señales mediante software, se convierte en uno de los obligatorios.

Esta tecnología es capaz de adaptar automáticamente la velocidad del coche según el límite de velocidad especificado en un tramo dado, lo que a la postre se traduce en acatar siempre dicho límite cuando está activada.

Cámara trasera con detección de tráfico cruzado

Este sistema tiene como función principal facilitar las maniobras y que se realicen bajo condiciones de seguridad, evitando posibles impactos o atropellos. Y de nuevo aúna varias tecnologías: la cámara trasera, el asistente por Tráfico Cruzado Trasero y el detector de ángulo muerto, así como la frenada automática.

Por un lado la cámara trasera, que se activa al seleccionar la marcha atrás en la mayoría de los casos, muestra en el display lo que se encuentra detrás del coche. Las más avanzadas sobreimpresionan líneas auxiliares para marcar la trayectoria, indicando la dirección adecuada.

Por otro, los otros dos sistemas mencionados, operan mediante sensores laterales y posteriores. Trabajando en conjunto mostrarán en rojo un posible obstáculo. Si el conductor no responde a este aviso, se activa una señal acústica y, en última instancia, actúa sobre los frenos.

Detector de fatiga y somnolencia

Conducir de forma continuada durante muchos kilómetros puede ocasionar fatiga, cansancio o incluso sueño si no se ha descansado correctamente. Y ello a su vez se traduce en una reducción de la concentración y los reflejos, además de fatiga visual. Según la DGT entre el 20 y el 30 % de los accidentes de tráfico están relacionados con la fatiga al volante.

Así, desde Europa se ha decidido que los sistemas de detección de fatiga también sean obligatorios. Los hay de varios tipos, los menos avanzados contabilizan el tiempo de conducción que, si se excede (estando fijado en dos horas), avisa visual y acústicamente al conductor.

Los más avanzados monitorean al automovilista, analizando sus reacciones. Pueden operar por cámara de reconocimiento facial (exceso de parpadeo,  dirección de la mirada, posición de la cabeza, expresiones de cansancio), o sensores en el volante (presión de las manos, correciones excesivas de la dirección o brusquedad). También a través del ESP (calculando cambios de ángulo de la dirección) o mediante la cámara delantera (detecta si se pisan en exceso las líneas de la carretera).

En cualquier caso siempre avisan al conductor mediante una alerta visual y acústica de que se debe realizar una parada para descansar.

Frenada de emergencia

Esta tecnología es una de las más habituales actualmente y un gran grueso de coches actuales ya la incorpora de serie. Se denomina AEB (Autonomous Emergency Barking).

Dicho sistema detecta una colisión frontal inminente con otro vehículo o con un ser humano, y ayuda al conductor a evitar o mitigar el impacto. Primeramente avisa al conductor del posible riesgo de choque y, si la respuesta no es suficiente o lo suficientemente rápida, aplica automáticamente los frenos para evitar el accidente o al menos reducir la gravedad del impacto.

En definitiva, la finalidad de esta tecnología es detectar situaciones de frenada de emergencia y asegurar que la fuerza de frenado, así como la deceleración del vehículo, sea máxima.

Alerta de cambio involuntario de carril

El objetivo de este sistema es avisar al conductor de que está perdiendo la trayectoria del coche y se está saliendo del carril, ya sea en autopista, autovía o carretera. Minimiza así despistes, evitando posibles impactos.

Asimismo, aúna varias tecnologías. Por un lado, mediante sensores o la cámara, detecta si el vehículo circula o no dentro de las líneas que delimitan el carril, indicando al conductor visual, sonora o hepáticamente (vibración del volante), que está sobrepasando la línea.

Pero además, si se combina con el sistema de mantenimiento de carril, pasa a ser activo, operando sobre la dirección para que el coche vuelva al interior del carril. Esta tecnología normalmente se activa a velocidades superiores a los 60 km/h y lo habitual es que el conductor pueda ajustarlo para que sea más o menos intrusivo, ya que las correcciones del volante excesivan pueden resultar incómodas (por ejemplo en zonas reviradas o de carriles estrechos).

Otros sistemas complementarios son la asistencia de cambio de carril, el asistente de esquiva, el de centrado en el carril o el control activo de la calzada y la trazada.

Alcolock: bloqueo del coche con alcoholímetro

Se trata de un alcoholímetro que va conectado al sistema de arranque del automóvil. Y básicamente obliga al conductor "soplar", y demostrar que cumple con la tasa máxima estipulada de alcohol en sangre por aire espirado, para poder encender el coche. Si la supera, el motor no arrancará.

En definitiva, esta tecnología elimina de facto circular bajo los efectos del alcohol, o al menos superando la tasa permitida. En el caso de España está fijada genéricamente en 0,25 mg/l y en 0,15 mg/l para conductores nóveles y profesionales.

Caja negra

Este dispositivo es capaz de monitorear, registrar y almacenar varios aspectos de la conducción, desde la velocidad pasando por las aceleraciones y desaceleraciones, hasta la ubicación.

De esta manera, en caso de accidente, el sistema se pone en marcha registrando en milisegundos dichos datos para determinar si ha habido negligencia por parte del conductor en el siniestro. Por ejemplo, que circulaba por encima del límite de velocidad o si no frenó a tiempo por ir distraído.

Estas cajas negras, con un armazón de acero resistente, se componen de varios elementos, como un hardware de memoria para almacenar los datos, un software de sistema de archivos para guardar los datos en un formato estandarizado y un sistema operativo.

Hay que señalar que estos datos se registran únicamente en caso de que se detecte un accidente, para que posteriormente se descarguen en un ordenador y ayudar a determinar las causas del siniestro.

No obstante, se pueden usar para influir en el comportamiento al volante: el hecho de llevar un dispositivo que evalúa la forma de conducir puede condicionar a los automovilistas, ya que por ejemplo esta información puede usarse para reducir las primas del seguro.

Alerta de cinturón en las plazas traseras

Es otra de las tecnologías que ya encontramos en un amplio grueso de coches actuales, usualmente en las plazas delanteras. Pero a partir del año que viene será obligatorio en todos los asientos, incluyendo los traseros, a fin de obligar a todos los ocupantes a utilizar este elemento de retención.

Opera mediante sensores ubicados en el asiento: si detecta peso, entiende que un pasajero va sentado y, si no tiene abrochado el cinturón, emite una señal, tanto acústica como visual, que no cesa hasta que el ocupante se ponga el cinturón.

Según explica la DGT, sin cinturón de seguridad, a 80 km/h los pasajeros de atrás no tienen ninguna forma de sujetarse y son proyectados con los de delante con una fuerza equivalente al golpe de una bola de 1.200 kg a 10 km/h.

Por desgracia, en España sigue siendo una asignatura pendiente. En la última campaña de vigilancia la DGT, que data de marzo de este 2021, un total de 3.914 pasajeros fueron sancionados por no utilizarlo: 2.409 era conductores y 1.505 ocupantes.

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