Los límites de velocidad en ciudad a 20 km/h están a punto de llegar a nivel general. La DGT tiene previsto pedir la aprobación esta semana de la reforma del Reglamento de Circulación y una de las medidas adoptadas, según el documento al que ha tenido acceso a ABC, es que la velocidad máxima en zonas urbanas en las vías que dispongan de plataforma única (acera y calzada al mismo nivel) se reduzca de 50 km/h a 20 km/h.
Asimismo, el límite de velocidad establecido para vías de un único carril por sentido de circulación será de 30 km/h, es decir, se impondrá a nivel general la velocidad máxima que ya rige para ese tipo de carreteras en numerosas ciudades españolas que decidieron adelantarse a la normativa. Los 50 km/h se reservarán a las vías de dos carriles o más por sentido.
En cualquier caso, ambas nuevas limitaciones se llevan gestando más de un año y, finalmente, parece que entrarán en vigor de forma inmediata.
¿Por qué la DGT quiere reducir la velocidad en ciudad?
Hay dos razones que sustentan esta decisión de Tráfico: la seguridad vial y la contaminación.
En cuanto al primer factor, es bien sabido que la DGT sigue tratando de combatir los excesos de velocidad a fin de reducir la siniestralidad vial. Recientemente anunció mayor vigilancia en este sentido para 2021, con más agentes y drones supervisando las calzadas, y ha advertido en numerosas ocasiones de los riesgos que supone sucumbir al efecto manada y no respetar los límites de velocidad.
Pero si encima circunscribimos ese riesgo a la ciudad, el incremento de mortalidad en siniestros de tráfico experimentado por los usuarios vulnerables (peatones, ciclistas, motoristas) en los últimos años parece razón suficiente para adoptar la medida.
Precisamente, una de las preguntas que nos hemos hecho recientemente es por qué se ha demorado tanto la implantación del límite a 30 o 20 km/h cuando ya el año pasado las urbes supusieron un 30% de todos los fallecimientos en siniestros viales. Concretamente, el año pasado 519 personas perdieron la vida en 2019 en vías urbanas, un 6% más que en 2018.
Además, hay que tener en cuenta que más de la mitad de los fallecidos en accidente de tráfico en zonas urbanas era un peatón: 381 fallecieron en 2019, frente a 386 en 2018. Teniendo en cuenta todos los tipos de vía, 373 peatones fallecieron atropellados en 2019.
Cerca del 80% de mujeres que fallecieron en siniestro vial en ciudad en 2019, iban a pie 🚶♀️🚶♀️.
— Dir. Gral. Tráfico (@DGTes) November 5, 2020
Medidas para la pacificación del tráfico, como reducción del límite de #velocidad en ciudad a 30 km/h, son clave para reducción siniestralidad 🏁.
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Según un estudio de la Organización Mundial de Salud (OMS), que analiza los atropellos producidos en entornos urbanos y su relación con la velocidad, el riesgo de muerte por atropello se reduce hasta cinco veces si el vehículo circula a 30 km/h en comparación a los 50 km/h.
Recordemos que a 50 km/h, recorremos casi 14 m/s (unos tres Volkswagen Golf en lo que dura un estornudo) y en caso de atropello la probabilidad de mortalidad es de un 50%. En atropellos a 30 km/h, esa probabilidad se recorta hasta el 5%.
Por otra parte, facilita la integración de otros vehículos como las bicicletas, donde España lleva retraso respecto a otros países europeos aunque ahora la DGT la reconoce como un medio de transporte clave para desplazarse en ciudad.
"La mayor utilización del coche privado supondría multiplicar los ya abundantes atascos, y las evidentes dificultades de desinfección de los automóviles particulares", explica Tráfico.
En este sentido, el informe 'Efectos de la crisis del COVID-19 sobre la calidad del aire urbano de España', elaborado por Ecologistas en Acción, cifró la reducción de los niveles de contaminación en un 77% en la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) del ámbito Rondes de Barcelona y un 75% en el interior de la M-30 de Madrid a consecuencia de la restricción de circulación que se impuso con el estado de alarma, cuando observamos imágenes irrepetibles con calles desiertas de contaminación.
La DGT quiere potenciar la nueva movilidad urbana surgida a raíz del coronavirus, basada en menos coche y más bicis, motos y patinetes eléctricos, y reducir la velocidad en estas áreas allana el camino a las nuevas formas de transporte que fomentarán tanto la reducción de la siniestralidad como de la contaminación.
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