La DGT ha publicado ya las cifras provisionales de siniestralidad vial a 24 horas y, tal y como avanzamos el lunes, se registra un descenso del 14,5 % en la cifra de fallecidos, que queda en 1.479 personas muertas en el asfalto, siendo 2011 el octavo año de descenso continuado, y que dure.
Son datos que no incluyen la siniestralidad urbana y que se comparan con cifras equivalentes de los periodos anteriores, y cuando por fin se lance el anuario de siniestralidad entonces la comparación se realizará con los datos definitivos de 2010, los que incluyen siniestros en ciudad y se computan a 30 días.
Más allá de un posible triunfalismo algo difícil de entender mientras exista una sola víctima de tráfico, y dejando de lado que la crisis y el descenso en el número de desplazamientos pueden tener mucho que ver con la disminución de las muertes, hay algunos puntos que podemos analizar, como que los conductores jóvenes marcan una cierta tendencia de cambio hacia la seguridad.
Siniestralidad vespertina
La franja de 7 a 14 horas registra un descenso de fallecidos del 17 % sobre los datos equivalentes de 2010. Y por la noche, de 0 a 7 horas, la DGT cuenta que la evolución en esta década ha dejado un descenso del 73 % de las muertes en el asfalto. Es una información positiva que indica una tendencia generalizada a la reducción de la siniestralidad.
¿Dónde está el hecho diferencial? En la siniestralidad de 14 a 20 horas, que ha disminuido pero en menor medida: del orden del 12 % respecto de los datos provisionales correspondientes a 2010 y un 64,5 % en los últimos 10 años. Ahí es donde hay más trabajo por hacer.
No es casualidad. Uno de los puntos preocupantes de la siniestralidad vial lo compone la siniestralidad vial laboral, tanto en los siniestros en misión, los que se registran cuando el suceso tiene lugar durante la jornada laboral, como la siniestralidad in itinere, la que tiene lugar cuando el conductor va de casa al trabajo o del trabajo a casa, sobre todo en este último caso, cuando el cansancio y el estrés siguen haciendo estragos en los conductores.
Los jóvenes se alejan del centro de la diana
Vamos con otro dato positivo, dentro de lo que es hablar de fallecidos por una causa absurda como matarse al volante. Hasta el año pasado, los jóvenes protagonizaban una paradoja estadística: sin ser el grupo de conductores más numeroso, sí que eran los que más morían en el asfalto. La primera causa de mortalidad de los chicos de 15 a 29 años era la siniestralidad vial.
En 2011, los jóvenes dejaron el primer puesto de la siniestralidad estructurada por franjas de edad a las personas de edades comprendidas entre 35 y 44 años, que han constituido el 20 % del total de fallecidos, con 292 víctimas mortales computadas de forma provisional.
Por el contrario, la mortalidad vial de los menores de 14 años se redujo en un 51 % y el grupo de 15 a 24 años lo hizo en un 26 %. Si volvemos a observar tendencias, resulta que en los últimos 10 años los jóvenes de 15 a 24 años han pasado de ser el 21 % de los fallecidos a ser el 13 %, y en la franja de 25 a 34 han pasado del 22 % al 18 %.
Dejando de lado los porcentajes, tenemos que cuanto más jóvenes, mayor es el cambio de hábitos hacia la seguridad. Este era un dato que se ha ido dibujando a lo largo de estos 10 años y que ahora se presenta ya de forma oficial.
Mayor uso del cinturón y abrumadora presencia del casco
Y un último punto positivo para todos. El porcentaje de conductores y pasajeros de turismos fallecidos que no llevaban puesto el cinturón de seguridad ha descendido del 42 % en el año 2000 al 22 % en 2011, cuando de los 824 ocupantes de turismos fallecidos en carretera 183 viajaban sin cinturón.
En cuanto a los que sí lo llevaban puesto estamos en lo de siempre: si aun llevando puesto el cinturón fallecieron, lo más probable es que el siniestro fuera de tal envergadura que con o sin cinturón resultara igualmente mortal. El cinturón salva vidas, pero no obra milagros.
En cuanto al uso del casco, tenemos que el porcentaje de conductores y pasajeros de motocicleta fallecidos que no usaban casco en carretera ha descendido del 10 % en 2000 al 2 % en 2011, cuando de los 235 motoristas fallecidos en carretera 5 no llevaban casco. En el caso de ciclomotores, nos encontramos ante un descenso del 50 % en 2000 al 22% en 2011.
Cabe recordar que el casco es especialmente útil dentro de ciudad, de donde todavía no tenemos datos de siniestralidad relativos a 2011. En carretera, donde la velocidad de circulación es mayor y donde existen elementos como los guardarraíles, la probabilidad de muerte del motorista en caso de caída es mayor a pesar del uso del casco.
En cualquier caso, es muy positivo que se haya normalizado el uso de los sistemas de seguridad pasiva más básicos y que estos no se perciban como elementos extraños a la conducción sino como dispositivos indispensables para la seguridad del conductor y de los demás ocupantes del vehículo.
Conclusiones
La disminución de víctimas mortales es un hecho incontestable, tanto si se miden de forma provisional a 24 horas como si hablamos de datos definitivos a 30 días, unas cifras cuya espera por otra parte se eterniza de manera incomprensible en plena era de Internet.
Lejos de glosar éxitos, algunas de las cifras que ofrece la DGT dan para elaborar un cuidadoso plan de ataque a la siniestralidad vial, que no al conductor. En ese sentido se puede destacar lo siguiente:
- El camino emprendido por muchas empresas para reducir sus siniestros viales marca lo que debería ser una labor de conjunto en la sociedad.
- Los jóvenes están abandonando el estigma de ser “locos al volante” en función del cual las aseguradoras gravan sus pólizas de forma extrema.
- El uso de los sistemas de seguridad pasiva básicos ya se ha normalizado tras un largo periodo de transición de una época en la que su uso era entre anecdótico y voluntario.
Estamos en el buen camino, pero queda mucho por hacer.
En Motorpasión | En 2011 también bajaron las muertes en carretera (avance)