Tristemente, hay conductores que no escarmientan y siguen poniéndose al volante con unas cervezas, vinos o copas de más. Y esto, por desgracia incluye a conductores profesionales. Así, nos topamos con un caso cuanto menos curioso: un automovilista, que dio positivo en un test de alcoholemia, llamó a un taxi para que le llevase a casa tras ser su coche inmovilizado y resulta que el taxista en cuestión también había bebido.
Según recoge La Voz de Galicia, ha ocurrido la semana pasada en la comunidad gallega durante un control rutinario de movilidad y alcoholemia de la Guardia Civil en la carretera AC-305 y a su paso por el término municipal de la localidad de Padrón (La Coruña).
Un vecino de Boiro, municipio coruñés ubicado a unos 25 kilómetros de Padrón, fue sometido por los agentes a un prueba de alcoholemia, arrojando un resultado positivo y dentro de los márgenes establecidos como sanción administrativa.
Así, dado que su vehículo fue inmovilizado por la Guardia Civil, optó por llamar a un taxi para que le acercara a su domicilio. Cuando llegó el taxista, los agentes apreciaron que tenía evidentes síntomas de embriaguez, así que le sometieron también a la prueba de alcoholemia, en la que dio a su vez positivo.
Por desgracia, no son pocas las noticias de conductores irresponsables que nos llegan desde esta región, sirva de ejemplo esta conductora de A Illa de Arousa que por tirar una colilla encendida fue descubierta conduciendo sin seguro, ITV y sin puntos en el carnet o este otro automovilista en Pontevedra que dio positivo en todas las sustancias que detecta en drogotest.
Un segundo taxi los llevó a casa
En concreto, el taxista arrojó un resultado de 0,46 miligramos por litro de aire aspirado, lo que supone triplicar la tasa permitida para los conductores profesionales, siendo de un máximo de 0,15 mg/l. Por su parte, el resultado que arrojó el primer conductor que solicitó los servicios del taxi, no ha sido especificado.
En ambos casos, según la Ley de Tráfico y Seguridad Vial, supone una infracción muy grave. En el del taxista, al ser superior a los 30 mg/l supone una multa de 1.000 euros y la retirada de seis puntos del carnet, además de que podría serle retirada la licencia de taxi.
Respecto al primer conductor, al no especificarse la cantidad arrojada en el alcoholímetro, desconocemos que multa se le ha aplicado: si hubiera dado entre 0,26 y 0,50 mg/l se traduciría en una sanción de 500 euros y la retirada de cuatro puntos del permiso, y si el resultado hubiera estado entre 0,50 y 0,60 mg/l, asimismo, también una multa de 1.000 euros y seis puntos menos.
Sea como fuere, se tuvo que solicitar un segundo taxi para que trasladase a ambos infractores denunciados a su domicilio. Afortunadamente, este nuevo conductor no dio positivo en el test de alcoholemia. Esperamos que ambos automovilistas no repitan el bochorno de este otro conductor, que fue de nuevo ebrio a recoger su coche del depósito.
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