Buenos conductores y malos conductores

El otro día viajaba con tres amigos en coche, conduciendo uno de ellos, a velocides legales y conversando tranquilamente.

En un carril doble de subida adelantamos a otro coche, un compacto con 10 años aproximadamente, al que le costaba un poco subir a 90 o 100 km/h la cuesta.

Al pasar un pueblo, un kilómetro después, el doble carril para nuestro sentido pasaba a ser uno sólo y la cuesta hacia abajo. Para nuestra sopresa, el coche al que habíamos adelantado nos pasaba ahora, teniendo que invadir el carril contrario en bajada y no mucha visibilidad, aunque en línea discontínua.

Me pareció un buen ejemplo para ilustrar una de mis teorías personales sobre conducción:

Un buen conductor va más rápido cuesta arriba que cuesta abajo. Un mal conductor va más rápido cuesta abajo que cuesta arriba.

El motivo principal es sencillo: la distancia de frenado cuesta arriba es mucho menor que cuesta abajo, y en general la dificultad para controlar el coche en una situación de emergencia hace que, para viajar con el mismo nivel de seguridad, la velocidad cuesta abajo tenga que ser menor.

Si cuesta arriba va a una velocidad determinada de forma segura, cuesta abajo a esa misma velocidad (o mayor) no se puede considerar que circule de forma segura. Y si esa velocidad cuesta abajo sí es correcta, entonces significa que cuesta arriba podría ir más rápido.

¿Y si el coche no corre más cuesta arriba? Aunque es el único punto discutible, la “poca potencia” suele ir aparejada a un vehículo viejo, que a su vez probablemente no tendrá la misma capacidad de frenada que uno nuevo. Pero, sin irnos a casos extremos, creo que cualquier coche nuevo por pequeño motor que tenga puede subir sin problemas una cuesta normal a 90km/h sin forzar el motor.

De todas formas, la idea es aplicable a muchos más casos. Otro que me llama la atención son los conductores que circulan a igual velocidad por tramos de poblado que extraurbanos, o por la noche o por el día, con lluvia o sin ella…

En general, para mí estos casos muestran la poca conciencia con la que conduce la gente, la poca atención que prestan a la carretera e incluso cómo piensan que su conducción es segura ya que “van siempre a la misma velocidad”.

Resulta irónico encontrarme un coche que molesta por lento, y más adelante lo molesto yo a él y pienso que va como un auténtico loco. Y para esto no hace falta cambiar la velocidad.

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