Desde hace ya un tiempo, cualquiera tiene la posibilidad de alquilar un box de mecánica para realizar allí las principales operaciones de mantenimiento e incluso reparación de sus vehículos. La primera cadena que se apuntó en nuestro país fue, en 2006, HTMBoxes. Otros servicios similares los ofrecen Car and You, Boxes4, Make it Car o Tu Taller, por ejemplo.
La crisis económica ha hecho que muchos conductores aparquen el mantenimiento de su coche, con los problemas que eso conlleva: desde la muerte prematura del motor por una deficiente lubricación hasta riesgos por la falta de seguridad del vehículo, por ejemplo por no cambiar unos frenos a tiempo.
La existencia de estos talleres de tipo “hazlo tú mismo” pueden representar una solución para quienes necesitan realizar estas pequeñas intervenciones sobre sus vehículos y no cuentan con el más holgado de los presupuestos. De todas formas, también hay quien recela de este tipo de establecimientos.
Punto de vista 1: Mi coche sólo lo toco yo
El principal aliciente de estos talleres pensados para manitas del motor se llama ahorro de dinero. Los promotores de este tipo de servicios hablan de una reducción en la factura de entre el 35 y el 60 %, lo cual no está mal como ahorro en uno de los puntos que más duelen al bolsillo cuando tenemos un coche o más en casa.
La razón del ahorro es doble: los materiales se compran con descuento o incluso no se compran allí, ya que algunas cadenas de talleres permiten que se traiga la pieza de otro establecimiento, es cuestión de preguntar. La otra razón es que pagamos el box por tiempo, en algunas cadenas incluso por segundos, lo que sin duda es un aliciente para espabilarnos con la mano de obra que ponemos de nuestra parte.
El segundo argumento para usar estos bricotalleres es mucho más intangible, y tiene que ver con la satisfacción de saberse autor del trabajo realizado. “Mi coche es mío y me lo arreglo cuando quiero”, como si dijéramos. Para eso, los boxes en que se divide la nave están completamente equipados incluso para realizar trabajos de chapa y pintura. De media, el alquiler de un box cuesta 10 euros la primera media hora, y a partir de dos horas se suelen aplicar descuentos. En pintura, se cobran unos 22 euros.
¿Tienen limitaciones estos boxes? Las operaciones más típicas son las del mantenimiento básico del coche: cambios de aceite, de filtros, de pastillas, de escapes, reparaciones en el sistema eléctrico… Sin embargo, los trabajos sobre la distribución o la transmisión, como un cambio de correas o de forro de embrague, no suelen ser posibles. Es cuestión de preguntarlo antes de presentarnos allí con el coche.
Punto de vista 2: Nadie como un profesional
Contra la eclosión de este tipo de servicios, han surgido voces contrarias a que cada propietario se efectúe sus propias labores de mantenimiento con las facilidades que le da un taller de estas características. En el sector de los talleres de automoción se teme que haya una merma en la calidad de los trabajos realizados por personal no profesional.
Especialmente conflictivos son los aspectos que tocan a la seguridad del vehículo, como pueden ser un cambio de pastillas mal efectuado o un cambio de neumáticos sin el necesario equilibrado. Al prescindir de un profesional para estas operaciones, se elimina también un punto de control de calidad que nos puede salir muy caro.
Por otra parte, los vehículos actuales revisten un grado de complejidad técnica que no tienen nada que ver con los coches de hace tan sólo dos o tres décadas. Hoy, abrir las tapas de un motor equivale en buena parte a desmontar la placa inferior de un ordenador portátil. El que sepa qué están viendo exactamente sus ojos se lleva premio.
Aunque es cierto que una actuación mal realizada sobre el vehículo supone un riesgo, no menos cierto es que otros sectores han sabido moverse a pesar del auge del bricolaje y ni han resultado perjudicados ni la calidad de los trabajos se ha resentido de forma notable. A no ser que uno sea un manazas, claro, y en tal caso debe conocer sus propias limitaciones.
‘Problem’, taller?
Tenemos dos visiones muy contrapuestas, ambas se mueven por intereses y por tanto difícilmente se pondrán de acuerdo. ¿Hay una perspectiva más válida que la otra? Seguramente no. El que quiera ahorrarse un dinerillo está en su derecho de intentarlo, aunque quien vea atacar su negocio esté en su derecho, también, de quejarse.
A un nivel más global, podría decirse eso de que si no gastamos dinero no movemos la economía. De todas formas, hay incluso economistas que dicen que eso pierde sentido cuando el bolsillo aprieta de tal manera que resulta ocioso plantearse la salud económica de los demás, que la caridad bien entendida comienza por los de casa.
Finalmente, cada uno tiene que reconocer sus propias limitaciones, así como evaluar si está dispuesto a realizar la inversión de tiempo y esfuerzo necesarios para llevar a cabo el mantenimiento de su coche en unas instalaciones tan bien preparadas como estas. Quizá años atrás yo lo habría hecho sin dudar, o lo habría intentado al menos. Hoy ya no lo tengo tan claro. ¿Sale a cuenta realmente? Echadme una mano, anda, a ver si me aclaro.
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