Cuando se escribió el libro del Apocalipsis no se habló de aviones, no existían. En 2010 sí, y somos demasiado dependientes de ellos a día de hoy. La erupción de un volcán islandés de nombre impronunciable ha puesto en jaque al sector europeo del transporte, pero eso depende de quienes hablemos.
Coger un avión es muy difícil. Encontrar plaza en un tren, una odisea. Coger un coche de alquiler para hacer miles de kilómetros, un sablazo. Meterse en un autobús durante decenas de horas, una tortura… y pagar a un taxista carreras de más de 1.000 euros se ve como un mal menor.
Cada vez leo más titulares de carreras de precio astronómico, como la del humorista inglés (y ex Monthy Python) John Cleese, 3.800 euros de carrera entre Oslo y Bruselas (unos 1.500 km). Pero estamos pasando de la extravagancia y poder del mesobraeldinero a una realidad tangible.
Mientras los responsables de las aerolíneas se llevan las manos a la cabeza, algunos taxistas se frotan las manos hasta hacer fuego. Desde España, una carrera con destino a Europa cuesta 1,17-1,18 euros/km (depende de la fuente). Al conductor al que le toque una carrera así, le arreglan los números del mes.
El viaje es una paliza para el que conduce, para el pasajero y para su cuenta corriente. Un taxista de Barcelona entrevistado por 20 Minutos opina sobre una carrera de este tipo, y ya ha atendido a una. Dice que el coste no es tan alto si se compara con un billete de avión en primera clase comprado sin antelación.
Dudo mucho que viajar en un SEAT Toledo, Skoda Octavia… e incluso un Mercedes Clase E sea comparable con un viaje en primera clase, donde te dan el periódico, la comida, te sirven bebidas, te dan una almohada… eso sí, el taxista te permite ver la cabina sin el menor de los reparos y el embarque es inmediato.
¿Les sale rentable a los taxistas tanto kilómetro?
Según palabras del mismo taxista, una carrera de esas supone ganar en un día lo que se gana en una semana. También dice que hay que contemplar el gasto del combustible. Veamos un ejemplo, una carrera Madrid-Berlín (sin contar suplementos) supone 2.315 km según Google Maps.
Pensemos en un gasto de gasóleo de 6 l/100 km. Seamos malpensados, y que el combustible va a costar de media 1,20 euros/litro. El taxista debe volver a casa de vacío, en total, son 4.630 km. Pasado a gasóleo, son 278 litros, y a euros, 333,6 unidades monetarias. El importe a cobrar de la carrera es de unos 2.700 euros.
Vaya si compensa. Además, el cliente debe pagar de su bolsillo todos los peajes, el alojamiento y las dietas del taxista. De acuerdo con que el coche y el conductor sufren un desgaste considerable… pero está claro que el negocio es redondo y no hay que tirarse horas esperando otros clientes.
Se optimizan las carreras al 100%, para ser más rentables, el taxista debería renunciar a sus necesidades fisiológicas, nutricionales, extrectoras y de sueño. No es que quiera ningunear semejante esfuerzo, nunca he conducido más de 900 km en una sola jornada y entiendo que debes volver a casa sin ganas de currar.
Las tarifas del Taxi son las que son, y las alternativas también, es totalmente voluntario. Impresiona lo dependientes que nos hemos vuelto de los aviones, son mucho más que un lujo para burgueses que quieren desplazarse rápido. Es que sin ellos nuestras economías no se pueden sostener.
Nunca llueve a gusto de todos… pero alegrémonos también por esos profesionales que están consiguiendo que la crisis sea más llevadera en estos días…