Todas las máquinas necesitan un mantenimiento y los coches no son una excepción. Al margen de las revisiones periódicas que marca el fabricante (que no vale hacerse el sueco y alargarlas un poquito y un poquito más) nosotros mismos podemos y debemos hacer unas simples operaciones para garantizar sobre todo la seguridad y también la fiabilidad de nuestro coche.
No es necesario tener conocimientos de mecánica, ninguno, cero. No nos vamos a meter a mecánicos de acera porque eso está reservado para los profesionales en un local adecuado para ello y para aquellos a los que les encanta mancharse las manos de grasa y no les importa sufrir un poco porque disfrutan metiendo mano a su coche. Si no sientes esa pasión es mejor ni intentarlo porque no suele salir nada bueno.
La mayoría de los que estáis leyendo esto seguro que lo tenéis más que controlado, pero nunca viene mal dar un repaso a los básicos precisamente por eso, porque son básicos y puede que alguno haya caído en el olvido, no le hayamos dado la importancia que se merece o por simple dejadez. Vamos allá con los diferentes puntos.
1- Neumáticos. Puede sonar a tópico, pero es una verdad como un templo que los neumáticos son el único punto de contacto que tenemos con el suelo. Y por eso es más que importante vigilarlos muy de cerca. Es muy normal preguntar a algún conductor cuándo fue la última vez que revisó las presiones y que responda que ya se lo hicieron en la revisión… Maaaaal!!
Mínimo, mínimo hay que revisar presiones (la que marque el fabricante) una vez al mes, aunque yo aconsejo cada 15 dias, y si la presión siempre es la correcta, mejor, pero no por ello debemos dejarlo pasar. Y ya que nos hemos agachado y manchado un poquito las manos, aprovechamos y vemos cómo andan de dibujo y posibles abombamientos o cortes.
Uno a uno y no sólo por fuera, hay que mirar toda la banda de rodadura y es importante fijarse bien en el límite interior de ésta. Es muy común ver neumáticos más o menos bien pero que pisan mal y por el interior están en los alambres. Recordemos que el mínimo legal para circular es de 1,6 milímetros, pero los neumáticos tienen unos indicadores que marcan el mínimo recomendable.
Y ya que estamos con los neumáticos, si eres de los que prefiere rotarlos para cambiar los cuatro a la vez, esta operación también la puedes hacer tú mismo. Es sencilla y hasta sirve de entrenamiento por si pinchas y tu coche es de los que llevan rueda de repuesto. ¡Ah! la rueda de repuesto es la eterna olvidada cuando se trata de revisar las presiones y encima suele llevar algo más de lo normal (si es de emergencia incluso cuatro kilos o más).
2- Niveles. Nuestro vehículo tiene una serie de niveles de diferentes fluidos que debemos revisar de vez en cuando. Lo normal es que haya un máximo y un mínimo (salvo raras excepciones), por lo que poner a nivel significa dejar entre esos dos puntos, ni más ni menos para no perjudicar la mecánica por exceso o por defecto.
¿Y qué niveles hay que mirar? Aceite y líquido refrigerante por la salud de nuestro motor y por nuestra seguridad revisamos el nivel del líquido de frenos y del limpiaparabrisas (mejor líquido específico que agua sola que no limpia o agua con jabón que estropea la pintura). Los coches con dirección asistida hidráulica tienen un nivel de aceite de la dirección y en los que usan urea para reducir emisiones también conviene tenerlo controlado.
3- Escobillas del limpiaparabrisas. No sólo hay que cambiarlas cuando estén deterioradas, si las cuidamos un poco podemos mejorar su función, alargar su vida útil y ahorrar unos buenos euros. El secreto es tan fácil como limpiarlas bien con agua y jabón cada vez que lavamos el coche, hay que frotar y mancha mucho la bayeta, pero luego limpian mucho mejor y duran más.
Si llega el momento de cambiarlas la operación se puede hacer en unos minutos salvo en algunos modelos de escobillas flexibles que exigen tener cierta maña (conozco más de uno que acabo llevando el coche al taller dando la operación por imposible).
4- Luces. Por legalidad pero sobre todo por seguridad, para ver y que nos vean. No se tarda nada en comprobar si funcionan todas las luces del coche. Consejo: conecta varias a la vez para comprobar que no hagan cosas raras al actuar dos o tres al mismo tiempo. Lo más cómodo es hacerlo con ayuda para que alguien pise el freno mientras tú compruebas, pero se puede hacer solo en un garaje o de noche, pones la trasera contra una pared y por el retrovisor se comprueba si las luces funcionan o no al pisar el freno.
¿Que hemos revisado las luces y tenemos alguna fundida? Pues no normal es que podamos cambiar nosotros mismos la bombilla. En la parte trasera suele ser más fácil, en la delantera se complica y es más sucio. Si son bombillas halógenas no toques con los dedos la parte del cristal porque puede provocar que se funda en poco tiempo. Para complicar las cosas hay fabricantes que te obligan hasta a desmontar la batería para cambiar una bombilla, afortunadamente no son muchos.
5- Fugas. Hasta aquí más o menos, pero esto ya lo hace menos gente. Además de revisar con frecuencia la zona donde el coche ha estado aparcado (los que conducen coches clásicos lo hacen por norma), no está de más agacharse y echar un vistazo a los bajos del coche en busca de posibles fugas. Si además revisas los guardapolvos de las transmisiones en busca de posibles agujeritos por los que se escape la grasa, mejor que mejor.
6- Amortiguación. ¿Quién revisa los amortiguadores? Pocos, muy pocos. Nadie mejor que tú para conocer cómo funciona tu coche, pero el deterioro progresivo de la amortiguación hace que pase desapercibido hasta que está en bastante mal estado (si el conductor no es muy exigente). Con el coche parado y frenado en una zona llana hundimos dos o tres veces la suspensión de cada una de las ruedas para ver si rebota o si se frena el movimiento.
Si se frena a la primera, perfecto, si hay más movimiento la cosa se pone fea y hay que pasar por taller para que lo revisen. Esto es un poco a ojo, pero si lo hacemos con frecuencia nos da una idea de su estado. Revisar que no haya fugas ni costras de suciedad apegotonada en los amortiguadores es otro punto importante a tener en cuenta.
7- Ventilación. Mantener las rejillas del capó limpias tanto por fuera como por dentro y los posibles zonas donde se acumule suciedad (hojas de árboles, etc.) ayudará al correcto funcionamiento de la ventilación. Las hojas no sólo dan olor al descomponerse, también pueden llegar a pudrir la chapa y taponar los conductos de ventilación haciendo que ésta no funcione o incluso se estropee el motor. Además esas hojas suelen estar húmedas y restan eficacia al desempañado.
8- Limpieza cristales. No es broma, unos cristales limpios son más seguros porque se empañan mucho menos y el agua de la lluvia no se acumula en ellos, desliza. Podemos incluso sellar el parabrisas como vimos en la serie de reportajes de iniciación al detailing, pero sin llegar a eso sólo con tener un cristal limpio por fuera y por dentro mejoraremos nuestra seguridad.
9- Acudir al taller ante cualquier anomalía. Puede parecer una tontería, pero mucha gente espera a que la cosa vaya a mayores antes de pasar por el taller y eso, por norma general, significa gastarse mucho más dinero en pagar una avería que podríamos haber evitado o corregido si el mecánico hubiese visto el coche en el momento de detectarse el problema.
Es muy típico el caso de tener una pequeña fuga de líquido refrigerante y dedicarse a ir rellenando un día, otro día, otro día… hasta que un día hacemos más kilómetros de lo normal y circulamos con el nivel bajo o se rompe del todo el manguito que fugaba. Entonces la aguja de la temperatura sube al rojo y decimos adiós a la junta, a la culata o hasta al motor entero. Todo por una avería que podría haberse solucionado cambiando un manguito de cinco euros.
Como puedes ver son una serie de puntos a revisar sencillos, que requieren sólo unos minutos y para los que no se necesitan conocimientos de mecánica. Hay más puntos a revisar, pero la cosa se complica y ya lo decía al principio, si te gusta la mecánica no es que puedas hacerlo, es que lo haces y lo disfrutas. Pero si no te gusta puede ser peor el remedio que la enfermedad.