Tener un Bugatti en el garaje no sólo implica pagar millones de euros por él: también hay que darle de beber y, sobre todo, mantenerlo. Cualquier pequeño arreglo ya supone desembolsar miles de euros, pero ¿se pasan de precio los servicios oficiales de las marcas?
Por la anécdota que cuenta el dueño de un concesionario de lujo británico apunta a que así es: Bugatti le quería cobrar más de 10.000 euros por arreglarle un mísero botón de su Veyron. Pero optó por llevarlo a un taller independiente y la factura fue muchísimo más baja. Tanto, como para ni cobrarle.
Un recambio de la Volkswagen Transporter que cuesta un euro
Carl Hartley, es hijo de Tom Hartley uno de los mayores compraventa de Reino Unido. Regentan Tom Hartley Cars, un concesionario especializado en coches de lujo, con muchas joyas sobre ruedas incluyendo las que hasta cuestan como cuatro casas.
Le ha entrevistado hace poco Rob Moore, uno de los creadores de contenido británicos más conocidos y que suele llevar a sus charlas a emprendedores, millonarios o famosos polémicos. En esta entrevista cuenta los pormenores y riesgos de ser un compraventa de coches de altos vuelos, y pone de ejemplo lo que le pasó a él con su Bugatti Veyron y el mando de sus espejos. Lo resume este short en YouTube:
Tom Hartley tuvo durante cuatro años un Bugatti Veyron. Sabía que iba a ser un coche caro de tener el garaje: al año, en mantenimientos, seguramente invertía miles de euros. Y así fue. Dada la alta cuna del Veyron, ni se planteaba no llevarlo al servicio oficial de Bugatti.
Pero un buen día se le estropeó el mando que ajusta los retrovisores y, mientras le hacían uno de esos mantenimientos a su superdeportivo, solicitó presupuesto a la marca para arreglarlo. Se imaginaba que podría superar las 1.000 libras, pero su sorpresa fue mayúscula cuando Bugatti le trasladó la cifra: 9.500 libras esterlinas sin incluir el IVA. Al cambio actual son unos 11.000 euros.
Hartley preguntó qué justificaba semejante precio por un botón. Le comentaron que porque para arreglarlo tenían que cambiar también el motor que mueve el espejo y prácticamente la puerta entera. Pero lo único que no funcionaba correctamente era el mando en sí.
Sintiéndose estafado, Hartley decidió pasar de Bugatti y llevárselo a un taller con el que suele trabajar, especializado en recambios. No uno cualquiera, pues asegura suministra piezas de fibra de carbono para los monoplazas de Fórmula 1.
Le dejó el Veyron un par de días y, al volver, ya estaba solucionado sin que le pasaran presupuesto alguno. Y es que la reparación fue tremendamente económica y no hubo más que cambiar el botón.
La pieza en sí, y eso que venía en un paquete de cinco unidades pues no se podía comprar por separado, le costó 89 peniques (unos 1,16 euros al cambio actual), siendo al parecer idéntico al del un Volkswagen Transporter. No hay que olvidar Bugatti pertenece a Volkswagen Group y los coches de todas sus marcas comparten no pocos componentes.
Tampoco le llevó mucho tiempo de mano de obra: unos escuetos 25 minutos. En definitiva, el trabajo fue tan sencillo y barato que en vez de cobrarle le dijo: "Me debes una cerveza". Cierto que tratándose de un socio con el trabaja, aquello fue seguramente un gesto comercial. Sea como fuere, desde entonces, Hartley no llevó nunca más su Bugatti Veyron al servicio oficial.
Basándonos en el testimonio de otro propietario de un Bugatti, en su caso un Chiron, los precios por tener al día a su hiperdeportivo de 1.500 CV son mareantes. Sólo en mantenimientos, desembolsó una media de 11.000 euros al año. Pero también desveló los desorbitantes precios de sus recambios.
Por ejemplo perder la llave de este modelo sale carísimo: que te hagan una nueva ronda los 13.000 euros. Por ese precio te puedes comprar un Dacia Sandero. Pero no es lo único: sustituir sus luces traseras se pone en casi 50.000 euros y cada una de sus ruedas ronda los 9.000 euros. Por no hablar de tener que sustituir un motor, que cuesta más que cuatro Lamborghini Urus.
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