Perdonad la patada al diccionario, pero no hay un buen término en castellano equivalente. Me refiero a los locos de los derrapes árabes, más conocidos en su tierra original como Hajwalah (هجوله) o también Tafheet (تفحيط, o derrape). En una ocasión anterior os contamos los entresijos de esta peligrosa “disciplina”.
Uno de estos conductores, apodado Mutannish, se llevó por delante a dos espectadores en una exhibición. Es lo que pasa cuando se juega a hacer derrapes extremos en una carretera pública sin ningún tipo de medidas de seguridad. Se dio a la fuga, posteriormente fue capturado, y el juez ha dictado la pena máxima.
No nos referimos a unas vacaciones pagadas en la cárcel como Farruquito, hablamos de algo más serio: pena de muerte por decapitación con espada. No solo había matado a dos personas, había otra en su historial y se ha decidido dar un castigo ejemplarizante ante un problema que las autoridades no consiguen controlar.
NOTA: Aviso que el vídeo puede herir vuestra sensibilidad, todo está grabado.
Mutannish quedó con sus fans a través de su página Web, a los que ofreció hasta aperitivos. Alquiló un Honda Accord en Riad e hizo de las suyas. Salió mal y golpeó a un chico que a su vez, golpeó a otro, y murieron en el acto. Como podemos ver en las imágenes, por muy poco lo pillan.
Nuestro protagonista, un desempleado de más de 30 años, es uno de otros tantos temerarios que participan en esta peligrosa práctica de provocar derrapes extremos y violentos giros en las autopistas de algunos países árabes donde hay gente que se aburre demasiado. No es raro que haya víctimas entre el público o de los “contrapesos”.
Me refiero a gente que está peor aún de la cabeza, que acompaña a estos pilotos por la gracia de Alá, para equilibrar el coche, y que van sin cinturón de seguridad. Circula más de un vídeo de gente saliendo despedida por la ventana y que, a veces, pues se le acaba la suerte.
Una sentencia durísima
No sabemos si es la primera condena tan dura que hay sobre el drifting árabe, pero hay un antecedente interesante. Faisal Al-Otaibi —alias Abu Kab— tuvo un accidente en 2005 y provocó la muerte de tres de sus pasajeros, que eran menores de edad, mientras participaba en una de estas exhibiciones locas. Primero le condenaron a muerte en 2007, pero en 2009 logró una rebaja de condena.
Fueron más condescendientes con él, solo recibió 3.000 latigazos (1.000 por víctima), una condena a 20 años de cárcel y la prohibición perpetua de conducir un coche, y eso fue en 2009. El crimen del que se acusa a estos conductores es similar a la figura del homicidio con imprudencia, pero el castigo es muchísimo más suave en el mundo digamos civilizado.
Dudo que esta durísima sentencia a muerte sirva para reducir el problema, pero probablemente influenciará en las ganas de repetir esta clase de fantasmadas por otros. No es una actividad proscrita, tienen seudónimos, publican sus vídeos en Internet y no se molestan en tapar las matrículas de los coches de alquiler. Parece que piden a gritos que los pillen.
Vía | Autoblog
Fuente | Saudi Gazette (en inglés)
Vídeo | Youtube
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