Afirmar que lo único que nos separa a prácticamente todos los que pasamos por aquí de convertirnos en una especie de enfermos de Diógenes mecánicos es que no tenemos el dinero suficiente. Nuestro garaje de ensueño sería un garaje infinito en el que poder meter una cantidad ingente de coches bajo criterios muy diferentes.
Unos coches nos gustan por sus prestaciones, otros por su estética, otros por ser históricos y otros, simplemente, por ser raros. Este último caso es posiblemente al que pertenece el coche del que vamos a hablar a continuación: Un Jaguar XJ-S.
Un coche tan raro como rápido
Hablar del Jaguar XJ-S es hablar de un coche muy, muy atractivo. Cuando salió al mercado en 1975 se convirtió en uno de esos deportivos británicos lujosos con una estética impactante que te enamoraban sólo con su presencia. Sus formas alargadas, duras pero con estilo brit y muy estilizado hacían de él un coche admirable.
Por si fuera poco, el sucesor del mítico Jaguar E-Type se le montó un motor de 12 cilindros en uve de 5.3 litros de cilindrada. Su sonido era embriagador pero nació bajo la sombra de la crisis del petróleo, lo que condicionó su éxito de manera notable.
Pese a esto, Jaguar estaba buscando conseguir una mayor penetración en el mercado de Estados Unidos al mismo tiempo que el campeonato Trans-Am para coches derivados de la serie creía en popularidad. La firma británica no se lo pensó demasiado al apoyar la aventura.
Jaguar suministró el Jaguar XJ-S a Bob Tullius, un competidor privado que en 1977 consiguió hacerse con el título del Trans-Am a bordo de un Porsche 911. Aquel coche cuya carrocería afirman desde Inglaterra que fue sumergida en ácido para hacerla tan ligera como fuera posible fue construido por Tullius en su taller (Group 44).
La suspensión se mantuvo fiel al esquema original de acuerdo al reglamento Trans-Am de la época, pero fue ligeramente modificada para poder albergar las enormes ruedas con llantas ventiladas. El motor por su parte recibió unas nuevas culatas y, junto a otros cambios, subió su potencia hasta unos generosos los 580 CV. El sonido que emana por sus escapes en posición lateral es sublime:
Tullius consiguió hacerse con la victoria nada más empezar la temporada 1978 del Trans-Am, encadenando siete triunfos consecutivos y asegurándose el título de pilotos en la octava ronda. Dos carreras después dio a Jaguar el título de constructores.
Para aquel campeonato se produjeron sólo dos unidades. La que hoy nos ocupa es la que tiene número de chasis 001 y está completamente restaurada desde hace algunos años, y se ha puesto a la venta por un precio de, respira, 270.000 euros.