La huelga del Taxi está lejos de solucionarse, aunque no deberíamos llamarlo huelga sino cierre patronal, que no es lo mismo. Las movilizaciones del sector están inundando España y paralizando el movimiento normal del tráfico y de los viajeros en las grandes ciudades como Madrid o Barcelona.
Estas manifestaciones han tenido momentos de tensión en los que algunos participantes se han excedido. Hoy sabemos que en lo que llevamos de semana se ha detenido a tres taxistas madrileños y hay abiertas múltiples investigaciones más a causa de 60 denuncias interpuestas contra el colectivo.
Un escenario difícil con una solución muy complicada
El pasado 30 de julio uno de los taxistas que participaron encabezando la marcha lenta en Bilbao fue multado por la Ertzaintza por circular a 15 km/h por debajo de la velocidad mínima permitida, por conducción temeraria, con una sanción de 500 euros y 6 puntos de retirada en el carnet.
Lejos de quedar en simples (y legítimas) manifestaciones pacíficas, algunos taxistas han ido más allá de lo razonable, llegando a atacar a algunos vehículos de VTC cuyos conductores han acabado por interponer denuncias en dependencias policiales alegando daños materiales, agresiones, coacción y desórdenes públicos en general.
A raíz de estas denuncias, el saldo por ahora es de tres taxistas detenidos: dos de ellos por dañar un vehículo de alquiler con conductor (VTC) y otro más por un delito contra la seguridad vial. Según fuentes policiales y de la Delegación del Gobierno de Madrid las más de 60 investigaciones permanecen abiertas por lo que no se descartan más detenciones.
En medio de este escenario, Unauto (la asociación que engloba buena parte de las VTC españolas) ha pedido incluso la intervención del Defensor del Pueblo alegando que ante las "presiones y amenazas" de ciertos sectores del Taxi las VTC no pueden operar con normalidad. El pasado día 28 de julio un grupo de 20 taxistas volcó un VTC en el aeropuerto del Prat; 20 personas fueron identificadas por los Mossos d’Esquadra como presuntos autores.
Unauto también ha afeado la inacción del Gobierno ante la incapacidad de las autoridades por disolver los colapsos provocados por los taxis acampados en el Paseo de la Castellana de Madrid o en la Gran Vía de Barcelona.
Hoy Cabify, una de las compañías que junto a Uber están en el centro de la polémica (aunque en realidad el conflicto es del Taxi contra todas las VTC), ha emitido un comunicado en el que aboga por un escenario de diálogo. Tampoco han dejado pasar la oportunidad para jugar con el ratio 1 VTC por cada 30 taxis con el de 1 servicio para 3.000.000 de usuarios que utilizan su plataforma.
Y es que pese a las reclamaciones del Taxi, lo cierto es que sus movilizaciones y sobre todo sus formas a raíz de la viralización del ataque a una VTC con una familia francesa en su interior o el disparo a otro vehículo en Barcelona no hacen más que poner a sus clientes en su contra, disparando las descargas de las apps de Uber y Cabify.
Por su parte, Elite Taxi, una de las principales organizadoras de esta huelga, insta a seguir con el paro porque las proposiciones del Gobierno aún no les convencen. Por el momento será hoy a la conclusión de la reunión de la Conferencia Nacional del Transporte cuando decidan en asamblea qué van a hacer con las movilizaciones que hasta ahora están llevando a cabo y que poco a poco están afectando a toda España.
Ante unas posturas tan enfrentadas es difícil dirimir una solución; ninguna de las partes parece capaz de establecer medidas satisfactorias. El Ministerio de Fomento opta por transferir las competencias sobre VTC a las comunidades autónomas, los taxistas no parece que vayan a cesar en sus reclamaciones hasta que se les conceda todo lo que piden y, mientras tanto, las VTC parecen atadas de pies y manos forzadas a no trabajar o ser susceptibles de ataques.